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Álvaro Machín
Viernes, 2 de diciembre 2016, 21:49
Este año el viernes cayó un poco más tarde. Ya en diciembre. Porque últimamente se encendían las luces casi antes de que en las estanterías del híper pusieran el turrón de Suchard. Para muchos eso marca el cambio de tercio. Otra más. Pero en Santander, ... la Navidad empieza cuando aprietan el botón. Bueno, ya ni eso.
Los presidentes americanos heredan el botón rojo. El símbolo del gran poder. Aquí los alcaldes tenían uno así para una tarea mucho menos siniestra. Todo lo contrario. El caso es que Gema Igual se estrenó en esto de encender las luces, pero sin botón. Ahora es una tablet, deslizar el dedo. Mucho más tecnológico. Lo demás, parecido. Villancicos, adornos, críos disfrutando como locos, nieve artificial y un árbol que cada mes de diciembre parece más grande. De niño, todo se recuerda más grande. Es bonita la tarde del encendido, tierna. Al fin y al cabo, esto es para ellos.
programación
- Espectáculo en la fachada del Ayuntamiento. De lunes a jueves a las 20.00, 21.00 y 22.00 horas. Viernes, sábados y vísperas de fiesta a las 19.00, 20.00, 21.00, 22.00 y 23.00. Domingos, a las 19.00, 20.00, 21.00 y 22.00 horas.
- Pista de hielo. De 10.00 a 22.00 horas (hasta las doce viernes, sábados y víesperas de fiesta). Hasta el 10 de enero.
- Mercadillo navideño. Hasta el día 8 de enero. De 10.00 a 22.00 horas.
- Recogida de juguetes. Hasta el 23 de diciembre en las ludotecas de Numancia, Nueva Montaña y Calle Alta.
- Navipark. A partir del día 20, en el Palacio de Exposiciones. De 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00 horas. Estará abierto hasta el 5 de enero.
La novedad fue el juego de luces y sonidos sobre la fachada del Ayuntamiento. Hubo mucha gente, más que nunca. Miles de personas. Con esto ha pasado como con lo del chupinazo. Que antes era una cosa de cuatro y ahora uno se queda corto si dice que había cuatro mil. La plaza estaba abarrotada. Abuelos, chavalería variada y padres grabando con el móvil cada sonrisa de la criatura. «Ponte delante del árbol», «pon cara de...», «grábale cuando baila lo de la cuchara y el tenedor...».
A las seis menos cuarto, los duendes del Bosque de los Juegos ya estaban poniendo a hacer ejercicio a los más pequeños desde el escenario. Se chiflan con esas canciones que tienen coreografía. Los payasos repartían globos y gorros azules de Papá Noel que en Santander cambia el color del gorro, faltaría más. En la misma plaza han instalado un carrusel para darse una vuelta en el trineo tirado por renos del tipo de los regalos en Nochebuena. Curiosos los adornos en forma de esculturas con globos que había al fondo. Muñecos de nieve, bastones, estrellas, copos de nieve... Original.
La alcaldesa fue recibiendo a los niños de distintas asociaciones de la ciudad. Cada uno le entregaba un adorno para el árbol que ya luce en el hall de entrada del ayuntamiento. La cola era tan larga como la lista de nombres de los colectivos que participaron. Obra San Martín, grupos vinculadios al Déficit de Atención e Hiperactividad, Asociación de Afectados por Parálisis Cerebral, Federación de Asociaciones de Personas Sordas, Fundación Síndrome de Down, Ampros, Colegio de Educación Especial Fernando Arce... Siempre es una tarde especial para los chicos que se acercan. Lorena Gutiérrez, la nueva concejala también se estrenaba en la organización de festejos, iba repartiendo a cada uno una mochila antes de que se colocaran frente al escenario.
Desde allí vieron a los escolares de quinto de Primaria del Colegio Mercedes cantar con las manos. Lenguaje de signos. Aquella estrella de allá.... También saludaron a Pluto, Mickey, Minnie... Y así se fue acercando la hora.
A las siete en punto, Igual, rodeada por 120 niños, cogió la tablet. En todos los estrenos siempre hay nervios y la alcaldesa le agarró la mano a su compañero Nacho Quirós. No se inaugura una Navidad todos los días... Tres, dos, uno. La fachada del edificio se convirtió en un lienzo para una sencillo baile de colores en el que, de cuando en cuando, aparecen figuras típicas de estas fechas. Dura lo que tres villancicos seguidos el último es el del Chirriquitín. Y, al acabar, se encendió la iluminación repartida por la ciudad. Las más de 400.000 bombillas LED, los 139 arcos de entre ocho y doce metros, los 155 motivos sujetos a las farolas o los 1.100 metros de guirnaldas. Y también el árbol imponente que hay allí mismo, con una estrella en lo más alto. El rey de todas las fotos en dura pugna con la fachada iluminada. La nive artificial dejó a más de
uno teñido de blanco antes de la actuación de las chicas de la escuela de danza de Marta Escalante, un baile para ese villancico tan familiar para los que han visto Love Actually más de media docena de veces.
Y, después, cada uno por su lado. Algunos directos a la pista de hielo (con grada cubierta y su propia iluminación navideña) y otros, al mercadillo de Farolas. Por allí hay también un árbol decorado. En La Porticada han puesto un carrusel de caballos Jinetes solidarios y uno de esos artilugios con gomas que ponen a los chavales a pegar saltos junto a un puesto de palomitas y algodón de azúcar. Todos se fueron marchando menos ellas. Dos señoras, dos abuelas con toda la pinta de abuelas. Pasaron la tarde entera sentadas en un banco de la plaza del Ayuntamiento. Viendo a la gente pasar. Juntas y en silencio. Una, con el gorrito azul. La otra, con un globo en la mano. «Felices fiestas».
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