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NACHO GONZÁLEZ UCELAY
Lunes, 6 de marzo 2017, 07:18
La Feria del Stock cerró ayer con llave las puertas de su tradicional edición de invierno tras liberar parte de los excedentes de los 63 comercios de Santander participantes en una muestra que continúa almacenando inquietantes sensaciones entre los vendedores, los compradores y los organizadores del evento.
El esfuerzo y la ilusión que le ponen empiezan a no ser suficientes para estabilizar una propuesta comercial que solo se conforma ya con sostenerse en pie sobre las movedizas arenas de las cifras, que empeoran cada año. Y no solo las cifras. También la valoración que los comerciantes y sus clientes, en definitiva los protagonistas de la feria, hacen de esta cita cuando se les pregunta por ella.
Según indicó ayer el secretario general de la Federación del Comercio de Cantabria, Gonzalo Cayón, por el Palacio de Exposiciones se habrán pasado estos tres últimos días «entre 25.000 y 30.000 personas». La cifra, muy difícil de calcular, es prácticamente la misma que la organización ofreció el año pasado («en torno a las 27.000») y también el anterior («unas 30.000»), pero está muy alejada de los 45.000 visitantes que congregó, por ejemplo, la primera edición.
«Ha venido gente, sí, pero a pasar la tarde», decía un comerciante. «Se ve mucha gente pero pocas bolsas», afirmaba otro. Los dos esperaban «algo más de movimiento» en una feria que, en ese apartado, el de la afluencia de los visitantes, flaqueó el viernes.
«Fue el día más flojo de los tres», precisó Cayón, que cree que los números de asistencia fueron «buenos» el sábado y «bastante buenos» ayer, domingo, jornada de cierre y por lo tanto de recuento.
«Aún no podemos hacer una valoración económica aproximada», dijo el secretario general de la Federación del Comercio de Cantabria, que hoy recibirá los resultados de la encuesta que se ha entregado a todos los participantes para conocer su grado de satisfacción y los niveles de ventas alcanzados.
«Veremos a ver qué nos dicen, pero seguramente habrá de todo. Habrá quienes hayan quedado contentos y habrá quienes hayan quedado menos contentos», adivina. Y seguramente acertará, porque ayer, entre los comerciantes consultados, había algunos para los que la feria «ha sido una ruina» y otros que aseguraban haber hecho «el agosto» en pleno mes de marzo.
Marcas de referencia
Pendiente por lo tanto de las cifras que ha dejado esta nueva edición, la Feria del Stock de Santander encara ya un futuro algo sombrío al que los propios participantes auguran malos tiempos si no se retoca el modelo.
Ideas no faltan. Los hay que proponen «un desfile de moda», que sugieren «actividades para los niños» o que aconsejan una apertura fronteriza para atraer a comerciantes «de toda la región».
Aunque, por encima de todas, planea la necesidad de devolver a la muestra a las marcas de referencia. «Las grandes marcas son esenciales porque arrastran al consumidor», reflexionaba ayer un empresario que entiende que la única manera de poder reencontrarse con los mejores números que ha dado la feria es, precisamente, recurrir a quienes se los proporcionaron en sus años de mayor gloria.
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