La acusación imputa homicidio con dolo eventual a los conductores del accidente mortal en Castelar

Consideran además que existen otros dos delitos: uno de conducción temeraria y otro más contra la seguridad vial, por circular «tras el consumo y bajo la influencia de sustancias estupefacientes y/o bebidas alcohólicas», informaron fuentes jurídicas a Europa Press.

Las acusaciones comparecieron ayer ante el juez que instruye la causa, el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de la ciudad, para concretar los delitos que atribuyen a cada uno de los dos procesados, que serán enjuiciados por un jurado popular.

A Adrián Bedia el fiscal del caso no le ha imputado dolo eventual -que en el delito de homicidio se produce cuando el sujeto no busca matar alguien, pero sabe que sus actos pueden provocar la muerte- pero sí al otro procesado. En la vista, celebrada a las diez de la mañana, el representante del ministerio público también trasladó al magistrado la concurrencia de los delitos de homicidio, conducción temeraria y bajo el efecto de drogas en los dos investigados.

Esta citación constituye un trámite similar a la apertura de juicio oral y se sigue en aquellos casos que se juzgan con tribunal del jurado, como es el caso. Ahora, se abre el plazo para dar traslado a las partes, paso al que sucederá la presentación de los correspondientes escritos de acusación.

La Audiencia Provincial de Cantabria confirmó a finales de julio la decisión del juez instructor de incoar un procedimiento del jurado en las diligencias seguidas contra los dos automovilistas involucrados.

La Sección Primera de la Audiencia desestimó el recurso de apelación formulado por ambos investigados contra la decisión del Juzgado, que transformó el asunto en procedimiento del jurado a petición del fiscal y de la acusación particular.

Ambas partes consideraban que los dos hombres podrían haber cometido un delito de homicidio con dolo eventual, en concurso con otro de conducción temeraria agravado, esto es, con manifiesto desprecio por la vida de los demás. Esta calificación supone, según reflejaba el magistrado de instancia en su auto, que aceptaban el posible resultado lesivo que pudiera derivarse de su conducción, en este caso, un homicidio consumado doloso, cuyo enjuiciamiento corresponde a un jurado.

Y la Audiencia confirmó hace un mes esta decisión al considerar que la conducción de los investigados «indiciariamente» tenía encaje en el ámbito de la conducción temeraria con desprecio a la vida, pues son «sumamente significativas las velocidades consignadas en el informe pericial» por parte de los dos vehículos, a lo que se suma que ambos habían consumido drogas y uno de ellos también alcohol.

El accidente se produjo la noche del 3 de febrero cuando los dos implicados, Bryan Barroso, de 26 años, y Adrián Bedia, estaban realizando presuntamente una carrera por el centro de Santander, que finalizó en la calle Castelar con la colisión del vehículo conducido por el primero de ellos, un Audi A4, contra el ciclomotor en el que iba el joven Bret Elorza, que falleció en el acto.

El informe pericial de la Guardia Civil de Tráfico concluyó que en el momento del impacto, Barroso circulaba a casi el doble de la velocidad permitida en esa vía, que es de 50 kilómetros por hora. Además, dio positivo en alcohol y drogas.

En el caso de Bedia, el informe fijaba en 114 kilómetros hora la velocidad a la que conducía su vehículo, un Volkswagen Golf, antes de frenar de emergencia. También en su caso dio positivo en varias sustancias estupefacientes. Los dos conductores ingresaron en prisión, aunque el segundo quedó en libertad bajo fianza posteriormente. El caso causó consternación en todo Santander y las flores y los mensajes de condolencia aún permanecen en el lugar donde se produjo la muerte del joven.