48.000 flores para recibir la primavera en Santander

La elección del tipo de plantas y flores no es casual. Desde el servicio de Parques y Jardines tienen en cuenta, principalmente, las características propias de la temporada. Este año hay temperaturas altas, menor disponibilidad de agua, larga duración de la luz del día, –lo que implica un mayor crecimiento vegetativo– y alta actividad biológica (es decir, mayor influencia de las plagas y las enfermedades).

Todo cuenta. Y hay más factores que pesan a la hora de elegir las especies. Por ejemplo, se busca conseguir plantaciones de alto valor ornamental que «aporten dinamismo estético». O sea, que adornen, que destaquen. «La idea es tener un carácter y estilo propio que las diferencie de otros enclaves». Esto obliga a probar nuevas variedades. A apostar. Y algunas veces triunfan y otras fracasan. «Es la única manera de acceder al uso con garantías en las distintas plantaciones y no acabar en la monotonía de las especies clásicas y sus combinaciones», explican fuentes municipales.

También programan la línea estética de los macizos florales en parterres. Dan prioridades por zonas, por fechas concretas y por colores dominantes. Otro de los criterios que tienen en cuenta es el aprovechamiento de nudos de circulación y cruces de viales en lo que se encuentran amplias zonas verdes con grandes posibilidades. «En estas zonas aisladas existe un menor riesgo de vandalismo (un aspecto clave) debido a que no hay tránsito de peatones y mascotas». Y en los paseos, plazas y avenidas se busca destacar elementos singulares como las estatuas.

Para el servicio de Parques y Jardines es clave que las plantaciones se ajusten a las características del parterre y su ubicación con una combinación de colores y formas que sean agradables, además de funcionales en su ubicación. Se mide la exposición al sol, la disponibilidad de agua, el volumen disponible, la calidad del suelo y su estado sanitario, la accesibilidad a la hora de hacer labores de mantenimiento...

«Combinamos la plantación de bulbosas –plantas herbáceas y perennes– con la planta de temporada en los mismos macizos, evitando el riesgo de la efímera floración de las bulbosas». Así, las combinaciones formadas por distintas especies favorecen la biodiversidad, mientras que se alternan aquellas floraciones que atraen a los polinizadores y les dan cobijo.

En base a todos esos criterios, Parques y Jardines elaboró un listado de las especies seleccionadas para dar color a las calles de Santander. Y es muy variado. Una de las más repetidas es el tagete. Se trata de una planta con flores de color cálido, generalmente naranjas y amarillos, que son los que priman en la ciudad.

El tagete se utiliza generalmente para la decoración, ya que su flor es muy llamativa y permite hacer muchas combinaciones con otras plantas. Esta flor abunda por ejemplo en la plaza Porticada, en la calle Lealtad, en Calderón de la Barca, en Juan de Herrera o en la plaza de las Cachavas.

Otra de las flores por excelencia de la primavera santanderina es la surfinia, que es una variedad de petunia cuyas floraciones duran más. Además, tienen un atractivo particular por la frondosidad en la que hojas y flores se unen. O las vincas, muy adecuadas para cubrir jardines y zonas secas por su follaje verdoso y una floración en color malva durante la primavera.

Pero la puesta a punto de la ciudad va más allá de las flores. Y es que los trabajadores de Légamo comenzaron el pasado 18 de marzo con la reposición de marras y plantación de arbolado para sustituir aquellos que se encuentran en «peores condiciones». Por ejemplo, en la Avenida Manuel García Lago, donde se retirarán 16 unidades de algarrobos locos, de la familia de las leguminosas, por otras tantas de un árbol perennifolio de la familia de los mirtos con flores rojas. O en la Avenida de Los Castros, donde ya se han repuesto seis arbustos que no miden más de seis metros y que tiene ramas largas y flexibles por otros nuevos.

Cabe recordar que el programa Santander Capital Natural ya ha superado los 25.000 árboles plantados en el municipio. Con motivo de este hito, la concejala de Medio Ambiente, Margarita Rojo, destacó que la presencia de «flores, plantas, árboles y arbustos en los jardines y terrazas es el soporte fundamental para la fauna silvestre, también en las ciudades». Este programa surgió porque la ciudad se encontraba a 25.000 árboles de alcanzar la meta de la OMS de contar con 1 árbol por cada 3 habitantes.