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En julio hay una cita ineludible para muchos santanderinos. Fechas bien marcadas en la agenda y que llenan de gente los Jardines de Piquío y alrededores. El Sardinero se convierte en un escenario festivo, pero con una apariencia que recuerda el Santander del siglo ... XIX. Es lo que consiguen los Baños de Ola. Un gran evento que cada año -salvo el parón obligado por la pandemia del covid- reúne a decenas de personas que desfilan con trajes de época. Es como viajar a aquella primera campaña turística que invitaba a conocer las playas de la ciudad. Pues bien, esa misma escena se ha trasladado ahora hasta Cataluña. En concreto ha llegado al municipio de Terrassa, ubicado en Barcelona. Allí, la nueva Asociación de Recreación Histórica del Norte, que tiene sede en la capital cántabra, ha promocionado el evento durante la gran fiesta del modernismo catalán celebrada el primer fin de semana del mes de mayo.
Con la llegada de los Baños de Ola, en esta edición el evento contó con trajes de época en las calles. Además, también hubo espectáculos culturales y visitas a edificios del pasado industrial de ese estilo arquitectónico. Para continuar con esa promoción, a lo largo del encuentro también se repartieron folletos y otros carteles de la cita que se celebra en Santander.
Se trata de la primera actividad organizada fuera de la ciudad por parte de la asociación que quiere llevar el nombre de la capital cántabra con la fiesta Baños de Ola a otros lugares de España. Para ello irán siempre ataviados con vestidos de finales del siglo XIX y principios del XX, que son los que caracterizan el evento. El objetivo es impulsar el acontecimiento veraniego desde la cultura para que sea una atracción turística de mayor relevancia. En este sentido, la asociación cuenta con la ayuda y colaboración de una de las grandes especialistas en moda de época, Vera Simons, que diseña en base a libros y fotografías del pasado y que ha ganado en múltiples ocasiones los concursos de vestuario de los Baños de Ola, frente al desafío en reproducir lo más fielmente posible esta indumentaria con patrones antiguos de telas y adornos.
Desde 2007, la feria modernista de Terrassa está declarada por la Generalitat de Catalunya como fiesta local de interés turístico. La ciudad, con cerca de 250.000 habitantes, es la tercera más poblada de la comunidad autónoma catalana.
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