«Mirones no está en venta o molinos aquí no», ese fue este miércoles el mensaje de recibimiento de los vecinos a los representantes de esta empresa y a su proyecto para instalar 13 molinos desde el Asón hasta tierras merachas. Casi todos los concejales de la Corporación respaldaron la opinión de los vecinos ya que sólo uno de ellos votó en contra y fue el concejal socialista, Domingo Ruiz-Canales. El resto de formaciones (PRC, PP y Agrupación Independiente de Merachos) votaron lo que dijo el pueblo el pasado 28 de agosto en la consulta no vinculante: que no querían los molinos.
El teniente de alcalde de Miera, José Miguel Crespo (PRC), fue quien defendió las alegaciones. Un exhaustivo y largo documento que contemplaba razones de índole ambiental, paisajística y también económica o de salud para los merachos, además de pedir que el Estado paralice este proyecto. El edil fue muy crítico con «la falta de rigurosidad del estudio» en muchos aspectos y dijo que «la ocultación de información de la empresa» sobre el parque quedaba «patente» en muchos aspectos del mismo.
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«El proyecto pone en peligro nuestra forma de vida y contribuye a la despoblación», culminó, esgrimiendo también como razón principal de la negativa el hecho de que Miera había dicho ya «un rotundo no» social en la consulta realizada el pasado 28 de febrero, calculando que «el 61%» de la población se había manifestado en contra y destacando la «alta participación» en la consulta en un municipio de apenas 400 habitantes.
El regidor, Tarsicio Gómez (PRC), fue el encargado de moderar el debate y dejó claro al comenzar que se había accedido a la presencia de la empresa pero que la misma «hablaría tras la votación». Al final no fue así del todo porque el público estableció un debate con las dos personas que vinieron de Green Capital Power y defendieron las bondades del proyecto. Según explicaron los promotores, la firma sólo hace proyectos de «generación renovable y se hace siempre con gente de Cantabria», uno de los representantes criticó las, a su juicio, «incongruentes» afirmaciones de las alegaciones merachas y añadió que promueven 17 proyectos «muy bien estudiados» a nivel de impactos de todo tipo porque, los mismos, requieren de la presentación de «avales» y no apoyarían algo que sea «técnicamente inejecutable». «A nadie le interesa hacer un parque que sea un matadero», dijo en referencia a las afecciones a las aves y fauna que se expusieron en el pleno. «Queremos hacer las cosas bien», insistió.
Pero su mensaje no caló salvo en el caso del edil socialista que le interrogó por las cantidades económicas que, en materia de compensación por impactos, se llevaría Miera. Una pregunta que le costó el reproche del público presente. Tras ello, defendió su voto en contra de las alegaciones del equipo de gobierno afirmando que él personalmente estaba «a favor de las energías renovables».
Tras las votaciones, el público rompió a aplaudir la decisión de sus corporativos, mientras que los dos representantes de la promoción del parque salieron del salón y fueron despedidos a gritos de «molinos no» por los muchos vecinos que estaban fuera esperando y asomados a las ventanas de las antiguas escuelas de Miera para poder seguir la sesión sin saltarse las normas anticovid.
Los vecinos de Miera fueron los primeros en mostrar su rechazo a la instalación del parque eólico Garma Blanca que la empresa Green Capital Power pretende instalar en sus montañas. Lo hicieron primero con asambleas ciudadanas celebradas en Miera y Mirones y, después, con la consulta pública.
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