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A finales de 2018 se detectaron los daños estructurales en el muelle de Maura que obligaron a cerrarlo. Ahora, casi tres años después, parece que su reparación está más cerca de ejecutarse. Ya está recorrido parte del camino: tras un proceso de licitación, hace ... dos semanas se eligió a la empresa que presentó la mejor oferta para rehabilitarlo, Misturas. Ahora quedan por delante unos trámites que pasarán por Intervención y por la Junta de Gobierno Local y que permitirán arrancar por fin las obras. Desde el Ayuntamiento santanderino estiman que las intervenciones se inicien antes de que termine este año.
La propuesta de adjudicación se dio a conocer a mediados de octubre. Ahora, la empresa cuenta con 15 días para presentar la documentación del proyecto -su oferta cuenta con un presupuesto de 1,04 millones de euros- que llegará a Intervención, donde deberá fiscalizarse su adjudicación. Tras superar ese requisito, se aprobará en la Junta de Gobierno Local y se abrirá otro plazo de 15 días para firmar el contrato y el acta de replanteo.
Sólo quedará un detalle más antes de comenzar las obras: coordinar los trabajos con la Autoridad Portuaria de Santander (APS). «Aunque eso lo podemos solapar con todo lo anterior», concretan fuentes municipales.
Los trabajos cuentan con un plazo de ejecución de seis meses, por lo que la intención es que estén finalizados antes del próximo verano. ¿Y en qué consistirán concretamente las intervenciones? Las obras permitirán la rehabilitación de la estructura y la recuperación para los ciudadanos del espacio ubicado junto al Centro Botín y la Grúa de Piedra. El muelle de Maura está constituido por una estructura de hormigón armado, conformada por pórticos con vigas de canto, losa superior de veinte centímetros, pilares, vigas de arriostramiento intermedias y pilotes de cimentación profunda. Así, la renovación se centrará en recuperar la integridad estructural de los elementos en mal estado y en reforzarlos para que puedan soportar las cargas correspondientes a su uso como paseo marítimo, lo que implica el uso peatonal y ocasional de vehículos de mantenimiento. Además, las obras no van a ser sencillas porque estarán condicionadas por las mareas e, incluso, algunos trabajos deberán realizarse de forma submarina. La actuación comenzará de abajo hacia arriba para ir aportando estabilidad y seguridad estructural a medida que se avance.
Esta obra forma parte de un convenio de colaboración entre el Ayuntamiento y el Puerto. El Consistorio se ocupará de la licitación y ejecución de las obras mientras que la financiación se repartirá al 50% entre las dos administraciones. Fue a raíz de un informe de la APS cuando se puso de manifiesto la avanzada degradación del muelle por procesos patológicos del hormigón, el ambiente en el que sitúa y el tiempo transcurrido desde su construcción, lo que provocó el cierre de los setecientos metros cuadrados que lo forman por seguridad.
Así, ambas entidades van de la mano a lo largo de toda la rehabilitación, lo que ha contribuido a dilatar los tiempos al requerir el visto bueno de las dos en cada paso que se daba. En un primer momento, se debatió si tirar abajo y volver a construir el muelle o si merecía la pena reformarlo. A través de un estudio, el Ayuntamiento convenció al Puerto de la segunda opción y a partir de ahí marcaron el presupuesto, los plazos y demás detalles para llevar a cabo estas obras.
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