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Álvaro Machín
Lunes, 15 de mayo 2017, 07:11
A Manu le tocó de mañana. Eso supone levantarse a eso de las seis y media, coger el coche y acercarse hasta la taberna (Remigio). Fue enfilar la calle La Albericia al dejar atrás la rotonda de Los Castros y sentir, en mitad de la ... noche, como que le habían cambiado el barrio. Fue hace ya "un mes y medio o así" y "se ha hablado mucho de ello". Tema de conversación vecinal en el bar. "Se nota muchísimo. Son distintas. Las amarillas eran más redondas, abarcaban más. Esta cae más plana, más recta, abarca menos". Las amarillas son las luces de toda la vida. Las nuevas son blancas. Ya han cambiado una cuarta parte de todas las de la ciudad. Hasta el pasado lunes, 5.800 de las 23.000 que van a sustituir. Tecnología LED. Los expertos aseguran que el consumo energético se rebajará en un 80%, que disminuirán las emisiones de CO2 (unas 11.000 toneladas anuales menos) y que la factura puede pasar de casi tres millones de euros (2,8) al año "a unos 560.000". La Junta de Gobierno Local de Santander acaba de aprobar la adjudicación a Endesa Energía del suministro eléctrico para edificios y servicios municipales durante un año por 5.057.800 euros.
Cerca de la taberna de Manu se puede hacer la comparación. Si uno va por la calle Lavapiés, puede ver las nuevas luminarias. Pero, en ese trayecto, justo al inicio de las instalaciones del Racing (donde acaba Lavapiés y empieza la avenida del Deporte) se interrumpió por ahora el cambio. Así que, pegadas, hay una nueva y una antigua. Del blanco al amarillo. Este pasado jueves las encendieron a las 21.25 horas. Es evidente que el haz de luz es de otro color y tiene otro tamaño.Uno el clásico es expansivo. El otro, direccional. Salta a la vista. "Hay distintos modelos de luminarias y algunas no se han recibido aún por parte del fabricante", aclaran en el Ayuntamiento para explicar que queden tramos aún pendientes en las zonas en las que ya se ha trabajado. Teniendo en cuenta esas excepciones, desde marzo ya se ha actuado en Cueto, Monte, San Román, Valdenoja, Las Llamas, La Albericia, El Alisal y el Parque Tecnológico (Pctcan).
La tarea se centra estos días en el entorno de Peñacastillo, Primero de Mayo y Nueva Montaña. Hay un calendario. Esta semana tienen previsto actuar en la Avenida de la Constitución, los grupos San Francisco y Ateca o en zonas concretas de General Dávila y Los Castros y Camilo Alonso Vega. Y empezarán ya a tocar el centro de la capital (Cisneros, Numancia, Magallanes, Monte, San Luis, Juan José Pérez del Molino). Ya se han dejado ver en muchos puntos y entre junio y julio actuarán en algunas de las áreas con más densidad de población (San Fernando, Vargas, Castilla-Hermida...) y en las que protagonizan las postales turísticas más habituales (Sardinero, Castelar...).
El tramo final de la obra agosto, septiembre y tal vez octubre se desarrollará, según la hoja de ruta, en la S-20, en los tramos aún pendientes de Los Castros y General Dávila y en el Paseo de Pereda, Menéndez Pelayo y los alrededores del propio Ayuntamiento, entre otras. Todo, en un proyecto que, además de implantar la tecnología LED, supone renovar los 309 centros de mando existentes e implantar un sistema de telegestión que permitirá el control de las luces punto a punto "posibilidad de control de la iluminación en tiempo real desde un dispositivo móvil". En total, unos catorce millones de inversión por parte de la empresa adjudicataria del nuevo contrato de alumbrado (Elecnor).
Lo que permite el LED
Además de los ahorros lo fijan en pasar de 21,4 millones de kilovatios hora al año a unos 4,3 millones, desde el Consistorio explican que la iluminación LED "permite un mejor aprovechamiento de la luz gracias a la posibilidad de dirigir el haz hacia donde sea necesario". Supone, indican, "una mejor identificación de caras y colores, elimina las zonas de sombras o puntos negros, reduce los deslumbramientos e incrementa la profundidad de campo". Según los técnicos, con estas luminarias se evita la "necesidad de un tiempo hasta que la iluminación alcanza el nivel máximo". Hablan de "confort visual", de "mejor visualización de las escenas nocturnas" y hasta de "recuperar la visión del cielo nocturno y reducir la luz intrusa en fachadas y viviendas".
"Habrá que acostumbrarse", dicen los clientes en el Remigio, en La Albericia. Porque allí, de entrada, iluminados por lo de siempre, les parece que "se ve algo menos". "Que no es que no se vea y tengas que ir palpando". Pero que es diferente. "Que se nota mucho".
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