Cántabros con los cinco sentidos

Por eso, precisamente, en la campa se vieron atuendos regionales, se escucharon sonidos regionales, se olieron aromas regionales, se degustaron productos regionales e, incluso, se contaron cuentos regionales al sol de una mañana espléndida en la que los cinco sentidos estuvieron orientados, por supuesto, a los grandes protagonistas del encuentro: los niños.

Aunque las primeras actividades arrancaron media hora antes con el montaje del Mercáu Cántabru y la apertura de diferentes talleres, la fiesta comenzó justo al mediodía con el tradicional izado de la bandera. De las banderas, en este caso, porque junto a la de Cantabria ascendió también la del Lábaro.

A ese acto, que los Gaiteros Al Tresboliyu acompañaron con la interpretación del himno de Cantabria, asistieron, entre otras autoridades, el consejero de Presidencia y Justicia, Rafael de la Sierra, el director general de Servicios y Atención a la Ciudadanía, Bernardo Colsa, y el concejal del Ayuntamiento de Santander José María Fuentes Pila, regionalistas los tres.

Defensor de la conciencia del pasado como base sobre la que construir el futuro, de la Sierra, para quien «la mejor manera de enfocar los problemas de hoy es enraizarlos en lo que ha sido nuestra tradición, nuestra historia, nuestra lucha y nuestro trabajo», trasladó la importancia de transmitir esa idea a las nuevas generaciones y a sus padres para «evitar un empobrecimiento de nuestra sociedad».

Además, el consejero, que recordó el carácter reivindicativo de la fiesta en sus orígenes, allá por 1978, se reconoció «muy satisfecho» porque las demandas de aquel entonces «recuperar el nombre de Cantabria y sus tradiciones» sean hoy «una realidad» aunque todavía haya «mucho por hacer».

Con las banderas en todo lo alto, el Día Infantil de Cantabria avanzó rumbo al escenario principal, donde el colectivo ADIC tributó un homenaje a Roberto Diego Romero director de la Escuela Municipal de Música Tradicional Cántabra, fundador del grupo musical Luétiga e investigador etnomusical por su labor divulgativa de la música tradicional de la región.

Actuaciones

Por allí fueron desfilando después los miembros de los Grupos de Danzas Nuestra Señora de Covadonga y la Agrupación de Coros y Danzas de Santander; los integrantes del Grupo Folklórico Torreón de Cartes, las pandereteras del Aula Cultura Valdebaró de Liébana y los Gaiteros Al Tresboliyu; y, por último, los tres grupos participantes en el Festival de Folk: Highlanders, Landeral y Bruma Folk.

Con música regional de fondo, los cientos de niños que fueron llegado a la campa de La Magdalena de la mano de sus padres o abuelos exprimieron un domingo inusual en el que, desde luego, no tuvieron tiempo de aburrirse.

La Escueluca les había preparado un taller de estelas y chapas cántabras, otro de cántabrums y un tercero de broches de goma eva de la mitología cántabra; La Hila les había organizado un taller de artesanía textil de la oveja a la madeja y Brenes XXI les había montado sendos talleres de cerámica y de chapas con motivos regionales.

Para los más tranquilos, un cuentacuentos. Para los más inquietos, un rocódromo, un futbolín humano y un tiovivo ecológico. Para todos, un estupendo lugar donde reponer fuerzas antes de continuar; el Mercáu Cántabro.

Instalados alrededor de la campa, cincuenta comerciantes venidos de toda la región ofrecieron a sus visitantes una enorme variedad de artículos artesanos y de productos alimenticios típicos de la región, esos que se pueden oler y degustar en cualquier evento festivo de la provincia pero que ayer, domingo, tuvieron un aroma y un sabor mucho más profundos en la incomparable estampa de La Magdalena, donde Cantabria llevó su identidad a la máxima expresión.