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Las fechas previstas parecían claras, pero se retrasaron y, a estas alturas, los plazos han quedado desdibujados. Por mandato del Ministerio de Transportes, las Zonas de tráfico de Bajas Emisiones (ZBE) debían estar delimitadas para el 1 de enero de 2023 en los municipios ... de más de 50.000 habitantes. Sin embargo, en Santander la medida ni está implantada ni se espera que lo esté en un futuro próximo. La capital cántabra es una de las ciudades que todavía no ha diseñado el mapa de restricciones al tráfico. Por ahora, el Ayuntamiento no ha tomado ninguna decisión que dé pistas sobre cuáles serán las áreas de la ciudad que se verán afectadas. Algo que, por otro lado, casi no sorprende porque César Díaz, concejal de Movilidad Sostenible, ya advirtió a finales del año pasado que no había tiempo suficiente para concretar la medida. Un problema que achacaron a la falta de la normativa nacional después de que el Gobierno central no aprobara hasta diciembre de 2022 el esperado decreto que marcaba las pautas.
Antes de determinar las calles afectadas, el Ayuntamiento entendía que era necesario dar pasos previos. Entre ellos, hacer mediciones y recabar información para saber qué viales de la ciudad están realmente saturados por el tráfico y urgen tomar esas medidas. Así, para cubrir la primera parada del plan, el Consistorio anunció la instalación de una serie de sensores que todavía está pendiente. Los pliegos técnicos del contrato para colocar los equipos, que se firmó también en diciembre, establecían un plazo de cinco meses como límite para el suministro y la puesta en marcha de las soluciones de un proyecto que cuenta con un presupuesto de 1,2 millones de euros. No obstante, este plazo también se retrasó.
Contrato Telefónica colocará los dispositivos para medir plazas de aparcamiento, ruido y calidad del aire
Desde el ayuntamiento La ciudad será «prudente» y se apoyará en datos para tomar decisiones y no en «hipótesis o suposiciones»
Inversión El Consistorio consiguió financiación de los fondos europeos que cubrirán el 90% del proyecto
¿Y cuál es la situación ahora? Actualmente -ocho meses después de la fecha marcada para la entrada en vigor de las ZBE-, los equipos ya se han suministrado al Gobierno municipal que «está analizando la ubicación concreta de cada uno de ellos», según explican desde el Ayuntamiento. Después, una vez se decida dónde colocarlos, se instalarán en la vía pública y se hará «la calibración» pertinente antes de que empiecen a cumplir con su función de llevar a cabo mediciones de los parámetros necesarios para delimitar las zonas.
Los resultados que se obtengan serán la base para conocer la situación de la que parte la ciudad y, con ello, ver qué decisiones se deben tomar. Este es un punto en el que insiste una y otra vez la alcaldesa de Santander, Gema Igual, cada vez que se le pregunta al respecto: «Queremos disponer de todos los datos necesarios a la hora de adoptar decisiones». Primero, la información. Después, el plan. Así, la ciudad será «prudente» a la hora de delimitar las calles por las que no podrán circular vehículos contaminantes para que se concreten según los datos y no basadas «en suposiciones o hipótesis», subraya una vez más el Consistorio. Un mensaje repetido casi hasta la saciedad. Lo volvió a decir la regidora en junio durante su intervención en el IX Foro Global de Ingeniería y Obra Pública celebrado en el marco de los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP): «Primero analizamos, pensamos y luego ejecutamos».
Es decir, aunque sobre la mesa no haya plazos nuevos, no parece que las novedades vayan a llegar en un futuro próximo. Por ahora, los datos que se conocen de las dos estaciones de calidad de aire que hay en la ciudad, dependientes del Centro de Investigación del Medio Ambiente (CIMA) del Gobierno de Cantabria, «evidencian que no existe un problema de falta de calidad del aire», argumentan en el Ayuntamiento para reforzar su postura. Eso sí, insisten en los pasos que se dan desde la concejalía para avanzar en esa movilidad sostenible.
