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Al alcalde de Villafufre, José Luis Cobo (PP), no se le va a olvidar la Fiesta del Sobao Pasiego y la Quesada de este año, que se celebró a finales de marzo. No se le va a olvidar, porque por aquellos días unos vándalos ... redujeron a escombros la antigua oficina de Correos, en Vega de Villafufre, en la que se acababa de instalar un cajero rural, para llevarse la máquina y acabar dejándola tirada en el monte. Ese día, el alcalde se cogió «un buen disgusto» y todavía le dura un poco, «porque llevaba cuatro años para conseguir ese cajero», que solo duró dos meses. Así que desde entonces, el regidor y sus vecinos tienen que ir a realizar estas gestiones a los pueblos colindantes y su gozo, en un pozo. Aunque no por mucho tiempo. La buena noticia es que la Consejería de Presidencia «está a punto de licitar el proyecto para construir una nueva oficina e instalar, con la colaboración del Banco Santander, otro cajero». Esta vez, eso sí, «de hormigón», para que los vándalos no lo echen abajo con una pala, como sucedió hace seis meses. «Será una especie de búnker con un miniporche y una pequeña mampara», que se levantará en el mismo sitio que la anterior «caseta», pero con una estructura «más consistente». Todo, con tal de disuadir a futuros ladrones de llevar a cabo una tropelía similar.
Aunque el daño ya está hecho y la 'bromita' le va a costar «a la Consejería de Presidencia, encargada de financiar el proyecto de reconstrucción, 16.500 euros (más IVA)», explicó ayer el regidor. José Luis Cobo está «muy, muy agradecido» a la consejera de Presidencia, Isabel Urrutia. «El mismo día que tiraron la caseta, me llamó y me dijo, José Luis, no te preocupes, que lo vamos a volver a levantar y eso a mí -dice el alcalde- me llegó, porque nosotros no tenemos medios para hacerlo y oye, Urrutia un diez ahí».
Y es que un cajero que en los entornos urbanos puede parecer más prescindible, en un pueblo como Villafufre, afectado por el problema de la despoblación, este servicio incide de forma determinante en la vida de la gente. Hasta que se instaló el cajero -y desde que lo hicieron añicos también-, los vecinos «iban hasta Villacarriedo, Sarón o Selaya para hacer sus gestiones». Durante el tiempo que permaneció activo el dispensador de dinero en la antigua oficina de Correos, «en una zona de paso en la carretera autonómica, la gente estaba encantada, porque se ahorraban tener que trasladarse a otros lugares». El regidor se sentía orgulloso de haber logrado la consecución de un proyecto «en el que estuve trabajando varios años». Pero le duró poco la luna de miel al de Villafufre.
«Al principio -relata-, cuando me dijeron lo que había sucedido, no me lo creía». Y es que la historia es un poco rocambolesca. Lo primero, porque, según se supo después, los autores robaron el tractor-pala a un vecino ganadero para dirigirse a la oficina del cajero, destruirla y llevarse consigo la máquina -con la intención de vaciarla, se entiende-. El ruido despertó a los vecinos en medio de la noche y se ve que de forma improvisada, los cacos huyeron hasta una cabaña propiedad del Obispado, en cuyas inmediaciones apareció la caja al día siguiente. Tirada y sin abrir. Por el camino, los pseudocacos fueron dejando las huellas de las ruedas del tractor que habían robado para sustraer un cajero de más de una tonelada de peso que además, suele contener geolocalizadores. El tractor, para más inri, lo abandonaron en Monte Caballar, cerca de San Martín de Villafufre. Desde allí le llamaron al propietario al día siguiente para preguntarle que si el tractor con pala podía ser suyo. Y sí, lo era. «Total -acuña el alcalde- que yo pensaba que era una broma», pero no. En su municipio llevan seis meses sin cajero y aún les quedan unos pocos más, pero ya hay un horizonte a la vista.
«Estoy cien por cien seguro de que para antes de que finalice el año ya tendremos la nueva oficina construida». De hecho, el equipo de gobierno popular acaba de aprobar en un pleno ordinario «la autorización para que el Ejecutivo realice las obras». «Vamos a volver a instalar el servicio porque es muy importante para nuestros vecinos», recalcó el regidor.
El robo del cajero ha sido el último de la serie de sucesos que han situado a este apacible municipio en el centro de la diana mediática este año. Después de lidiar con un problema de okupación que el regidor cree «ya está solucionado» y de sufrir, como otros pueblos de alrededor, la quema de contenedores, ahora Villafufre se enfrenta al robo de cobre. «Los vándalos roban el cable, luego lo queman en el monte y se llevan el cobre». Ha sucedido «hasta en tres o cuatro ocasiones últimamente». Cobo ha puesto los hechos en conocimiento de la Delegación del Gobierno «para que se incremente la vigilancia, porque esto no se puede permitir». Una mala racha la de este Ayuntamiento.
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