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Desde el acceso en Las Canteras, cerca de Tetuán, se podían recorrer por el antiguo túnel unos 240 metros. Ahí había un tapón que impedía ver la luz de la otra boca. No se podía llegar al otro lado. Un desprendimiento. La rotura de ... la bóveda en un tramo de cuatro metros y el material que se precipitó al interior, desparramado aproximadamente a lo largo de otros cuatro metros a cada lado. O sea, sumando, doce metros. Eso es lo que acaban de retirar en la obra de rehabilitación del antiguo paso. Y no ha sido fácil. Primero asegurar y, después, ir sacando. Hasta permitir que el camino quede libre en su totalidad. Algo que ha llevado más tiempo de lo previsto, lo que hará que el final de la obra se retrase, según explican desde el Ayuntamiento de Santander, a los primeros meses de 2022.
«Es el punto más complicado», explicaba el concejal César Díaz hace unos meses, antes de enfrentar la tarea. «Se va a abordar -decía por entonces- con un proyecto muy específico para acometer todas las tareas con plena seguridad. Lo primero es un refuerzo en los dos extremos. En cinco metros a cada lado con una estructura metálica, con unas cerchas, que va a permitir asegurar las zonas de trabajo. Una vez que tengamos los dos extremos asegurados, desde fuera, desde la calle Ramón y Cajal, empezaremos a inyectar para conseguir rellenar las cavidades que se han generado como consecuencia del derrumbe. Con el terreno asegurado y las cerchas perfectamente colocadas, procederemos a ir retirando el material para continuar con la consolidación por dentro con las mismas inyecciones que en el resto del túnel».
Y eso es lo que han hecho. Inyecciones de material desde el exterior -la calle Ramón y Cajal- y también desde el interior a modo de paraguas sobre la bóveda. Colocación de las cerchas metálicas para asegurar todo el perímetro y, a la vez, excavar poco a poco en pequeños avances. Eso, tras varias semanas de trabajo, es lo que permite que ahora ya se pueda ir de una boca a otra con el camino despejado.
El derrumbe ha sido el gran quebradero de cabeza. Primero obligó a detener los trabajos en el interior (no la obra), para presentar un proyecto específico para la zona. Se hizo. Pero la actuación en sí misma -«era crítica», explican-, se ha demorado algo más de lo previsto, lo que afecta directamente a las tareas que faltan. Ahora se trabaja en las dos bocas para acabar con los accesos y, una vez despejado el camino, en las instalaciones del interior (el firme, la iluminación...). «Trataremos de solapar los tajos que se puedan, pero con esto nos meteremos en 2022 para acabar la obra», confirman fuentes municipales (estaba previsto acabar para fin de año).
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