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Álvaro Machín
Jueves, 30 de marzo 2017, 07:13
Trece contrapesos. Ése es el tesoro que buscó ayer en la bahía de Santander un equipo de buzos. Las piezas que se vinieron abajo en febrero de hace un año y que dejaron malherida a la Grúa de Piedra. Cayeron al mar y también ... sobre una de las casetas de obra del Centro Botín. Ahora, en pleno proceso de restauración y con la idea de utilizar los materiales originales, las buscan para seguir con los trabajos en el taller. Para colocarlas donde estaban. "La obra avanza a ritmo normal", señalaron ayer a este periódico desde la Autoridad Portuaria de Santander. Con la fecha de mayo en el horizonte.
Una lancha neumática en el agua. Dos personas a bordo. Una de ellas, un buzo. Un compañero suyo estaba en el agua asegurando los contrapesos para elevarlos con una grúa desde el muelle. Ahí, en tierra firme, un grupo de operarios colaborando en la maniobra. Pieza arriba. A por otra. La escena como todo lo que tiene que ver con la antigua instalación diseñada por Sheldon y Gerdtzen llamó la atención de los curiosos que pasaban por la zona. A media mañana y con el sol de primavera, un montón.
"Algo más de veinte toneladas en caída libre". Tal fue la cuenta que echaron los técnicos en febrero de 2016. El día del susto. Al agua cayeron los contrapesos y todo lo que se llevaron por delante (buena parte de la caseta y de los objetos que había dentro, muestras básicamente). Por suerte, pasadas las tres y media de la tarde, por allí no había nadie. La mochila de la Grúa el contrapeso necesario para que el mecanismo pudiese levantar hasta treinta toneladas se quedó desdentada, medio vacía. Fue una patrulla de la Guardia Civil del Mar la que se ocupó de limpiar en ese momento el agua con los restos a flote.
Fue ahí cuando empezó el proceso que ya tiene fecha de caducidad. La duración prevista de los trabajos es de cuatro meses, un plazo que finaliza en el mes de mayo, poco antes de la semana finalmente elegida para la inauguración del Centro Botín. El desenlace de un serial por entregas que incluyó entre los habituales del muelle de la capital muchas dudas en torno a que la Grúa volviera de verdad a su sitio. "Es un asunto que hay que tratar con sensibilidad", asegura siempre que se refiere a este símbolo santanderino el presidente de la Autoridad Portuaria, Jaime González.
Lo más similiar
La factura de la restauración ascenderá a 125.202 euros (más otros 26.292 en concepto de IVA). Un dinero invertido con la premisa de recuperar un aspecto lo más similar posible al que idearon en su proyecto Sheldon y Gertzden en 1896 y que vio la luz finalmente en el año 1900, el año en que se inauguró.
"Las obras explicó el Puerto en su día se realizarán de acuerdo con la Memoria Técnica, redactada por el arquitecto Francisco Rebollo Calvo, en la que se recogen la descripción de los trabajos y los estudios necesarios para reproducir el conjunto original". Una tarea que debe desarrollarse en dos frentes. Uno, en el taller. Pero también en el propio escenario. De allí retiraron lo que quedaba en pie del conjunto hace semanas (días después pusieron los carteles explicativos). Y en ese mismo lugar un poco más profundo, para ser exactos buscaron ayer las piezas que faltaban para completar el rompecabezas.
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