Costas utilizó un informe de 1991 para evaluar el impacto de los diques de La Magdalena

El director general de Medio Natural, Antonio Lucio, y el jefe del Servicio de Conservación de la Naturaleza General, Ángel Serdio, firmaron el lunes un informe demoledor sobre la declaración de impacto ambiental que avala la construcción de dos diques en las zonas del Balneario de La Magdalena y Los Peligros para paliar la pérdida de arena y los efectos de los temporales.

Los dos técnicos se quejan de que Costas no realizó ninguno de los estudios aconsejados por su departamento para garantizar que los diques no causen estragos en el litoral más próximo. Pero además sonrojan al Ministerio de Medio Ambiente, autor del informe positivo e impacto ambiental, al revelar que se basó en un trabajo realizado hace 25 años por la Universidad de Cantabria (Diseño de la canal de navegación del puerto de Santander) para un caso «sin relación directa» con los espigones en cuestión.

Por todo ello, los técnicos regionales aconsejaron al Gobierno recurrir el proyecto de construcción de los diques de La Magdalena, una recomendación que ha seguido a pies juntillas el Ejecutivo.

Tal es así que este mismo jueves el Consejo de Gobierno encomendó a sus servicios jurídicos iniciar las acciones legales para impugnar el proyecto sobre la base de que el informe de impacto ambiental no incluye un estudio específico de las posibles afecciones que puede tener el proyecto en las dunas del Puntal y estuario del Miera, situados a menos de un kilómetro de distancia. Ambos espacios están declarados Lugar de Interés Comunitario (LIC) y forman parte de la Red Natura 2000. El estudio medioambiental tampoco analiza ni contempla el conjunto de hábitats y especies de interés comunitario existentes en el resto de la bahía santanderina.

Según el informe de los responsables de Medio Natural, al que ha tenido acceso este periódico, en abril de 2011 los técnicos cántabros informaron al Ministerio que la evaluación de impacto ambiental del proyecto de los diques debería incluir un «estudio específico de afecciones a la Red Natura 2000» para garantizar que los espigones no afectarán a su entorno.

Dos años después, en junio de 2013, Costas remitió a la entonces denominada Dirección General de Montes y Conservación de la Naturaleza el estudio de impacto ambiental para su valoración, que no había incluido ni una sola de las peticiones formuladas por la Administración cántabra. Así, la solución que planteaba Costas consistía en la construcción de un espigón escollera en La Magdalena y un dique sumergido en el Promontorio de San Martín. El informe refería que el proyecto tendría un «impacto negativo poco significativo» sobre las dunas del Puntal y Estuario del Miera y recomendaba una serie de medidas preventivas para minimizar los efectos. Además basándose en un trabajo de 1991 realizado por la Universidad de Cantabria concluía que los diques no modificarían «el prisma de marea de la Bahía de Santander, ni las condiciones de corrientes de llenante y vaciante de la zona».

Pero los técnicos cántabros creen que esa ausencia de riesgos solo se garantiza si se realizan los estudios aconsejados, cosa que Costas no ha hecho. La promotora del proyecto pasó las peticiones de la Administración regional al Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas, más conocido por su acrónimo CEDEX, que en un sucinto informe, que «no llega al folio de extensión» ironizan los técnicos de Medio Natural, descartó que el proyecto afectara negativamente al LIC y al resto de la Bahía.