El Ayuntamiento concede la licencia para las obras de la sede de Enaire en Gamazo

No obstante, continúan las incógnitas sobre los pasos que permitirán plasmar el centro de arte en la ciudad dadas las diferencias que distanciaron a los responsables del Fomento y al Ayuntamiento de Santander sobre el coste del futuro mantenimiento de la sede. Un proyecto que ya ha cumplido cerca de un año de demora, pese a que ha contado con la financiación y con el diseño de la rehabilitación de las naves.

Díaz reclamó ayer que, una vez que se han otorgado las licencias correspondientes, el Ministerio de Fomento «licite inmediatamente las obras», reiterando así la petición que la alcaldesa, Gema Igual, trasladó al ministro, José Luis Ábalos, y al secretario de Estado de Infraestructuras, Pedro Saura, en las reuniones mantenidas con ambos.

En el último contacto entre Ministerio y Ayuntamiento, a finales del pasado año, Fomento condicionó la licitación de las obras de este proyecto, que fue ya entregado por el equipo redactor en el mes de julio, a la concesión de esta licencia municipal, un trámite para el que era preciso subsanar unas cuestiones de seguridad determinadas por el informe de bomberos y gestionar también la licencia de actividad. Ambas medidas se han materializado ahora.

El Ayuntamiento volvía a lamentar ayer la imposibilidad de cumplir con el compromiso del anterior ministro, que era iniciar las obras en 2018. Por boca de su concejal de Infraestructuras, el Consistorio subrayó que «la llegada a Santander de la colección de la Fundación Enaire supone seguir ampliando y complementando la oferta artística y cultural de la ciudad y constituye un proyecto de calado que no podemos permitir que se siga retrasando ni dejando de lado, por lo que estaremos vigilantes para que se avance con la mayor rapidez posible en su desarrollo».

Díaz insistió en la petición al Ministerio para que actúe con diligencia y agilidad, «con el fin de que esta nueva dotación cultural pueda abrir sus puertas cuanto antes en la ciudad». En este sentido, señaló que el pleno de la Corporación municipal, a instancias del grupo municipal popular, aprobaba el pasado mes de julio una moción para que «se garantizara la continuidad del proyecto de la sede de Enaire en Santander en los plazos y términos comprometidos por el anterior Gobierno, que dejó prevista también financiación para ello; y que se licitaran sin más demoras las obras».

Asimismo insistió en que, desde el primer momento en el que se planteó este acuerdo, el Ministerio asumía tanto las obras como el posterior funcionamiento del centro, por lo que ha hecho hincapié en que se cumpla con ese compromiso.

En abril del pasado año el exministro y anterior alcalde, Íñigo de la Serna, presentaba el proyecto en el propio espacio de Gamazo. La actuación, cuyo presupuesto asciende a 1,5 millones de euros, prevé rehabilitar las naves de Gamazo para su uso como sala de exposiciones permanente de la colección Enaire de arte contemporáneo, así como para el desarrollo de un programa paralelo de actividades y exposiciones temporales.

El proyecto, avanzado por este periódico, tiene su origen en octubre de 2017 cuando De la Serna y el presidente de la Autoridad Portuaria de Santander, Jaime González, firmaron el convenio para la puesta a disposición de estas instalaciones, situadas en el número 3 de la calle Severiano Ballesteros, que concede la ocupación de las dependencias a la Fundación por un plazo de 20 años, prorrogables por períodos quinquenales sucesivos hasta un máximo de 50 años.

El proyecto arquitectónico, firmado por Eduardo Fernández-Abascal, Floren Muruzábal y GFA2, contempla habilitar en la planta baja dos espacios expositivos, uno de mayor dimensión destinado a la Colección Enaire y otro menor, conectado con el anterior, dedicado a exposiciones temporales y varios espacios complementarios. En la planta primera, la Fundación prevé mantener la superficie construida actual disponiendo un espacio polivalente que puede servir de zona de trabajo o de aula/taller y los servicios. Y se habilita el acceso por la fachada oeste de la nave posterior, aprovechando el espacio exterior para crear un vestíbulo al aire libre protegido parcialmente por una gran marquesina.