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La rampa se vino abajo hace dos años y medio largos (fue a finales de 2020). Se quedó colgando. Con los escombros de lo que cayó sin que nadie los tocara y con otra parte en el aire. Un mes, otro, otro más ... ... Dos veranos incluso. Con la playa llena y con turistas que hasta buscaban el peligroso cobijo de la visera de hormigón o encontraban un asiento entre los cascotes. Y con paseantes, durante todo el año, que, con la marea alta (que corta la playa en dos ante la falta de arena), trepaban para subir o bajar por entre las ruinas. Pues bien, no lo han arreglado. De eso no hay noticias todavía. Lo que sí ha hecho el Ayuntamiento de Santander, con el consentimiento de la Demarcación de Costas, es tirar lo que estaba en el aire y poner una valla de verdad (no una cinta de plástico o una señal de advertencia) en un perímetro amplio para impedir que nadie se acerque y reducir los riesgos. Después de dos años y medio de paisaje empantanado, no es poca novedad.
Desde el Consistorio insisten en su postura. Que han pedido por activa y por pasiva a Costas que lo reparase. Y, ahora, ante las negativas (pasadas las elecciones y con nueva Corporación) se han puesto manos a la obra con el visto bueno de la Demarcación. Su argumento no es nuevo. «El acceso se ejecutó por parte de Costas, previo acuerdo del Pleno en donde figura expresamente que, una vez recibidas las obras, el Ayuntamiento se obliga a 'conservar y mantener las obras proyectadas excepto las posibles irregularidades que se deriven de su construcción a efectos de temporales'», han explicado en ocasiones a El Diario Montañés. Con una copia del acuerdo plenario. Y recuerdan los temporales del 3 y del 20 de diciembre de 2020 (Dora y Ernest), sobre los que adjuntaron datos de la Aemet para pasárselos a Costas, que lo ve de forma muy distinta.
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico respondía a este periódico hace un par de meses que «se le había comunicado al Ayuntamiento que debe reparar el acceso o retirarlo en base al compromiso de mantenimiento de las obras adquirido». «Además -añadían-, la afección al final de la rampa se ha producido como consecuencia de la paralización de las obras de estabilización de las playas de La Magdalena-Peligros, solicitada, entre otros, por el Ayuntamiento». O sea, por parar la obra de los diques (que ahora el Consistorio, ya sin pacto PP-Cs, pedirá que se reanude).
En resumen, que se han tirado los restos que quedaban peligrosamente en pie y que se ha acordonado la zona (como se puede ver en la foto que acompaña este texto) a mitad del tercer verano desde el siniestro. Pero que Ayuntamiento y Costas creen que arreglar el acceso le corresponde al otro. Y para hacer eso, entonces, todavía no hay acuerdo (ni planes, ni fechas).
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