![Aparece un refugio antiaéreo de la Guerra Civil debajo de la catedral](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202001/19/media/cortadas/52055753--624x415.jpg)
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Las obras iniciadas en abril del año pasado en la Casa Capitular, el edificio anexo a la catedral, tienen el objetivo de unificar los archivos Catedralicio y Diocesano y transformar todo el espacio. Tras dedicar varios meses a vaciar el inmueble, en ... agosto se inició una excavación para abrir una nueva entrada a cota de calle que permita acceder por la calle Cádiz y Juan Plaza García. Todo iba según lo previsto hasta que la maquinaria se topó en septiembre con una bóveda inesperada que, como confirmó el equipo de arqueólogos encargados del seguimiento, correspondía con un refugio antiaéreo de la Guerra Civil.
Tras informar al Gobierno regional y al Ayuntamiento, los operarios pudieron proseguir con su trabajo «sin mayor trastorno» porque la posición del hallazgo apenas interfería con su área de actuación. Aunque por cuestiones de seguridad todavía no se ha podido explorar el refugio en profundidad, el arquitecto que lidera el proyecto, David Arce, espera que pueda mantenerse y «ponerse en valor» como una parte más del Anillo Cultural. La excavación avanzaba según lo planeado hasta que «tropezamos con una bóveda parcialmente hormigonada y una reja que parecía dar acceso a un túnel», narra Arce. Dieron la voz de alarma a los arqueólogos Lino Mantecón y Javier Marcos, quienes accedieron para examinarlo y confirmaron que se trataba de un refugio antiaéreo «de los más de 100 que se sabe que hubo en Santander durante la Guerra Civil».
Ya había constancia de que este refugio existía porque «su posición aproximada» está documentada en el libro 'Una ciudad bajo las bombas', de José Manuel Puente Fernández, «aunque no sabemos si hay planos del mismo», apunta Arce. Se conocía como el 'Refugio del Frontón del Cristo', o el de la calle Juan Plaza. Aunque se confirmará cuando se pueda investigar con más detenimiento, los arqueólogos creen que tenía varias entradas, capacidad para unas 300 personas y unos cien metros de túneles. «Hasta la actualidad, han sobrevivido unos 60 metros». El resto fueron derruidos al final de la guerra o dañados durante el incendio de Santander en 1941 o durante las labores de reconstrucción de la catedral que tuvieron lugar después, entre 1944 y 1953. El refugio llega hasta la sacristía, colindante con el Claustro, pero se encuentra a unos diez metros por debajo de ella, prácticamente a nivel de la calle Juan Plaza.
Los túneles no se pueden visitar actualmente por motivos de seguridad, ya que las obras de reconstrucción de la estructura interior de la Casa Capitular se siguen ejecutando y este edificio está encima del hallazgo. «El equipo de arqueólogos a cargo de la obra estudiará el refugio más adelante, cuando la estructura nueva esté terminada y se pueda garantizar un acceso seguro por parte de personal competente y autorizado. Por lo poco que hemos podido ver, los túneles están en buen estado».
Aunque todo depende de las conclusiones a las que se llegue tras examinar el hallazgo en profundidad, la idea inicial es mantenerlos «y, si es posible, ponerlos en valor». Arce expone que se están analizando distintas opciones o posibles usos y, en principio, la intención es que sea un elemento más a sumar «al ya importante contenido que va a ofrecer el nuevo edificio de las dependencias capitulares». De ellas, el 80% se va a reconvertir en espacio cultural con zonas habilitadas para conferencias, con un aforo de 150 personas, exposiciones e investigación. «Será otro ingrediente más a añadir al Anillo Cultural santanderino».
La transformación que está en marcha en la Casa Capitular -que data de los años 40 del siglo XX- unificará los archivos Catedralicio y Diocesano, un proyecto que no concluirá hasta enero de 2021. Los trabajos corresponden a la quinta fase del Plan Director de la Catedral, con una inversión de 2,5 millones de euros que está financiada a tres bandas: un 75% lo aporta el Ministerio de Fomento a través del plan de restauración de bienes culturales, un 10% el Ayuntamiento y, el resto, lo paga el Obispado.
300
personas se estima que entraban en este refugio antiaéreo, que tenía unos cien metros de túneles.
Según afirmó el obispo de Santander cuando empezó la obra, la institución religiosa custodia documentos «imprescindibles para conocer la historia de esta tierra». Cuando se acaben estas intervenciones, este legado -que incluye un pergamino del siglo XIII- se podrá conservar con más medios. El proyecto se diseñó para que el exterior de la Casa Capitular permanezca intacto, aunque el acondicionamiento interno será integral.
Las dependencias capitulares pasarán de tener tres plantas a cuatro y contarán con mejor accesibilidad gracias a la puerta que se está abriendo a cota de calle. Todas las plantas podrán ser visitadas, salvo la última, que se reservará para uso religioso. La planta principal estará cubierta por un lucernario de vidrio y será diáfana. En las plantas tercera y cuarta se ubicarán los archivos y las salas de consulta, conectadas en triple altura con una escalera que permitirá separar la nueva estructura de la fachada original y extender el espacio expositivo a las zonas de paso de estas plantas superiores.
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