Un portavoz de la firma, Pablo Martín, calificó este lunes de «sin sentido» la multa y defendió su trabajo en Santander diciendo que «nunca» esta ciudad había tenido tantos medios en sus arenales. «Hicimos un buen servicio, con materiales de sobra» y «vamos a aportar pruebas de que no sólo no hubo incumplimientos, sino que mejoramos el pliego técnico de exigencias». A Aunar le interesa trabajar en Santander. Tanto es así que tiene intención de presentarse al concurso que abrirá el Consistorio para controlar las playas el próximo verano.
Aunar no entró con buen pie en la ciudad. Se llevó la adjudicación del servicio ante las narices de la Cruz Roja, que lo prestaba desde hacía 20 años, y eso no sentó bien en la organización humanitaria, que lamentó públicamente que el Ayuntamiento aplicara criterios economicistas a la hora de otorgarlo. También sembró dudas sobre la capacidad de una empresa privada para dar un buena cobertura. Como se recordará, Aunar se hizo con el contrato rebajando en casi 24.000 el precio de licitación y ofertando, paralelamente, varias mejoras. Así lo reconoció en su día el concejal de Protección Ciudadana, Pedro Nalda, que se declaró satisfecho de los recursos 'extra' que aportaba la empresa elegida, ya que iría más allá de lo que se pedía oficialmente.
«Había absoluta precariedad en todos los sentidos»
Tras saber que el Ayuntamiento de Santander se disponía a sancionar a Aunar, un contratado por la empresa le hizo llegar una denuncia sobre las condiciones laborales al concejal Pedro Nalda, titular del área de Personal y Protección Ciudadana. En ella relata la precariedad de medios con que la firma desarrolló este verano su cometido en Santander. Según J. Bernardo Mato Jara, Aunar siempre tuvo conocimiento previo de las inspecciones lo que le permitía neutralizarlas, con cambios de personal, reforzando los puestos inspeccionados, dotándolos de personal y material y, tras la inspección «vuelta a la más absoluta precariedad en todos los sentidos». Mato Jara también lamentó que el salario se consiguiera a base de muchísimas horas extra que se pagaban a tres euros.
Pero el Consistorio se inclinó hacia esta sociedad apenas 72 horas antes de que arrancara la vigilancia en las playas, lo que provocó que pocas horas antes de distribuir a los socorristas en sus puestos la sociedad estuviera todavía haciendo la selección de personal, algo que generó una imagen de improvisación. «Aunar no fue responsable de esto. Tuvimos que montarlo todo en tres días y lo hicimos. Somos una empresa seria y con trayectoria. Funcionamos desde 2009, aunque el equipo tiene 20 años de experiencia en este ámbito. Estamos al frente de las playas de diez municipios de todo el litoral español», argumentó Martín, director de Operaciones de la firma para respaldar su trabajo antes de anunciar que ésta, con sede en Reus, «va a defender su trabajo hasta las últimas instancias».
«El contrato no se prorroga tras detectarse deficiencias en su cumplimiento que desembocaron en una sanción a la empresa adjudicataria». Entre los fallos que se han achacado a Aunar hay relativos a las condiciones del material de los puestos de salvamento y las mejoras que prometió.
El portavoz fue muy crítico tanto con los pliegos de condiciones del Ayuntamiento como con los supuestos incumplimientos que les abocaron a una multa. «Nosotros mejoramos las exigencias que nos hacían. No se nos pedían desfibriladores y los tuvimos. Gracias a ellos se salvó la vida a dos jóvenes. También aportamos dos motos y una embarcación nueva que cumple todos los requisitos medioambientales».
También subrayó Martín que Santander no registrara esta temporada estival ningún ahogado. «Hubo situaciones difíciles y todas se remontaron satisfactoriamente». Por eso rechaza de plano las razones que se han dado oficialmente desde el Ayuntamiento para multarles. «Los supuestos incumplimientos no tienen ningún fundamento y además reflejan el ansia sancionadora del personal de Protección Civil», cuyos responsables les llegaron a decir que les habían hecho más inspecciones a ellos «en una semana que en 20 años». Según aseguró, «parte de las sanciones tuvieron que ser retiradas a regañadientes ya que auditorías superadas por el Ayuntamiento daban total solvencia al servicio. Las restantes aún no están resueltas ya que siguen su proceso contencioso administrativo».
«Santander nunca tuvo en sus playas un equipamiento tan completo y moderno como la última temporada. Embarcaciones, motos de agua, vehículos 4x4, tubos y tablas de rescate... Todo material nuevo, destinados a hacer de Santander una playa de referencia en materia de seguridad».
Cuatro interrogantes
Martín planteó, además, cuatro interrogantes. «¿Como es posible que un Ayuntamiento de casi 200.000 habitantes no establezca ningún protocolo de coordinación ante emergencias con la empresa gestora del servicio de vigilancia en playas? ¿Por qué no se piden desfibriladores para las playas?».
También cuestionó cómo pueden quedar en Cantabria Ayuntamientos que «otorgan» a Cruz Roja contratos de servicios por cientos de miles de euros sin concurso y que nadie hable de esto. ¿Por qué Cruz Roja -habiendo facturado millones de euros al Ayuntamiento de Santander- no renueva su material y sigue utilizando embarcaciones de más de diez años de antigüedad, que ya no se utilizan en ningún sitio?», concluyó Martín.
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