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Santander fue la primera ciudad que, a mediados del siglo XIX, anunció en los periódicos los baños de mar, conocidos entonces como baños de ola. Los médicos los recomendaban como remedios a los problemas circulatorios y respiratorios. Este jueves, los Jardines de Piquío rememoraron aquella ... primera campaña turística que invitaba a visitar las playas de la capital. Pomposos vestidos de señoras con pamela y parasoles y caballeros trajeados con bastón y sombrero, protagonizaron el acto inaugural de un clásico santanderino bajo el sol de El Sardinero. Una fiesta que se prolongará durante el fin de semana.
Las primeras en llegar hasta la Plaza Italia, en El Sardinero, fueron las mujeres de la asociación Torre Alvarado de Heras, en Medio Cudeyo. Un colectivo que nació por la celebración de esta fiesta, en la que participan desde hace 23 años. «Nuestra finalidad es pasarlo bien. Quedamos en un local, comemos todas juntas y creamos nuestros propios trajes. Buscamos pasar un rato agradable», explicó la secretaria, Julia Reguilón.
Sus atuendos, aunque parecidos, no eran iguales. Algunos estaban cargados de volantes, más propios de finales de 1800. Y otros más rectos, de principios de 1900. «Estamos muy ilusionadas», comentaron. No solo por la celebración del evento, que llevan esperando todo el año. También porque en el colectivo hay nuevas incorporaciones. «En todo este tiempo hemos tenido bajas. Y ver a niños y adolescentes sumarse a esta iniciativa es muy emocionante», añadió.
El otro protagonista de la tarde fue el sol, que llenó la playa de El Sardinero y sus alrededores. Turistas y vecinos se acercaron hasta Piquío con sus móviles en la mano para inmortalizar el ambiente de alegría y jolgorio que protagonizaron los participantes. Algunos, ya están acostumbrados. Pero otros, como Lucía Herrera, vecina de Asturias, se quedaron alucinados. «Me parecen preciosos los trajes que llevan. Nunca había visto algo así», comentó.
El pistoletazo de salida fue el tradicional pasacalles con las asociaciones de trajes de época, que estuvieron acompañadas por la Charlote Dixie Jazz Band. Y después de tanto baile y trote, la limonada, que corrió a cargo de los hoteles Chiqui, Santemar, Sardinero y Victoria, entró como anillo al dedo.
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