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El vendaval imposible

El vendaval imposible

Vientos de 200 kilómetros por hora y una extrema sequedad sentenciaron a un Santander a merced del temporal

Aser Falagán

Martes, 16 de febrero 2016, 13:06

Cuando amaneció el 15 de febrero, Santander ya estaba sentenciada. No se sabía aún, pero era un hecho inevitable; un castigo bíblico. El mayor temporal que conocieron los tiempos había empezado a azotar la ciudad y ya no iba a parar hasta convertirla en un ... amasijo de brasas y escombros.Fue un vendaval épico, de los que la leyenda urbana dice que arrastran aires y arena del Sáhara y por eso su sequedad, en un mito tan poético como ficticio. Decían los viejos cuando les preguntaban que el incendio del 41 lo provocó una surada. Y no es verdad. Aquello fue mucho más.Fue mucho más. Un vendaval imposible que sin embargo ocurrió. Capaz, con la ayuda de las viejas casas con esqueleto de madera, de fulminar en menos de dos días el casco viejo del Santander medieval y sus primeros ensanches.

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