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Numerosos famosos fueron invitados al evento. En la foto, Silvia Tortosa, José Luis López Vázquez y Ramiro Oliveros. Detrás, de pie, el relaciones públicas, Óscar Gutiérrez.

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Numerosos famosos fueron invitados al evento. En la foto, Silvia Tortosa, José Luis López Vázquez y Ramiro Oliveros. Detrás, de pie, el relaciones públicas, Óscar Gutiérrez. DM .

Hace 40 años el juego volvió al Casino

Santander ·

Hoy se cumplen cuatro décadas de la reapertura de las ruletas, que fueron otro atractivo turístico para la ciudad

Sábado, 1 de diciembre 2018, 07:41

La noche inaugural del Casino, de su reapertura al juego, tal día como hoy hace cuarenta años, «fue espectacular, llena de gente, con muchos famosos, todos los empleados muy nerviosos. Pero todo salió bien». El 1 de diciembre de 1978 rodó de nuevo la bola en las ruletas del Gran Casino de Santander. La primera, la de la inauguración oficial, cayó en el número 13. La vuelta del juego legal a España hizo que los prohombres de Santander de aquella época solicitaran al Gobierno de España la licencia para el casino de El Sardinero, un edificio de 1916, en el que se jugó hasta la prohibición durante la dictadura de Primo de Rivera. El Ayuntamiento de Santander y la entonces Diputación Provincial compraron el edificio y encargaron a la sociedad inglesa Coral poner en marcha el Casino y formar al personal necesario.

Teresa García y Julia Bezanilla recuerdan aquella noche muy bien. «Fue enorme el número de invitados, con mucha seguridad, muchos famosos, muchos políticos locales y la élite de Santander». Teresa era entonces camarera en la sala de juego y luego cajera, y Julia estaba en la recepción. «Se cuidó mucho la uniformidad de los empleados para que todo luciera bien, porque media España sabía que se reabría el Gran Casino de Santander, en un edificio impresionante, junto a la playa, que destacaba por su belleza».

El Casino no había permanecido alejado de la sociedad de Santander durante los años en que el juego estuvo prohibido. En sus salas se celebraron todo tipo de acontecimientos sociales y actividades musicales de relieve, y su antiguo teatro se convirtió en sala de cine. Pero la reapertura al juego fue el relanzamiento de la vida social en El Sardinero.

Escuela y amabilidad

Pilar Alonso, que en los primeros años fue croupier y hoy es la relaciones públicas del Casino, cuenta que «para que nos formásemos montaron una escuela y, tras seis meses, comenzamos a trabajar ¡con dinero de verdad y clientes de verdad! Fue emocionante...Estábamos muy bien considerados por la formación de los empleados y el edificio y sus instalaciones. Además, este Casino fue uno de los tres primeros en abrir en España. Tratábamos con modales exquisitos al público, muy bien, pero con seriedad», recuerda Alonso; «era la forma de trabajar implantada por los ingleses, rigidez, pero amabilidad. Por supuesto, nunca tratábamos a nadie de tú. La escuela fue muy estricta en eso».

Explica Julia que «en aquellos años, la gente veía el Casino y todo su mundo muy mal, por desconocimiento». Pero «era todo muy serio y profesional. Ni podíamos saludar o dar la mano a los clientes», añade Teresa.

Veteranos. Desde la izquierda, Teresa García, cajera; Pilar Alonso, relaciones públicas; Paco Vega, croupier, y Julia Bezanilla, recepcionista. Alberto Aja

Hace cuarenta años era muy estricto todo; hasta las normas del vestuario de los clientes para poder acceder a las salas de juego. «Ni los famosos podían entrar si no tenían el documento de identidad. Era un control absoluto. Era todo mucho más elitista, con más lujo que ahora», tercia Teresa. «La gente venía muy bien vestida, los hombres debían entrar con americana y corbata y no se permitían pantalones vaqueros ni playeras». Hoy, los jóvenes que acceden a la sala para jugar al póquer lo hacen en camiseta, pantalón corto, sandalias o deportivas. Los veteranos echan en falta aquellos días de elegancia.

Paco Vega, experto croupier, recién prejubilado, explica que «hoy todo es muy diferente. Los tiempos y las modas cambian». Vega entró en 1979 en la escuela de juego y en 1980 pasó a la denominada 'sala roja'. «El día que me pusieron en la mesa una ficha por valor de 500.000 pesetas, de las de hace cuarenta años, que era un dineral, el corazón se me salía del pecho». Entonces, el Casino tenía 140 trabajadores, muy lejos de los 68 de ahora. En los años noventa había 17 casinos en España, ahora llegan a los 70. En el año 1979 se hizo cargo de la gerencia del Casino de Santander el de La Toja; tres años después, la gerencia pasó a manos de los propietarios del edificio y de la licencia, Ayuntamiento y Diputación. Fue en el año 1998 (hace veinte) cuando se puso todo lo relacionado con el juego en manos de la empresa gallega Comar, y los servicios hosteleros pasaron a ser gestionados por la empresa cántabra Hijos de Víctor Merino.

Los cuatro personajes de esta historia –Julia, Teresa, Paco y Pilar– han sido y son «felices en el Casino. La convivencia ha sido muy buena. Éramos una gran familia, hasta montábamos partidos de fútbol; el ambiente era excelente y los sueldos eran importantes para la época».

Los cuatro han tratado a miles de personas en el Casino y Pilar Alonso recuerda «cuando íbamos a ferias, cuando el Casino daba a Santander una imagen de calidad y clase. Echo en falta el 'glamour', todo lo que movía el Casino, lo que significaba para Santander. Era algo único».

El próximo día 11, los empleados de estos cuarenta años del Casino de Santander se reunirán en una comida de hermandad. Será la gran fiesta de aniversario.

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