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Lo difícil es encontrar un tramo que esté bien pintado. Las emblemáticas barandillas azules que rodean las playas de El Sardinero y El Camello han sufrido una intervención exprés para que estén a punto de cara a la Semana Santa. Pero, como dice el ... dicho, las prisas no son buenas consejeras. En el recorrido entre estos arenales, es complicado encontrar un tramo de vallas donde la pintura azul se limite únicamente a la parte metálica y no a los postes de piedra que la unen al suelo. En algunas zonas es más llamativo, con chorretones de pintura. En otras, más leve, con algún brochazo que se sale de la línea. Pero se mire donde se mire, ahí están las imperfecciones.
Se nota que al Ayuntamiento de Santander le ha pillado el toro para realizar esta tarea. La semana pasada, a apenas unos días del arranque de la Semana Santa -una de las épocas que más turistas atrae a la ciudad-, a estas barandillas les hacía falta una mano de pintura y se podía entrever el óxido del metal. El pasado fin de semana, de hecho, El Diario Montañés hizo un recorrido por las playas y detectó la falta de mantenimiento de estos elementos, aunque ya se veía personal municipal ocupándose de repintarlas.
Lo que no se intuía entonces es que la intervención ya estaría terminada a principios de esta semana tras una actuación tan rápida que los resultados no han sido especialmente meticulosos. La peor parte se la llevan los postes de piedra 'atravesados' por la valla metálica y que, en parte de su superficie, son ahora azules en vez de blancos. Se aprecia que, lejos de proteger con cinta la zona para evitar que la pintura se saliese, se han dado brochazos lo más rápido posible para terminar la tarea a tiempo. Así lo demuestran los chorretones presentes en muchos de los postes. En otros, menos evidente, se ve que al pasar rápido la brocha se ha pintado también la piedra más cercana al metal. «La verdad es que se nota que lo han hecho deprisa y corriendo, para hacerlo así casi era mejor dejarlo como estaba», comentaba ayer un vecino que paseaba cerca de El Camello. Aunque es menos visible en la valla en sí, en las áreas donde no hay postes también se aprecian las prisas cuando se mira hacia el suelo. Ahí, las gotas azules son una constante.
Según denuncian los regionalistas del Ayuntamiento a través de sus redes sociales, no sólo se ha pintado en las zonas descoloridas, sino encima del óxido. Así, en el trayecto entre la Segunda playa de El Sardinero y el hotel Chiqui se aprecia, en los relieves de la valla, la desfiguración propia del metal oxidado bajo un inmaculado color azul. En los comentarios, como respuesta, varios vecinos apuntan que los desperfectos van más allá, hasta la zona de la Maruca.
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