El ataque al monumento a la República

La alegoría a la Segunda República española, representada por una mujer y un león con la bandera tricolor de fondo, está impresa desde hace dos décadas en un monumento del cementerio de Ciriego que honra la memoria de las más de mil víctimas del franquismo en Cantabria. Sin embargo, ahora está destrozada. La imagen forma parte de la obra 'A los héroes de la República y la Libertad' que se inauguró un 14 de abril de 2001 y está formada por diez monolitos: nueve recogen el listado de los más de 1.000 fallecidos –es también una fosa común– y el décimo contiene esa imagen de la República con la que los atacantes se ensañaron a principios de este año, sin que se conozca aún su identidad y con pocas esperanzas de localizarlos.

La cerámica con la impresión de la mujer y el león está especialmente estropeada en las áreas que coinciden con los rostros de los protagonistas, aunque hay marcas por todo el dibujo. Y aunque el grupo socialista de Santander ha criticado lo ocurrido y exige respuestas al equipo de gobierno, estos indican que no se trata de un bien público integrado en el patrimonio municipal, sino que pertenece a la asociación Héroes de la República y la Libertad, entidad que encargó la obra. En cuanto a que los atacantes puedan estar grabados, el Ayuntamiento apunta que «dada la disposición de las cámaras de seguridad para controlar accesos irregulares al recinto, es probable que no se pueda obtener información relevante».

El presidente de la asociación Héroes de la República y la Libertad, Antonio Ontañón, lamenta profundamente lo ocurrido y señala que no es la primera vez que pasa: «La placa explicativa que hay entre los dos monolitos principales la han arrancado dos veces y a la tercera la incrustamos en la tierra para que no se la puedan llevar». Explica que en esas dos ocasiones acudieron a la Policía, pero la distancia entre las cámaras y el monumento impide captar a los atacantes «y al cementerio entra mucha gente como para encontrarlos con las grabaciones de la entrada». Más que enfado, «siento impotencia».

Cree Ontañón que los desperfectos se produjeron con piedras, aunque es imposible asegurarlo viendo únicamente las marcas de la cerámica. En cuanto a los arreglos, será la asociación quien tenga que asumirlos ya que, como indican desde el Ayuntamiento, «el Cementerio Jardín no es responsable de la reparación de este tipo de actos vandálicos que se producen a terceros por personas ajenas al cementerio». Aún así, recalcan su condena al ataque.

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