Aparece una víbora de Seoane en las rampas mecánicas del Río de la Pila

El susto debió de ser tremendo. Operarios de la empresa que realiza el mantenimiento de las rampas y escaleras mecánicas de Santander se toparon con una serpiente cuando acudieron al último tramo del itinerario del Río de la Pila, el más cercano al funicular.

Los hechos ocurrieron el pasado lunes, 10 de julio. Los trabajadores subieron hasta lo alto de la calle con la intención de sustituir la entrada del pasamanos, que estaba rota como consecuencia de un acto vandálico ocurrido el fin de semana. Cuando comenzaron a desmontar los componentes, incluida la pieza metálica de uno de los laterales del suelo, se destapó la sorpresa. Tras unos segundos, los suficientes para que uno de los empleados pudiera sacar su teléfono móvil y tomar una foto, la víbora se ocultó de nuevo en el interior de la escalera.

La infraestructura donde ha aparecido esta usuaria tan poco habitual es colindante con una zona verde «desde la que probablemente accedió la serpiente al interior del mecanismo, a través de la zona del pasamos que estaba rota y desprendida», señalan fuentes del Ayuntamiento de Santander. Razón por la que se cree que no debía llevar mucho tiempo oculta en la escalera mecánica.

¿Dónde está ahora la serpiente? En paradero desconocido. Tras el hallazgo se acordonó la zona y se llevó a cabo un seguimiento, pero el animal no volvió a asomar por ninguna parte.

A la mañana siguiente se intentó de nuevo, desmontando otras piezas de la escalera para comprobar si todavía seguía en su interior, pero los operarios no encontraron rastro de la serpiente, por lo que finalmente se llevó a cabo el montaje y reparación de la avería.

«Hay que destacar que es la primera vez que ocurre algo parecido, sin que se hayan visualizado otras serpientes, ni aquí, ni en ningún otro elemento mecánico», explican desde el Consistorio, desmontando las informaciones publicadas por algunos medios de comunicación y compartidas en redes sociales donde se advierte del «riesgo extremo» en la zona por una «plaga de mortales víboras».

Tras consultar con un biólogo, el Ayuntamiento de Santander asegura que se trata de una especie autóctona. ¿Cuál? Según los diferentes expertos en fauna cantábrica consultados por este periódico es «indudablemente» una víbora de Seoane. Esta especie está presente en la cornisa cantábrica, es de talla mediana (pudiendo alcanzar los 70 centímetros de longitud), de cabeza grande y hocico aplastado.

«Es una auténtica rareza que haya aparecido en el Río de la Pila, cabe pensar que alguien la tuviera como mascota y se haya escapado», señala Isidro Fombellida, naturalista y guia de la red de espacio protegidos de Cantabria.

Esta víbora de Seoane suele habitar en zonas de matorral de poca altura, con cierta cobertura de árboles o sin ella, pero con calor. Necesitan el sol para estar activas. Cuando son pequeñas se alimentan de lagartijas o pequeñas culebras y de adultas tiran más a por roedores. De ahí que el entorno urbano sea ajeno a ellas, además de correr riesgo de atropello. «Es muy raro que por sí misma haya llegado hasta allí», señala Fombellida, quien explica que, dentro de Santander, una zona donde no sería descabellado encontrarlas es en Monte, «hacia Ciriego, donde hay pastizales costeros con matorral espeso».

En cuanto al peligro para las personas, Fombellida explica que se dan muy pocos casos de mordeduras por víboras en Cantabria. Básicamente porque este tipo de serpiente rehúye cuando se ve en peligro, no es de las que ataca, a no ser que alguien la manipule o en casos accidentales. «La forma de actuar cuando hay una mordedura en un sitio como Santander, zona urbana con el hospital cerca, es muy sencilla: acudes a Urgencias y allí te administran el suero antiviperino específico para esta especie autóctona. En el hospital ya lo conocen, por lo tanto casi sin decirlo te lo aplican».

De todos modos, Fombellida está seguro de que no se la volverá a ver por el Río de la Pila, «aunque se la busque».

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