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Los vecinos de la calle Rubio dicen que primero escucharon una explosión, sobre las cinco y media de la mañana, antes de que empezase el tufo a quemado. Aún no sabían que lo que estaban oliendo era el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria ... , el MAS, comido por las llamas. Dos años después de aquello, el edificio aún sigue ahí esperando la anunciada rehabilitación que le devuelva su esplendor.
De momento, no hay fecha para el inicio de los trabajos, una intervención integral presupuestada en 3,8 millones y con un plazo de ejecución de quince meses, a la espera de que el Ayuntamiento de Santander y la Consejería de Cultura -en concreto, la Comisión de Patrimonio Cultural-, se pongan definitivamente de acuerdo sobre lo que se va a hacer. La catalogación del inmueble como Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de monumento, obliga a los responsables municipales a someter el plan de reconstrucción al dictamen de ese organismo, y este plantea una serie de exigencias que no coinciden exactamente con los planes del equipo de Gema Igual. «Después de recibir el informe de la Comisión de Patrimonio Cultural, lo que estamos haciendo es ajustar el proyecto a las indicaciones del documento, si bien nos gustaría seguir hablando con el Gobierno de Cantabria de algunas cuestiones -explica el concejal de Obras, César Díaz-. Estamos analizándolo para intentar tener una reunión con los técnicos de Patrimonio, exponer nuestro punto de vista y ver si existe alguna posibilidad de que se tome en consideración».
20 de noviembre de 2017 Los bomberos recibieron, sobre las 5.30, el aviso de que el edificio estaba en llamas. Tardaron ocho horas en extinguir el fuego.
18 de diciembre de 2017 La edil de Cultura, Míriam Díaz, acusa a SIEC, la empresa que ejecuta unas obras para mejorar la accesibilidad al museo, de haber cometido «fallos de seguridad».
Febrero de 2018 Las más de 3.000 obras del museo se trasladan a un sótano del edificio Casyc.
Agosto de 2018 El Ayuntamiento redacta el proyecto de rehabilitación, que tendrá un coste de 3,8 millones de euros.
Octubre de 2018 El Ayuntamiento sanciona a SIEC con 46.000 euros. Codelse, la empresa encargada de la seguridad, fue penalizada con 1.138.
Noviembre de 2019 Tras el dictamen de la Comisión de Patrimonio, el Ayuntamiento trata de rebajar algunas de las exigencias del Gobierno regional antes de redactar el proyecto definitivo.
El principal problema es que las condiciones que impone la Comisión de Patrimonio para dar el visto bueno a la restauración suponen una importante reducción de la superficie expositiva del museo, precisamente lo que el Ayuntamiento pretende evitar. «El edificio ha sido sometido a distintas intervenciones a lo largo de su vida. Todos compartimos el espíritu de lo que es un BIC y de que hay que conservarlo y rehabilitarlo de la mejor manera posible, pero teniendo en cuenta que alguna de esas consideraciones incide en esa reducción de espacio hay que ver si se trata de algo tan relevante como para tener que actuar así, o si podemos ofrecer argumentos al Gobierno de Cantabria para ver si varía su postura», expone César Díaz.
El edificio que alberga el MAS, de carácter historicista y ecléctico, fue diseñado por el arquitecto Leonardo Rucabado (1875-1918), quien no llegó a ver concluida su obra, concebida para ser biblioteca municipal y que se finalizó en 1923. Patrimonio considera irrenunciable que en su reconstrucción se recuperen elementos caracterizadores de la arquitectura original, como, y así lo indica en su informe, «el espacio del vestíbulo de entrada, su espacio a doble altura y la escala original en la conformación de los huecos de paso», y también, y ahí radica el problema, la reducción de la dimensión de la planta segunda hasta acercarse al boceto original, conservando además la cubierta existente, recuperando los antiguos lucernarios y «la composición axial de los espacios situados en la planta tercera».
Estas exigencias suponen un nuevo retraso al proyecto definitivo, que el Ayuntamiento quería tener cerrado antes de fin de año. «Estamos intentándolo, pero es un proyecto con complejidad: es un trabajo con muchos detalles, que pretende recuperar los elementos de adorno, las molduras originales,... pero intentamos que se pueda cumplir aunque sea complicado. Y también buscamos ese punto de encuentro con el Gobierno de Cantabria. Nuestra voluntad es tenerlo cuanto antes, para poder redactar el proyecto de ejecución y licitar las obras», señala el responsable municipal de Obras. Ante esta situación, resulta difícil aventurar cuándo darán inicio los trabajos. «Tiene que ser en 2020», asegura Díaz. «Si dependiese de nosotros podría avanzar una fecha. Yo creo que en 2020 tiene que estar en rehabilitación y que sea una actuación que permita recuperar todo el esplendor de ese BIC, y que como museo pueda tener el máximo aprovechamiento, y eso es lo que intentamos sacar adelante».
Conocer cuál será la fecha de comienzo de los trabajos de reconstrucción es la última de las múltiples incógnitas que rodean al MAS y que comenzaron a plantearse desde el mismo día del incendio. Para empezar, dos años después de aquello aún no se sabe exactamente cuál fue el origen del siniestro: la Policía Científica supone que se debió a algún fallo del sistema eléctrico, de algún aparato o de la calefacción, atendiendo al estallido que dijeron oír algunos vecinos antes de aparecieran las llamas.
Tampoco está claro qué es lo que se perdió con el fuego: una pésima gestión informativa contribuyó a que nadie se aclarase. Primero se dijo que la colección de arte no se había visto afectada; más tarde, que se había perdido la mayor parte de la biblioteca especializada del centro, así como ocho obras de arte que no valían más de 50.000 euros. Después, las piezas perdidas se redujeron a cuatro, y los volúmenes de la biblioteca se convirtieron en 28.000 catálogos y libros sustituibles en su mayor parte. Finalmente, lo que se supo es que la biblioteca no tenía inventariados sus fondos, de modo que se desconoce qué se quemó.
Resultaba necesario encontrar algún culpable, y SIEC, la empresa que en aquel momento ejecutaba las obras de mejoras de accesibilidad del edificio, fue lo más parecido que se encontró. Quedó demostrado que SIEC mantenía desconectadas las alarmas antiincendios y los detectores de humo mientras realizaba estos trabajos, y Codelse, la responsable de su funcionamiento, no informó al Ayuntamiento, que terminó sancionándolas por «irregularidades muy graves» con multas de 46.000 y 1.138 euros, respectivamente.
Los responsables del MAS, en cualquier caso, pretenden hacer de la necesidad virtud y que su rehabilitación sea parte del proyecto de ampliación del edificio, llamado a encabezar el eje cultural de La Florida, que incluye actuaciones en la Biblioteca de Menéndez Pelayo, en la Municipal de Gravina, y del que también forman parte el Centro de Documentación de la Imagen de Santander (Cdis) y la Fundación Gerardo Diego. A la espera de que todo ello se haga realidad, tratan de mantener vivo el museo desde unas oficinas situadas en el Mercado de México, desde las que el personal ha puesto en marcha un calendario de exposiciones y sigue tramitando compras y preparando actividades.
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