El argayo en el talud de Reina Victoria se extiende y entierra el paseo de Los Peligros

Las primeras intervenciones para reparar la zona afectada consistirán en desmontar la pérgola, la escultura de Jorge Sepúlveda y parte del alumbrado de la avenida Reina Victoria con la intención de liberar espacio y que la maquinaria pueda actuar desde ese área. Cuando terminen las obras de reconstrucción, todo el mobiliario desmontado volverá a ocupar su espacio habitual.

Como mañana es festivo, el resto de trabajos se iniciarán en los próximos días. Algunos de los más importantes serán la retirada de tierra sobrante y la colocación de una malla que asegure el talud. «También estamos pendientes de recibir materiales. Por las fechas que son y el escenario en el que nos movemos, no podemos asegurar cuándo dispondremos de ellos», apunta el edil.

¿Y cómo se realizarán las siguientes intervenciones? Se colocarán unos carriles de seis metros de longitud que estarán hincados en el borde superior del talud y que contarán con unos anclajes que penetrarán en la roca para consolidar y estabilizar la zona de suelo que existe debajo del mirador. Para reparar el resto del talud se procederá a la eliminación de la tierra vegetal y se realizará un reperfilado del mismo para eliminar las zonas inestables y conformar un perfil de talud continuo. Tras esta fase, se instalará una malla de triple torsión y otra antierosión, recogidas con bulones -similares a tornillos de gran tamaño- que irán atados entre sí con cables para asegurar un funcionamiento conjunto de todas las piezas.

Tras los primeros desprendimientos producidos en diciembre, se realizaron algunas actuaciones para conocer el estado del talud y afrontar su reparación. Lo primero fue adoptar algunas medidas de seguridad como el balizamiento y vallado tanto en la zona del paseo de Reina Victoria como en el pie del talud, junto a la pasarela de la playa.

Con el área asegurada, se realizaron diferentes catas para comprobar el espesor de la capa de suelos sobre el nivel de roca bajo la zona del mirador y valorar así las medidas a tomar para proteger su estabilidad. La comprobación se llevó a cabo mediante la introducción de barrenas en el terreno hasta alcanzar el rechazo, lo que permitió situar la roca entre los tres y los cuatro metros de profundidad. Después, se llevaron a cabo trabajos de desbroce y un levantamiento topográfico que facilitase el estudio de la mejor solución para estabilizar y proteger la ladera.