El conductor del atropello mortal en Castelar impactó con Bret Elorza a 97 kilómetros por hora

El informe pericial del equipo de reconstrucción de accidentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil así lo refleja. En el documento -al que ha tenido acceso El Diario Montañés- se señala, además, que poco antes de la colisión, el vehículo que causó el accidente y que conducía Bryan Barroso, de 26 años, circulaba a 136,8 km/hora y, además, (como ya dijeron informes anteriores) bajo los efectos del alcohol y las drogas: la prueba de alcoholemia dio 0,33 en un primer test y 0,27 en un segundo examen (lo máximo permitido es 0,25). El contraste de alcohol en sangre arrojó un resultado de 0,4 gr/l. También fue positiva en cocaína y benzoilecgonina.

Según confirma la investigación llevada a cabo por los expertos de la Guardia Civil (que validan los datos recogidos en su día en el atestado de la Policía Local de Santander), el coche que provocó la colisión mortal salió del túnel del Centro Botín. En el pasadizo la velocidad está limitada a 40 kilómetros por hora, pero el acusado lo atravesó a una media de entre 121 y 128 kilómetros por hora. Exactamente el triple de lo permitido. Por el Paseo de Pereda circuló a 84 kilómetros en un primer tramo y a 111 km/hora en un segundo tramo cuando el límite está en los 50.

Tras pasar por la glorieta de Puertochico y acceder al carril izquierdo de la calle Castelar (sentido hacia El Sardinero), el coche se salió parcialmente de la vía y circuló entre ambas calzadas, con la parte inferior del coche rozando con la mediana elevada. En este tramo de 31,4 metros hizo maniobras de contravolante, según recoge el informe. Volvió luego a su carril, pero perdió el control durante 45 metros. Fue entonces cuando se salió de la vía por el margen izquierdo: invadió el carril izquierdo en sentido contrario (hacia la glorieta de Puertochico), perdió el control del vehículo y giró hasta que impactó contra la moto.

Incluso tras chocar contra el ciclomotor, conducido por el joven fallecido, (el santanderino Bret Elorza) el turismo continuó girando y, en toda esta trayectoria, recorrió todavía una distancia de 143 metros.

Los datos ahora confirmados por la investigación contrastan con la declaración que hizo en su día Bryan B. ante el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Santander. El 7 de febrero, apenas unos días después del brutal accidente, dijo que creía que «no podía ir a más de 70» km/hora y que, al subirse a la mediana de Castelar, había intentado frenar y el coche no le había respondido.

Barroso, que está acusado de un supuesto delito de homicidio por imprudencia y de dos contra la seguridad vial (uno por conducción temeraria y otro por conducir bajo la influencia de alcohol o drogas), también declaró ante el juez que había tomado tres cervezas y que «no consume drogas». Pero el informe que maneja la Guardia Civil dice algo muy diferente: la prueba de alcoholemia dio 0,33 en un primer test y 0,27 en un segundo examen (lo máximo permitido es 0,25). En la prueba de contraste en sangre arrojó un resultado de 0,4 gr/l. También dio positivo en cocaína y benzoilecgonina.

El documento también contiene los datos referidos al segundo conductor, Adrián B., acusado de dos supuestos delitos contra la seguridad vial (por conducción temeraria y por conducir bajo la influencia de drogas), y otro de cooperador necesario de homicidio por imprudencia, y señala que la velocidad del Volkswagen Golf en el que circulaba antes de frenar de emergencia, era de 114 kilómetros por hora, frente a «los 50 ó 60» que él mismo había aventurado en su declaración judicial.

Los expertos de la Guardia Civil indican que, «a pesar de no estar implicado», este conductor, que circulaba por el carril derecho del sentido Sardinero, hizo maniobra «severa» de frenada y se detuvo próximo a la posición final del fallecido.

Sobre el consumo de sustancias en este caso, el informe reafirma el resultado negativo de la prueba de alcoholemia, pero al tiempo confirma el positivo en varios estupefacientes, que concreta en cocaína, benzoilecgonina y THC (cannabis). Este segundo conductor fue puesto en libertad bajo fianza de 4.000 euros, tras considerar el juez que no existía riesgo de fuga.

En su declaración judicial al día siguiente del accidente, ambos jóvenes negaron que «se picaran» entre ellos antes de ocurrir el siniestro, pese a que las diligencias judiciales apuntaban indicios en este sentido y a que varios testigos del accidente así lo declararon ante la Policía Local de Santander que intervino en un primer momento tras la colisión.

Los seis primeros meses de este año han sido escalofriantes en las carreteras cántabras: 12 personas han perdido la vida en ellas. Cuatro de las mismas han muerto en vías urbanas y, del total, seis han sido víctimas de atropellos. Uno de ellos, un peatón que cruzaba por el paso de cebra de Peñacastillo (Santander). Otro que perdió la vida en un incidente de este tipo fue Floren, el ciclista de Torrelavega, a manos de un conductor que se dio a la fuga.

Un tercer suceso segó tres vidas, la de Erika Rey de Perea, su hijo Izan Río, y la de María Teresa Ramos, las víctimas del accidente de Suesa (Ribamontán al Mar) que tuvo lugar a principios de abril. De todos los acusados implicados en los siniestros solo Bryan B. (el acusado del accidente de Castelar) se encuentra en prisión provisional por decisión del juez. En todos los demás casos, se está a la espera del correspondiente informe del Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico.