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Álvaro Machín
Lunes, 15 de febrero 2016, 08:23
La ciudad aterrada por el viento sur se refugió en casas y locales comerciales. Las rachas de 140 kilómetros por hora no solo eran una amenaza sino un daño real, y a los destrozos directos causados por el vendaval se sumó el fuego. La chispa de la calle Cádiz fue el detonante de un fuego incontrolado que recorrió los edificios de madera y saltó de un bloque a otro, a Calderón de la Barca, la Catedral y el centro comercial de la ciudad.
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