Para avanzar en los objetivos de movilidad y conseguir financiación, el Ayuntamiento elaboró el plan 'Impulso a la movilidad activa, fomento del cambio modal y transformación digital y sostenible del transporte urbano de Santander' que incluía la instalación de los sensores pendientes y lo presentó a los fondos europeos. El proyecto consiguió el apoyo europeo para cubrir el 90% del total de una actuación que apenas ha avanzado desde el año pasado. Conviene recordar que la Junta de Gobierno Local adjudicó en noviembre de 2022 el contrato de instalación de los sensores a la empresa Telefónica. Un acuerdo que, en concreto, incluye la colocación de 10 estaciones para medir la calidad del aire, 40 sensores de ruido (sonómetros) y 446 de aparcamiento. Así como 16 paneles LED de mensajería variable y 10 más también de aparcamiento.
No obstante, en abril de este año hubo que modificar una vez más los plazos de puesta en marcha de esos canales de información al ciudadano y demás despliegue responsabilidad de Telefónica. ¿El motivo? La escasez en la cadena de suministro. Los problemas para la llegada de componentes electrónicos y los retrasos en el diseño de los paneles obligaron a acordar la ampliación de un plazo que no llevaba aparejado una revisión del precio. Además, los pliegos del acuerdo establecían cinco meses como límite para el suministro. No se cumplió.
Y este no es el primer retraso que sufre la implantación de las ZBE que deberían haber estado en funcionamiento desde el 1 de enero de este mismo año. Una fecha que ni Santander ni Torrelavega -las dos únicas ciudades de Cantabria afectadas- han llegado a tiempo de cumplir. Un problema con los plazos del que ya advirtió el concejal del Ayuntamiento de la capital, César Díaz, que insistió en la necesaria moratoria hasta 2024 para la implantación de estas áreas.
Una petición que también solicitaron todos los municipios y partidos políticos a través de la Federación de Municipios y Provincias (FEMP). «No debemos olvidar que a día de hoy existe un vacío jurídico por parte del Gobierno central, que sigue sin aprobar el real decreto que regula la implantación y ofrece seguridad jurídica a los ayuntamientos para su puesta en marcha», apuntó el edil. No obstante, el Ejecutivo central rechazó la petición.
Aunque en Torrelavega tampoco se han diseñado todavía las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), la capital del Besaya sí hizo un primer intento. El Ayuntamiento dio un acelerón inicial para delimitar el área de la ciudad que debía permanecer libre de coches contaminantes y cumplir el plazo de entrada en vigor. Sin embargo, el mapa levantó el recelo de vecinos y comerciantes. Tras el clamor popular, el equipo de gobierno decidió parar en seco los avances, dar marcha atrás y sumarse a la prórroga unísona que solicitaron los municipios de más de 50.000 habitantes de toda España, que son los que se ven afectados por la implantación de la medida, mandato del Ministerio de Transporte.Así, en septiembre del año pasado llegó la propuesta que hizo la empresa catalana Doymo al Consistorio de Torrelavega para acotar la ZBE. Según la compañía, la delimitación afectaba al 25% del parque de vehículos que circula por la ciudad. Son 8.200 conductores, según Doymo. La expulsión de los coches sin etiqueta ambiental –Cero Emisiones, Eco, C o B– del centro de la ciudad fue un tema que preocupó y mucho a los comerciantes de la ciudad. El dato afecta a dos de los protagonistas más importantes que ayudan a sacar el negocio adelante: por un lado, una proporción de clientes potenciales a la que los establecimientos no pueden permitirse renunciar; y, por otro, todos esos transportistas que aparcan en el corazón de la ciudad y proveen de productos a un sector ya de por sí afectado por las heridas de la pandemia, la depresión económica actual y el encadenamiento de crisis de los últimos años.Por el camino, antes de adoptar nuevas decisiones, se celebraron las elecciones municipales con los correspondientes cambios en el equipo de Gobierno municipal. Actualmente, la concejalía de Urbanismo y Movilidad está en manos de Jezabel Tazón (PRC), que asumió el pasado mes de junio las nuevas responsabilidades. Así que por ahora no se han dado más pasos. La corporación echa a andar y el Consistorio trabaja, al igual que Santander, en la definición de las ZBE.Todavía deben definir la hoja de ruta y tomar decisiones importantes. Pero, primero, debe reunirse la Comisión correspondiente.
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