Los acusados de la muerte de Bret Elorza niegan el pique: «No me explico la reacción de mi coche, iba a una velocidad moderada»

Del mismo modo, ambos han rechazado que superaran los 100 km/h durante el trayecto que realizaron desde la calle Antonio López hasta Castelar, tal y como ha establecido el Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico (ERAT) de la Guardia Civil.

Según el relato de los hechos que hace el fiscal, los acusados circulaban por la calle Antonio López conduciendo sus vehículos (Barroso un Audi A4 negro y Bedia su Volkswagen Golf rojo), cuando, en un momento determinado, sin que conste concierto previo y pasadas las 22.00 horas de ese fatídico 3 de febrero, ambos se encontraron ante un semáforo que acaba de iniciar su fase verde y al venir desde atrás el vehículo de Bedia a fuerte velocidad, el otro acusado «aceleró bruscamente», generándose inmediatamente un «pique» o carrera, en esta zona urbana y céntrica de la capital.

Ambos conductores mantuvieron esa carrera atravesando el túnel de Botín, bajo los Jardines de Pereda, luego la rotonda subsiguiente, Paseo Pereda por el lado de la zona marítima y la rotonda Matías Montero (en sentido Sardinero). «En dicho trayecto, ambos circulan a una velocidad media bastante superior a los 100 km/hora».

Sin embargo, Barroso, que ha comenzado su declaración pidiendo «perdón» a la familia de Bret y que como todo acusado tiene el derecho a mentir, ha negado la mayor. «No me puse a competir con él. No compito con nadie, ni en la carretera. No tengo que demostrar nada», ha explicado antes de asegurar que «llegaba tarde» a recoger a un amigo de un cumpleaños que se celebraba en el Club de Tenis. Había quedado con él a las ocho y media y eran ya las diez.

Barroso ha relatado que tras ese primer semáforo el coche rojo de Bedia se «me pegó al maletero». «Continué por el carril izquierdo en todo momento, no me desvié nunca». Respecto a la velocidad que alcanzó durante todo el trayecto, ha señalado que la más alta, en el túnel de Botín, «no sobrepasó los 100 km/h» y en el resto «no pasaría de los 80». «Antes de la gasolinera de Puertochico vi un coche rojo (el de Bedia) salir al carril del autobús por mi derecha y al llegar a la rotonda vi una furgoneta (luego dijo una coche claro) frenando para incorporarse a la glorieta. Cuando yo accedí a esa rotonda vi como por la derecha me sale el coche rojo, tuve que ceñirme al interior de la rotonda para no colisionar contra él. En el momento que le esquivo pienso que puedo ir por la primera salida en dirección al Palacio de Festivales». Al salir de la rotonda, ya en la calle Castelar, dice que la curva se le empezó a estrechar y pegó completamente de lado con las dos ruedas izquierdas contra la mediana, donde se le subió el coche. «Pegué dos frenazos fuertes. El coche se embaló más, no frenaba y es cuando siento un frenazo de la parte trasera izquierda, cuando se me sale la rueda y me hace virar completamente, en contra del sentido horario, al carril contrario. Intenté corregirle como pude y fue en ese momento cuando impacté con Bret. No le ví venir», afirmó.

A preguntas del fiscal, Barroso, que negó que un tercer vehículo frenara en la rotonda de Puertochico para evitar una colisión con él, aseguró que no conocía de nada al otro acusado y que «en ningún momento me piqué con él, no sé si él competía». Eso sí, sostiene que «faltaron dos dedos para que impactara con él».

Respecto al positivo en drogas que arrojó tras el accidente, señaló que ese día «solo había bebido tres cervezas» y que la droga la consumió dos días antes, y, a preguntas de su abogado, explicó que no ha recurrido su prisión provisional «porque no consigo perdonarme». «No hay un día que no piense en Bret, su familia y los allegados, y quiero acarrear con las consecuencias en una medida justa».

Adrián Bedia, ha relatado que el día de autos «había fumado un porro» y se dirigía junto a su novia al MacDonalds de la S-20 y que antes del semáforo situado antes del túnel Botín se percató de la presencia de un coche que por los destellos de las luces le pareció que iba a «gran velocidad». Entonces dice que fue por detrás de ese coche y que en el túnel de Botín circularía a no más de 100 km/h en tercera. Marcha que no cambió en ningún momento, según ha declarado. Después, pasó por el Paseo Pereda a una «velocidad moderada» de 60 o 70 km/h. «No iba excesivamente rápido». Antes de llegar a la rotonda del Puertochico dice que se puso a mirar en el móvil de su novia los menús que había para cenar y ese despiste le «obligó a esquivar» por el carril del bus al coche de Barroso. En ese momento su acompañante, que declarará el miércoles junto al resto de testigos, le hizo un gesto como de que «tuviera más cuidado», pero «no tenía ninguna intención con ese coche». «No tenía intención de alcanzarlo, ni quiera sabía que le tenía al lado porque iba preocupado de mi novia no de él».

Cuando accedió a la rotonda de Puertochico dice que no vio nada porque el coche de Barroso le hacía de pantalla. «Tiré por la derecha y vio como él perdía el control de su coche, entonces me puse a la velocidad que tenía que ir».

«¿Por qué tomó ese trayecto para ir a la S-20 en lugar del túnel de Puertochico?», preguntó un miembro del jurado. «Por las vistas, la zona es más bonita».