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El romanticismo de lo que fue y la mala imagen para el centro

El romanticismo de lo que fue y la mala imagen para el centro

Para los especialistas en diseño, los carteles son parte de la historia. Para los comerciantes, la muestra de la dura crisis que azota al sector

Juan Carlos Flores-Gispert

Miércoles, 6 de julio 2016, 18:57

Los anuncios de las tiendas que cerraron «son parte de nuestro patrimonio histórico», dice el arquitecto y promotor cultural José Ángel Cicero, y añade que «hay carteles que deberían estar protegidos porque tienen un valor sociocultural muy importante para la memoria colectiva». Frente a esta opinión está la menos poética del presidente de Fepycan (Federación de Pymes de Comercio de Cantabria), Agustín Ordejón: «Esos numerosos carteles de lo que fueron comercios, hoy cerrados, dan una imagen muy negativa para la ciudad».

Cicero, que organizó en la primavera pasada en el Colegio de Arquitectos la exposición de los prestigiosos premios de diseño ADesign Award & Competition, explica que los anuncios de tiendas cerradas «son trozos de la ciudad que dan información de cómo era Santander y sus habitantes. Permiten conocer mejor el pasado de Santander y nos dan una información muy útil. En el caso de estos comercios ya desaparecidos son parte de nuestros recuerdos, hablan de una época que ya no existe».

También fue promotor de los muñecos People, instalados en el muelle de Santander durante el Mundial de Vela, y cita la joyería Salamanca «como referencia en el centro de la ciudad. Nunca hay que olvidar que el comercio es parte de la cultura de la gente y por eso no hay que ignorarlos, son parte de nuestra vida», así que es firme defensor de que no se eliminen porque «forman parte del paisaje urbano de la ciudad».

Ordejón acude a los datos. «Esos carteles de tiendas cerradas demuestran que cierran decenas de comercios porque no son rentables. Y no hay nadie que, años después, los reabra e invierta en ellos. A pesar de lo que dicen los estudios de ventas, éstas no remontan, es falso». A la imagen negativa «se suman los locales que están en mal estado, abandonados, tapiados por sus propietarios».

«Esa imagen de la ciudad explica Ordejón demuestra la realidad, cómo está la economía de Santander y nos hace pensar en el gran comercio que tuvo la ciudad y que ha perdido». «Cerró la joyería Salamanca y, antes, Mafor, Ribalaygua, Presmanes, Pérez del Molino, confecciones Arce, muebles Viuda de Torre y muchos más».

«Los años noventa dice fueron los mejores para el comercio de Santander. Después llegó la crisis que ha arrastrado a decenas y al acabar este semestre cerrarán otros muchos, en cuanto liquiden los impuestos. Hasta anuncia cierre la tienda-bar de Ramón Bárcena, en Campogiro, una de las tradicionales, que ya no puede aguantar más». Y, como remata Cicero, «esos cambios demuestran que la ciudad está muy viva. Cierran unos y abren otros, que la ciudad muta hacia otro tipo de comercios».

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