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Mariña Álvarez
Viernes, 26 de febrero 2016, 17:57
Muros con pintadas, barandillas tiradas por el suelo, estacas que no sujetan nada, tablones sueltos y terrenos que parecen un campo de batalla al lado del mar. Es lo que queda ahora de aquella senda costera entre el Faro del Cabo Mayor y la Virgen del Mar, un proyecto que levantó tanta indignación ciudadana que acabó por quedar a medias. Iba a costar casi un millón de euros (la obra se adjudicó a Dragados S. A. en 978.608 euros), y al final, tal y como quedó hubo que desembolsar 591.979 por los trabajos que dio tiempo a hacer, y todavía queda por pagar 43.050 euros por romper el contrato de forma anticipada (eso, si la empresa no recurre esta cantidad). Un dinero, como las estacas, tirado, que supone el 65% del presupuesto inicial.
Se ignora si algo de lo que queda plantado al borde de los acantilados de Cueto se aprovechará en el futuro proyecto para esta zona. El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente anunció que "en breve" estará en disposición de presentar un avance de lo que se hará en la zona a las asociaciones de vecinos y colectivos promotores de que lo que se pretendía hacer allí se paralizara.
Estos montantes los dio a conocer el Ministerio en un documento enviado a la Asamblea en Defensa de la Senda Costera como respuesta a sus preguntas. Este colectivo quería saber cuánto dinero público se había invertido en una obra que levantó tanta polvareda, que luego se echó abajo y que ni siquiera acabó de retirarse (de haberlo hecho, el presupuesto se hubiera encarecido con creces).
Todo está parado desde octubre de 2014
La larga y tortuosa historia de la senda costera aún no ha escrito su último capítulo. Todo comenzó en los albores del nuevo milenio, cuando en Santander se empezaba a soñar con una ruta peatonal entre dos de los enclaves con la belleza más asombrosa de la capital cántabra. En febrero de 2014 empezaron las obras, y los que anhelaban la senda acabaron por echarse las manos a la cabeza. Vallas en primera línea, barreras visuales, rocas milenarias taladradas, rellenos... Comenzaba entonces una movilización extraordinaria para reclamar que no se continuase con semejante construcción. Y en octubre de ese mismo año todo se paró. Se empezó después a reivindicar una modificación del proyecto, por otra fórmula menos agresiva con el entorno. Y entre tanto, actos vandálicos y destrozos contribuyeron al aumentar el deterioro de la zona.
Es entonces cuando los vecinos y colectivos ecologistas empiezan a ser escuchados en el Ayuntamiento para proponer alternativas al Estado. El Defensor del Pueblo entra en escena. Se convocan marchas por el tortuoso camino entablado. En mayo de 2015, al fin, Costas empieza a retirar parte de la valla, y un buen día se dejó de hacerlo. Y la zona empeora cada vez más, con puntos convertidos en escombreras. Y así se llega hasta hoy. Dos años después de que se paralizara la obra, se sigue esperando una solución que respete las normas mediambientales de Cantabria y la reversión de los daños causados.
A pleno
El alcalde, Íñigo de la Serna, ha anunciado este mismo viernes que el Ministerio de Medio Ambiente acababa de presentar la liquidación del contrato con Dragados (la de los 43.050 euros) y que lo que falta ahora es que dicho departamento presente el nuevo proyecto que, según ha trasladado el Ministerio al Ayuntamiento, una vez diseñado se someterá a la Comisión Mixta, en la que están representados distintos colectivos y asociaciones, así como el propio Consistorio, para su estudio. Ha dicho que desde el Consistorio se trasladó la "importancia" de que se agilicen esos trabajos y la ministra, Isabel García Tejerina, se comprometió a ello. "Han cumplido", ha dicho.
El asunto también fue abordado en el pleno municipal del jueves. PSOE, Ganemos e IU presentaron una moción conjunta para instar a la Demarcación de Costas a que inicie de forma inmediata las obras de limpieza, retirada de material defectuoso de la obra, recuperación del entorno, vigilancia y control y limitación de accesos a vehículos a motor en la zona de la senda peatonal entre el faro de Cabo Mayor y la Virgen del Mar.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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