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Es el ruido que no cesa. Y cada verano, con el calor, regresa como el zumbido de las moscas. Un informe del Ayuntamiento certifica que las torres de refrigeración del Hospital Valdecilla incumplen la normativa en materia de ruido. Que siguen incumpliendo, porque no es ... el primer informe. Ni la primera queja. Los vecinos de la calle Padre Rábago, en el lateral del recinto, llevan 17 años haciendo ruido para ver si les quitan el suyo. El que sufren. Pero el tema es complicado. Porque todos -vecinos, ayuntamiento y hospital- reconocen que hay un problema, pero nadie lo soluciona. El Consistorio no puede actuar como lo haría con un negocio o un particular ruidoso. Nadie se imagina que parase la actividad del centro sanitario. Y desde la gerencia de Valdecilla, reconociendo el asunto, aseguran que tienen «cola» de obras por hacer con «repercusión asistencial». O sea, que si les dan dinero harán los trabajos necesarios para eliminar el ruido, pero que con el que reciben ahora tienen que atender antes otras cosas. «Estamos muy enfadados con la desidia de nuestros dirigentes», afirman desde el vecindario, que ahora, en verano, sufre más que nunca.
El Servicio de Ingeniería Industrial del Ayuntamiento aportó en marzo un nuevo informe de Evaluación de Niveles Sonoros de Inmisión de las torres (son las que están junto a Urgencias, fácilmente reconocibles). El estudio concluye que los ruidos que producen «no cumplen con los niveles exigidos por la ordenanza municipal, al superar en 9dBA (decibelios ponderados) los niveles registrados». Hablan de una «afección en el exterior de la vivienda considerable» y determinan que los picos de incidencia se registran en «horario nocturno».
En este sentido, el Ayuntamiento requiere al hospital para que adopte «las medidas correctoras necesarias» en un plazo de tres meses. «Pudiéndose -añade- ser acordada la suspensión temporal de la actividad, así como la imposición de multas coercitivas». Sin embargo, esto último suena a papel mojado porque no se va a detener la actividad de Valdecilla -sería impensable- y porque ya se impuso una multa de 1.000 euros hace un año que fue recurrida y de la que en el hospital no han vuelto a saber nada.
Julio Pascual | Gerente Valdecilla
«Hace veinte días visitamos al gerente del Hospital, Julio Pascual, y nos dijo lo mismo de siempre. Que no tienen dinero para encapsular las torres, y así llevamos 17 años, sufriendo esta actividad molesta y fuera de ordenanza», resume Arnaldo Muñiz, portavoz de los vecinos y que guarda en una carpeta un taco enorme de informes, denuncias y reclamaciones acumuladas a lo largo de todo este tiempo. El último, el estudio de medición municipal que entregó en la reunión de hace unos días, está ya junto al resto.
«Entiendo sus protestas», empieza diciendo Pascual a este periódico. No obstante, el gerente de Valdecilla recuerda que se han tomado algunas medidas -una actuación contra los ruidos agudos y un plan para encender las torres lo menos posible- y que en la última medición se han «sobrepasado los límites por poco». «Estamos en el límite y por la noche, salvo cuando hay trasplantes o situaciones especiales, intentamos no encenderlas». Pascual dice que «hay ruido», sí, pero «hay que ver si es sólo de Valdecilla o de dónde», en relación a los atascos habituales en Jerónimo Sainz de la Maza -la calle de la plaza de toros- de camino a la turborrotonda.
Julio Pascual | Gerente Valdecilla
Pero el responsable del centro habla, sobre todo, de presupuesto. «El proyecto entero para solucionarlo -encapsular las torres- supondría entre 200.000 y 300.000 euros. Si el nuevo Gobierno nos da esa partida para ello, encantado. Lo que no puedo es inventar. No es que no sea una prioridad, pero hay otras y el dinero es el que es. Hay lista de espera para las resonancias magnéticas y hay que comprar un aparato nuevo y pagar los laboratorios. Tengo cola de obras pendientes con repercusión asistencial».
Asegura, de hecho, que la petición está hecha por parte del hospital (ahora hay cambio de Gobierno y de responsable en la Consejería), pero que los recursos son limitados. «Entiendo sus protestas y que acudan a los medios para intentar conseguir la sensibilización sobre el tema», reitera, lo mismo que el mensaje del presupuesto asignado. «Tienen que decirnos que con un dinero concreto hagamos esto y no hagamos otra cosa».
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