La reforma de la calle Peña Herbosa enfrenta a vecinos y hosteleros

Los vecinos de la calle Peña Herbosa quieren que el Ayuntamiento les tenga en cuenta a la hora de realizar obras de mejora en esta céntrica vía, porque sospechan que «lo que se va a hacer es semipeatonalizarla, en beneficio de los numerosos bares y en perjuicio de los residentes en la zona», explican. Integrados en la asociación Pombo-Cañadío-Ensanche, esperan que se les atienda «porque la voluntad municipal expresada tantas veces por la alcaldesa Gema Igual y la concejala de Barrios, Carmen Ruiz, es hacerlo todo de acuerdo con los vecinos». Lo dice el presidente del colectivo, Ricardo Alea, que explica que «los vecinos de Peña Herbosa están muy preocupados por las obras anunciadas y por las peticiones hechas por los hosteleros, que solo miran por su interés, que no es otro que instalar más terrazas y convertir la calle en una zona de botellón para adultos. Ya ahora las aceras están invadidas por gente bebiendo que impiden el tránsito peatonal y producen mucho ruido, impidiendo el descanso de los vecinos», asegura Alea.

Los vecinos de Peña Herbosa están «radicalmente en contra de la posible peatonalización o semipeatonalización de la calle», dice Ana Gómez, también miembro del colectivo vecinal. «Esta -explica- no es una calle sólo de bares, no es una explanada dedicada sólo a los locales de hostelería. Es una calle en la que viven cientos de personas y en la que se incumplen todas las ordenanzas municipales: de ruidos, de convivencia, de terrazas, de limpieza... Todo eso consentido desde el Ayuntamiento».

Por ello, antes de realizar cualquier obra «creemos que la alcaldesa, la concejala de Barrios y el concejal de Infraestructuras deben preguntar a los vecinos, porque las obras que se van a realizar a la puerta de sus domicilios les van a perjudicar», insiste Ana Gómez. Y lo que quieren los vecinos es que «no haya más terrazas, que se permita el tráfico de coches y que no se perjudique a los residentes» porque, dice Gómez, lo que quiere el Gobierno municipal es «hacer de Santander una segunda Pamplona, con un turismo barato y borracheras continuas por las calles, con gente bebiendo en todas las esquinas a las puertas de los bares. Y eso es tremendo para una ciudad como la nuestra», sentencia.

Las obras planteadas por el Ayuntamiento son levantar toda la calzada para sustituir las viejas redes de saneamiento y distribución de aguas. Y cambiar los tradicionales adoquines, por otros de granito rosa porriño, como los que hay en la Plaza Porticada y en la calle de Tetuán. En estos dos lugares, la calzada está a la altura de la acera.

Aunque hace días el concejal de Infraestructuras, César Díaz, explicó que la obra no conllevará la peatonalización de la calle, los hosteleros y los vecinos hacen su propia interpretación. Los primeros creen que es un primer paso para hacer una calle más atractiva para los clientes de los establecimientos y que les permitirá atraer más actividad y peatonalizar la calle cuando sea necesario (para organizar fiestas o jornadas gastronómicas, por ejemplo).

Los vecinos ven que la obra se plantea para mejorar las conducciones y también para satisfacer a los hosteleros, «sin tener en cuenta la vida del vecindario, que también paga sus impuestos», explican.

Calle Rubio

«Tenemos recientes experiencias de como las peatonalizaciones perjudican a los barrios. Eso ha pasado en la calle Rubio, donde las terrazas de los bares están haciendo la vida imposible a los vecinos. Estamos en contacto con la asociación de vecinos Nueva Florida para plantear acciones ante el Ayuntamiento», dice Alea. En la calle Rubio, «los hosteleros cierran a la una de la mañana, y hasta esa hora los ruidos perjudican a los vecinos. Algunos hosteleros no respetan el espacio asignado para sus terrazas, sino que invaden el espacio de paso de peatones. En tres ocasiones, las ambulancias no han podido llegar hasta los portales donde debían atender a enfermos porque las mesas y sillas se lo impedían», acaba Alea.