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Imagen de la Torca de Aloños. Foto: José Martínez | Vídeo: Agrupación Espeleológica GET.

Villacarriedo adquiere una cavidad subterránea para convertirla en recurso turístico

El Pleno acaba de inventariar como «bien público» la Torca de San Fructuoso, una enorme cueva de 36 metros de profundidad

ELENA TRESGALLO

Aloños

Domingo, 23 de febrero 2020, 15:44

El Pleno de Villacarriedo ha aprobado esta semana la inclusión en el inventario de bienes municipales de la Torca de San Fructuoso en el pueblo de Aloños. Se trata de una cavidad subterránea, con más de 36 metros de profundidad, que pretende ser recuperada para uso turístico. La sima se encuentra en mitad del pueblo junto a la iglesia y la bolera. La Agrupación Espeleológica GET de Madrid, previo encargo del Consistorio carredano, ha sido quien ha bajado a la enorme cavidad y ha realizado un estudio para su puesta en valor.

36metros de profundidad tiene la Torca de San Fructuoso, 25 en vertical, según el estudio.

El proyecto, realizado y publicado en la revista especializada digital 'Gota a Gota' que edita el Grupo de Espeleología de Villacarrillo, recomienda «la limpieza» de la cavidad, ya que ha servido, durante años, como sumidero de basura. Asimismo, se propone su restauración ambiental respetando su frondosa vegetación. Tras esto, se apunta a otra serie de actuaciones para darle la proyección turística que quiere Villacarriedo como podría ser «anclar un balcón» en una de las paredes que permita asomarse al abismo vertical de la torca o incluso -esa es otra de las ideas que se plantean desde el equipo explorador de la popular sima- «construir un puente tibetano que cruzara la vertical buscando el paso más idóneo desde un punto de vista paisajístico», resumen.

La Agrupación Espeleológica GET, que también ha participado en los últimos proyectos de la Cueva del Soplao en Valdáliga, no sólo aplaude la iniciativa de Villacarriedo, sino que concluye que la Torca «será un excelente reclamo turístico» para el municipio, «ya que visualmente ofrece un atractivo cautivador». «Cuando uno penetra en su interior puede llegar a creer que se encuentra en cualquier rincón de Sudamérica, rodeado de exuberante vegetación y en medio de un lugar remoto». describen. A la proyección del lugar le ayuda también su «excelente ubicación» dentro del casco urbano y junto a la ruta PR-S 53, que atraviesa el conocido hayedo de Aloños.

9.000euros ha costado al Ayuntamiento la adquisición de la finca de siete carros de tierra.

La recuperación para uso turístico de este espacio en el centro del pueblo ha sorprendido gratamente a los vecinos de Aloños, ya que siempre han conocido el lugar, pero pocos o ninguno se han adentrado en sus entrañas. De hecho, aunque no se conocen accidentes, sí ha ocurrido a veces que se haya «despeñado» algún animal.

Tras los matorrales se esconde la Torca de Aloños que ha adquirido el Ayuntamiento. Sane

El misterio de la cueva

La finca adquirida tiene «siete carros de tierra», relata Félix Pérez, uno de los vecinos del pueblo que es, junto a sus hermanos, antiguo propietario del ahora terreno municipal que, en origen, perteneció a sus padres, Manuel Pérez Laso y Concepción Pérez Revuelta. Junto a Cándida, otra de las vecinas que habitan cerca de la sima, explica que de la cueva «saben poco», sólo que «lleva siglos ahí» y que «nunca ha estado cerrada». Relatan que los espeleólogos «han bajado varias veces» a verla y que saben que el Ayuntamiento quiere hacer allí «algo».

Sonriente, Félix recuerda la broma que le contaron y que un año hicieron los vecinos de Santibáñez (el pueblo de más abajo). Éstos colocaron unas «bolas» en una fuente e hicieron creer al resto de vecinos que habían llegado de la bolera de Aloños (construida junto a la torca), ya que más de una vez «se han colado» por la boca de la cavidad, dada la proximidad del campo de juego.

Una anécdota que da idea de los mitos e historias que han acompañado a la cavidad desde siempre, al no ser accesible para los vecinos. Un misterio que, en breve, dejará de serlo si se fragua el proyecto municipal. De la Torca se sabe que tiene el sobrenombre de San Fructuoso, un monje eremita y obispo godo del siglo VII, al que se le atribuyen numerosos milagros. Quizás la proximidad de la cueva (refugio recurrente de los monjes ermitaños) fue la clave para erigir el templo del siglo XVII, ubicado a un costado de la finca y dedicarlo al mismo santo, ya que la creencia popular es que pasó por allí y habitó la cavidad.

La finca registrada a nombre del Ayuntamiento ha supuesto una inversión, por su adquisición, de 9.000 euros. Tras su registro, el Consistorio tiene vía libre para poder transformar la cavidad en un recurso turístico de primer orden. En ello están, ya que el alcalde de Villacarriedo, Ángel Sainz, ya ha solicitado ayuda a la Consejería de Turismo, en una reciente visita a Santander.

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