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Juan Carlos Flores-Gispert
Miércoles, 1 de febrero 2017, 06:58
"Me voy con pena, con mucha pena, pero no puedo aguantar más tiempo el negocio abierto. El descenso de las ventas es muy importante ... y no puedo seguir, porque ya hace tiempo que me cuesta dinero. Lo siento por mis empleadas y mis clientes, pero la historia de nuestra perfumería acaba aquí". Carmen Manso Rojo, propietaria de la veterana perfumería Manso de la Alameda de Jesús de Monasterio echa el cierre del reputado establecimiento, que abrieron sus padres en el año 1961.
La historia comienza antes. Manuel Manso de la Iglesia y su esposa María Rojo Álvarez abrieron la primera perfumería Manso en el año 1953 en la calle de la Lealtad número 6, frente a la zapatería Pakar. Hoy, ninguno de los dos establecimientos existe, pero fueron referencia del buen comercio santanderino.
Manso amplió el negocio abriendo en el año 1961 su segunda tienda, en Jesús de Monasterio esquina Cervantes. A final de este mes cierra este local. El de Lealtad fue cerrado en 2015, en el momento en que se liberalizaron las rentas antiguas y Carmen Manso no quiso hacer frente a un alquiler muy alto en plena crisis comercial en Santander.
Antes de abrir sus perfumerías, Manuel Manso ya tenía amplia experiencia. Empezó a trabajar en los almacenes Pérez del Molino (también cerrados) con 14 años y después en el negocio de sus hermanos Federico y Carmen Manso y el esposo de ésta, José Villegas, fundadores de las perfumería Java que, pasados los años, vendieron a la familia que en la actualidad explota esta cadena santanderina.
Carmen Manso Rojo cierra su perfumería "después de más de cincuenta años de trabajo en ella. Comencé muy joven, con mis padres. Tuve unos años de pausa, cuando me case y nacieron mis hijos. Con éstos ya mayores, y viuda, decidí ponerme al frente del negocio familiar. Han sido unos años maravillosos, de buenas ventas y mejores clientes. Nos hemos distinguido por el trato personal, por la profesionalidad de los empleados extraordinarios que hemos tenido, por la seriedad en el trabajo y por tener las primeras marcas del sector".
Pero el descenso de ventas ha podido con el trabajo y el esfuerzo. Descenso de ventas por la crisis económica tan fuerte en Santander y "por la venta on-line que se está imponiendo y perjudica mucho al pequeño comercio. Y, además, se han establecido las grandes cadenas, que tienen precios irrisorios y nos están machacando. Es imposible competir con ellas y se están llevando por delante al pequeño comercio".
Brillante década de los 80
La propietaria de 'Manso' recuerda con nostalgia, los buenos tiempos. "Llegamos a tener hasta siete empleados, además de mis padres y yo trabajando en el negocio. Ahora tenemos dos. Era la década de los ochenta. Después empezaron a surgir las cadenas y el negocio se vio seriamente perjudicado. Hubo un repunte de ventas en el 2000, pero ya el sector iba a la baja. Sin cadenas hubiéramos sobrevivido a la crisis, luchando, con ofertas, regalos, asociándonos y reduciendo gastos, pero llegaron los monstruos y se han comido a todos los demás. El pequeño comercio vive muy alos momentos".
Apura Carmen Manso los últimos días de su negocio con grandes ofertas para liquidar el género y despedirse de los clientes. "A todos les da mucha pena, pero no hay vuelta atrás", sentencia.
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