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Consuelo de la Peña
Martes, 23 de agosto 2016, 21:52
A vista de pájaro se diría que la Península de La Magdalena, la imagen más conocida de la ciudad, goza de una salud ambiental y paisajística inmejorable. Pero pie en tierra, los ojos de los expertos han identificado un conjunto de problemas, estéticos ... y funcionales, casi todos fruto de la actuación del hombre, cuya solución es relativamente poco costosa.
Su estrategia es bien sencilla: basta "con eliminar todo lo que afea o no embellece" el lugar y "potenciar lo que tiene de atractivo" para que la mejora sea "muy notable". Sus propuestas están recogidas en el Plan Director y entre las recomendaciones que contiene destaca la reducción "al máximo" del tráfico rodado y la estancia de vehículos en el interior del recinto, identificado como uno de los principales problemas para la biodiversidad de este espacio. El equipo redactor propone como alternativa un "sistema colectivo de transporte" que recorra los principales puntos de la península (entrada, Paraninfo y Palacio).
Algunas recomendaciones
Los autores del informe plantean también la «reordenación urgente» de los accesos a La Magdalena. A su juicio, la entrada, única para peatones y vehículos, es "confusa", dada la presencia de numerosos objetos e instalaciones que dificultan su visión, una de las vistas más atractivas del conjunto. Por eso instan a eliminar "los elementos que la afean".
Deterioro de la pradera
Ya en el interior, alertan sobre el deterioro que ha sufrido la pradera del antiguo Campo de Polo al ser utiliza para eventos multitudinarios, por lo que sugieren su restauración y que se mantenga como pradera, al tiempo que aconsejan la retirada de las casetas que se instalaron en la zona de manera provisional en los años noventa del siglo pasado para una feria ganadera.
Sostienen los redactores del plan estratégico que su presencia en la zona más cercana a Caballerizas y Paraninfo "devalúa" estos edificios singulares, por lo que se deben desplazar a "lugares más discretos".
La zona del zoo, la que "más ha sufrido la intervención urbanística", tiene especial atención en el estudio. Los expertos reconocen que es uno de los espacios más visitados del recinto, pero advierten del mal estado de unas instalaciones que fueron construidas en 1985 para albergar un buen número de especies animales, pero que tras la retirada de los osos y leones han dejado grandes espacios de "aparatosas construcciones sin ningún uso".
Al margen de los usos futuros (en 2011 el Ayuntamiento estudiaba convertir el foso de los leones en un auditorio, pero nunca más se supo de aquel proyecto), los redactores del Plan Director consideran "urgente la retirada de los restos ya en desuso de columnas de apoyo de las rejas y protecciones metálicas de los acantilados que afean tremendamente el entorno". También instan a la retirada de elementos en la zona de las focas.
En duros términos se cuestiona la construcción sobre el acantilado de la explanada artificial de 2.300 metros cuadrados para la exposición permanente de tres galeones. Levantada en 1986, es un espacio "muy duro y de gran impacto sobre el paisaje, la extensión urbanizada es excesiva y está mal integrada con el entorno". Los autores critican la escala de balaustrada de hormigón blanco y de las farolas, y reclaman un "rediseño y reordenamiento más respetuoso con el lugar".
Fuera depredadores
En fase de borrador, el documento realiza un diagnóstico de la situación medioambiental y paisajística de este espacio y realiza una serie de recomendaciones y buenas prácticas de conservación de la biodiversidad, algunas tan curiosas como el traslado de gatos domésticos a otra parte. El informe da cuenta de que estos felinos acampan a sus anchas y en gran número por La Magdalena, y alimentados por los visitantes en contra de la normativa municipal, que lo prohíbe. Los gatos son depredadores de pájaros, reptiles y pequeños mamíferos, por eso "su impacto sobre los vertebrados de La Magdalena es un factor indeseable".
Vaya por delante que los autores del Plan Director se han quedado "gratamente sorprendidos" por la riqueza de la biodiversidad todavía existente en el recinto. Así, a pesar de sus reducidas dimensiones (24,5 hectáreas) y de la acción del hombre a partir del siglo XIX, conserva más de 870 especies vivas (336 de vegetación, 106 especies de invertebrados terrestres y 380 especies de litoral).
Pero la Península de La Magdalena, como muchas zonas de la región, está afectada por especies invasoras que "pueden suponer una amenaza para la vegetación". A la vista de la situación los redactores aconsejan la redacción de un Plan de gestión de especies invasoras que contemple la eliminación progresiva de estas (el plumero, la onagra, la uña de gato, la chilca y la grama americana), y otro para la reordenación y selección de la vegetación y del arbolado de la península, que constituya la guía sobre la que trabajar en los próximos años.
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