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Al perro le gusta la playa. Correr por la arena. Y no hace falta explicarle que, por donde ayer andaba olisqueando a primera hora de la mañana, hace bien poco no había lo que hay ahora. Ni arena, ni playa. Porque la capa es fina, ... pero empieza a asentarse. De hecho, depende del día. Unos hay más y otros algo menos. Pero hay siempre, sobre todo en un lado. El fondo de la rampa del Mundial de Vela, en Gamazo, junto a las tumbonas que se instalaron hace años, está ya cubierto de arena. El avance de lo que se marcha de Los Peligros continúa hacia el centro de la ciudad. Llenó La Fenómeno –que antes aparecía y desaparecía–, formó arenales frente al Marítimo que se hacían grandes con la bajamar, se acumuló ya de forma permanente en la curva en la que antes había un pedregal (playa de Gamazo lo llaman ya) y ahora –hace ya un tiempo– está en la rampa. Todo, mientras el debate de los espigones de La Magdalena vive su enésimo episodio.
Fue a finales del pasado mes de julio. Con la mayoría absoluta casi recién estrenada, el PP de Santander sacó adelante en el Pleno municipal una moción para exigir a Madrid que paralice el desmantelamiento del espigón construido. Aprobada, lo mismo que en su día se aprobó que se retirara lo hecho, cuando los populares gobernaban junto a Ciudadanos, que les exigió este punto como condición para mantener la Alcaldía. La medida (que persigue que se acabe lo que se comenzó) ha provocado, claro, la reacción de los que piden justo lo contrario.
Mientras, entre idas y venidas, con una obra a medio hacer que quedó empantanada muchos meses y que unos piden terminar y otros que se retire lo hecho, la arena, ajena a las noticias y a la política, avanza. Deja unos sitios y busca otros. Sigue su camino. Sin que la trasladen en forma de rellenos como hacían antes o sin que se fije en un espacio con el diseño completo de la obra de los diques. Ya ha cambiado por completo la configuración de Los Peligros –lastrada además por el toma y daca de Costas y el Ayuntamiento para arreglar desperfectos y solucionar el 'muerto' de La Horadada– y ha creado un nuevo mapa de playas urbanas.
La que va tomando forma en la rampa del Mundial es más que visible al fondo, pegado al murete de la zona de las tumbonas. Hay algas, maleza y ya una capa con un grosor considerable. Tanto que la pasarela peatonal del extremo está en parte cubierta. La arena, para hacerse una idea, deja su rastro bien arriba. En escalones o en la separación con la zona verde de la parte superior de la estructura.
Depende de las mareas, de la lluvia, de las jornadas de viento... Hay días en los que la rampa está más cubierta y otros –sobre todo por la zona central– más despejada. Pero ya hay arena de forma permanente y no tiene pinta de ir a menos.
Nuevas playas, sí. Pero cuidado. Allí mismo hay un cartel colocado hace tiempo por el Puerto de Santander (lo de hace tiempo es porque lleva el logo del Ministerio de Fomento, que ya no existe como tal). Se prohibe expresamente el baño, se advierte del riesgo de caída al mar y de la posibilidad de «caída al mismo nivel». De hecho, señalan un artículo del «Reglamento de Policía y Régimen del Puerto».
El asunto es que ese cartel lo colocaron cuando allí no había una playa.
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