Arranca la obra para sustituir la valla del Puerto en la calle Antonio López

En el primer tramo, comprendido entre la Estación Marítima y el puesto de Sanidad Exterior -conocido por el torno para el paso de personas-, se sustituirá el cercado interior que el Puerto instaló en sus instalaciones, muy alejado de la acera y por detrás de los edificios de Comandancia y Sanidad Exterior. Conservará en ese frente la actual que sirve de frontera con la ciudad. Será a partir de ese límite y hasta los tinglados de Antonio López donde se sustituirá la única existente, la que toda la vida ha dividido sendos espacios junto al paseo.

Las obras para su instalación comenzaron ayer, cuando los operarios ocuparon el espacio del carril bici de esa acera para emprender el montaje de la nueva infraestructura metálica, de cuatro metros de altura, que busca completar los cerca de dos kilómetros proyectados desde un inicio en el plan para frenar el salto de los polizones en esas zonas. «El plan es completar toda la sustitución de esa zona hasta los tinglados. Y cuando estos desaparezcan, las obras continuarán desde esa zona y hasta el Barrio Pesquero donde la nueva valla ya está instalada», aclara César Díaz, primer teniente de alcalde.

Para muchos vecinos la nueva barrera es un muro en medio de la ciudad. El propio consistorio santanderino sugirió hace meses que fuera una estructura acristalada, con menor impacto visual; pero el actual modelo, basado en postes continuos y recubiertos que sostienen un enrejado, está homologado por Puertos del Estado. La empresa pública que gestiona los puertos españoles ha establecido unas características generales de cómo debe ser. Un modelo que se define como de «difícil escalabilidad» cuyo objetivo es dificultar todo lo posible el salto físico.

La medida llega tras los datos «insostenibles» de saltos a través de la valla. El Puerto contabilizó hasta 900 en 2018. Muchos de esos polizones trataron de «colarse» en los barcos, y también produjeron graves daños a las mercancías. «La situación es insostenible. No podemos permitir que esta situación tenga consecuencias en el tráfico del Puerto. Hemos hecho mucho trabajo durante mucho tiempo en captar a los clientes y este problema puede echarlo todo a perder», zanjó hace meses el presidente del Puerto, Jaime González, para dar respuesta a las protestas por un cercado que resulta más opaco que el actual, que toma mayor altura, y que supone un impacto visual en la ciudad.

Lo reconoció también el pasado mayo Antonio Toca, presidente del comité de empresa en el Puerto. «Esto es un problemón que nos ha caído en Bilbao y Santander y que en Gijón está empezando». Confirmó los destrozos «tremendos» en camiones y remolques. «Son chavales de entre 18 y 30 años, exmilitares que se las saben todas». «Y no son lo que parecía al principio, que recibían apoyo de ONG. Vienen con dinero y cuando se les acaba tienen que conseguirlo como sea».

Estas obras son la antesala de la reordenación del embarque de los vehículos en los ferris. Coches y camiones intercambiarán su actual punto de embarque y la zona destinada a los trailers será acotada. Para las demás intervenciones habrá que esperar al derribo de los tinglados.