Los bajos del Rhin, en obras en pleno verano por el mal estado de los pilares del edificio
La estructura que da a la arena está vallada y apuntalada y los operarios realizan las tareas de refuerzo por debajo del inmueble
Las vallas que rodean una de las esquinas de los bajos del Rhin no es una estampa especialmente atractiva a la hora de visitar la ... Primera Playa de El Sardinero. Y menos a las puertas de julio, con los arenales cada vez más llenos de bañistas y a punto de recibir la avalancha de visitantes que se esperan para el verano. Pero ahí están. Fue hace un año cuando, debido al mal estado de estos bajos, Demarcación de Costas –propietaria del edificio– requirió a la concesionaria que explota los locales que lo rehabilitara. El pasado julio apuntaló el edificio pero no ha sido hasta ahora, de nuevo en temporada de playa, cuando se han puesto manos a la obra. La parte vallada es la esquina donde se ubica la escuela de surf Obsession y abarca desde la terraza superior a las escaleras y unos cuantos metros cuadrados de arena.
Algunos de los que ayer por la mañana se acercaron a este arenal no daban crédito al ver que, efectivamente, estas obras habían arrancado en plena temporada alta. «Podían haberlo hecho antes del verano o, si no les daba tiempo, haber esperado a septiembre u octubre», lamentaban un par de vecinos de Santander asiduos a pasear por la playa. Es la empresa Balneario Primera Playa S. L. la concesionaria que explota estos locales y la encargada de llevar a cabo esta rehabilitación. En concreto, las estructuras que se están reparando son el suelo de los bajos, que se está reforzando, y también habrá que rehabilitar la cubierta de los mismos, que hace a la par de terraza de la parte superior.
Es la concesionaria que explota los bajos del Rhin la encargada de reforzar la estructura del edificio
Estos bajos se apuntalaron por seguridad hace un año, pero las obras no han arrancado hasta ahora

La orden de tomar medidas saltó el año pasado de entidad a entidad hasta que se le ha puesto remedio. El Ayuntamiento de Santander se lo requirió a la Demarcación de Costas y esta, a su vez, a la concesionaria que explota los bajos. A pesar de que la orden de tomar medidas pasó por tres entidades, desde que se dio el aviso hasta que se apuntaló no pasó mucho tiempo: el requerimiento del Ayuntamiento llegó a Costas a finales de junio del año pasado y los puntales se colocaron en julio por prevención, a la espera de que arrancasen las intervenciones, que se han demorado prácticamente un año. Una vez el requerimiento llegó a Costas, y según informaron desde esta Administración, se dio traslado inmediato a la empresa concesionaria ya que, por contrato, es la responsable de la conservación y mantenimiento de las instalaciones. Tras apuntalar el área afectada, la concesionaria realizó un estudio técnico para concretar las actuaciones necesarias para su completa reparación y ahora se acaban de poner en marcha, aunque desde Costas no concretan qué plazos manejan para ejecutar la obra ni si terminarán durante el verano o después.
Los bajos del Rhin, en parte apuntalados y en parte vallados, dan una imagen poco cuidada de una de las zonas más turísticas de la ciudad. Estos locales acogen algunos de los chiringuitos más concurridos por los visitantes, ya que tienen una de las vistas más destacadas de la playa y el mar. El daño de la cubierta afecta, además de a los techos de los locales, a la terraza que se despliega a la derecha del Maremondo –según se mira de frente–, que está vacía y se utiliza, sobre todo, para admirar la vista. No soporta ningún puesto como sí ocurre al otro lado del restaurante, donde hay un Regma, un quiosco de prensa, una 'food truck' del Maremondo y una amplia terraza con mesas y sillas.
De cara a recibir visitantes –locales y turistas– lo que sí se ha mejorado en esta playa son las barandillas, que se han pintado, y las pasarelas que se han colocado para acceder a la arena. Estas intervenciones las ha realizado el servicio de mantenimiento de playas del Ayuntamiento. Ya en La Segunda, se ha pintado de blanco el edificio Rema, que estaba lleno de grafitis, y faltan por retirar –o poner remedio– a las piedras de la orilla.
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