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-El proyecto de reordenación ferroviaria pagará esa deuda que usted considera que la ciudad tiene con el Barrio Pesquero y Castilla-Hermida?
-Se trata de un proyecto real que técnica y económicamente es viable. Se reformará el edificio de las estaciones, se ampliarán ... las zonas de esparcimiento, se liberarán 30.000 metros cuadrados para un cordón verde que separará las vías de la calle Castilla y, además, otros 50.000 metros en ese forjado que se convertirá en una zona pública.
-Esa famosa losa de hormigón que repele a Javier Ceruti. ¿A usted le convence?
-ADIF pone una cantidad importante de dinero encima de la mesa y no podemos dejar de aprovechar esa oportunidad. Habrá espacio para zonas verdes y para plantar árboles, y luego una plataforma a la altura del Parque del Agua. Es un lujo que no podemos desaprovechar. No podemos seguir otros 20 años sin hacer nada.
-Al margen de esta zona, ¿cuál es su modelo urbanístico para el resto de la ciudad?
-Eso lo tiene que definir un Plan General. Cuando se habla de vivienda, lo primero que hay que hacer es un estudio cuantitativo, real y a pie de calle sobre cuántas deben hacerse, de qué tipo y dónde tienen que estar ubicadas. El Plan General es el instrumento básico. Creo que todos estamos de acuerdo en que es prioritaria una política de vivienda para jóvenes de alquiler razonable.
-Pero al margen de lo que diga el Plan supongo que usted tenga un modelo preferido. ¿Le gusta más la ciudad que dibujan PP y Vox (liberalizar todo el suelo y construir) o la del PSOE y Cs (reformar y apostar por espacios libres)?
-Prefiero una mezcla de los dos. Hay muchos solares desocupados dentro de la ciudad. No nos damos cuenta porque forman parte del paisaje, pero están ahí, en San Martín, en Juan de la Cosa, en el Cabildo... El suelo de Santander no es infinito y también hay muchos corredores verdes que hay que respetar, y debemos mantener para las generaciones futuras una bolsa de suelo para ver qué ocurre con la ciudad. Pero lo primero que hay que hacer es potenciar esos locales vacíos que hay en la ciudad. Lógicamente existen zonas de expansión, pero la prioridad es regenerar el centro, por ejemplo, con una política fuerte de ascensores para mejorar la movilidad. Fue un acierto dotar a muchas calles de escaleras mecánicas, aunque ahora hay algunas deterioradas.
-Entonces, ¿cuál sería la mejor solución para La Remonta? ¿Un pulmón verde o hacen falta más viviendas para cubrir la demanda que existe?
-No lo sé, no tengo una bola de cristal para saber si hacen falta más viviendas. Lo tiene que marcar el Plan General. Deben hacerse estudios serios que nos lo digan. Lo de La Remonta es un despropósito: se empezó a hablar de ello hace más de veinte años y estamos en lo mismo, como sucede con tantos otros proyectos. Pero yo no tengo el dato exacto de si hacen falta 1.000, 500 o 300 viviendas. Dependerá de lo que diga el Plan General.
-Pero, ¿qué le gustaría que dijera ese Plan General?
-La verdad. Que hubiera estudios y encuestas con datos medibles que faculten para hablar con criterio. Por ejemplo, La Remonta es un pulmón verde y tenemos un proyecto de pasarelas para unirlo con el parque Doctor Morales y con Peñacastillo. Son procesos transformadores que no impiden habilitar alguna zona, allí mismo, para vivienda en régimen de alquiler para jóvenes.
-Vamos a otro barrio. En el Cabildo murieron tres vecinos hace 13 años por un derrumbe y siguen sin proyecto de rehabilitación.
-Es muy grave. La situación del Cabildo es un despropósito. Está a 200 metros del Ayuntamiento y es una auténtica vergüenza. Me he recorrido ciudades del norte de España y no pasa en ninguna. El Servicio de Vivienda y Suelo (SVS), como empresa pública, debe dar un paso más como gestora para dar solución a los espacios de la ciudad. Si el SVS adquiere una parcela, construye un edificio y vende los pisos no está dando ninguna solución. Debe convertirse en un auténtica gestora de los suelos municipales, con colaboraciones público-privadas para rehabilitar los barrios. La semana pasada estuve en el Cabildo y hay edificios en la calle San Pedro que están para caerse. Aquí no se puede esperar más porque los edificios están en ruina con gente viviendo en ellos.
-¿Está a favor de la zona de bajas emisiones que proyecta el Ayuntamiento?
-Estoy a favor de cumplir las directrices que nos marcan. Ahora bien, ¿por qué Oviedo consigue 7,5 millones de fondos estatales para hacer ese estudio y Santander no? Claro que hay que compaginar la actividad económica del centro con eliminar los índices de contaminación, pero en Santander se cometieron errores gravísimos. Uno de ellos fue sacar El Corte Inglés fuera de la ciudad. El paso del tiempo lo ha demostrado. Los culpables de que eso ocurriera siguen gobernando en Santander. En Oviedo, por ejemplo, El Corte Inglés es un pulmón comercial. En Bilbao, en Madrid... ¿cómo va a ser El Corte Inglés un problema? No hombre no, es una solución. Los propios comerciantes nos lo han dicho.
-Pero entonces, ¿la zona de bajas emisiones acabará matando el comercio local?
-Vamos a esperar a ver esos sensores que nos van a reportar los datos de contaminación exacta en cada punto. A partir de ahí tomaremos en consideración que hay una querencia de modelos en ciudades que nos llevan muchos años de ventaja, sin olvidar que tenemos que blindar la protección del comercio. Esto no se arregla regalando vales de 100 euros. Esa no es la solución. Hay que cubrir de una vez por todas la Plaza Porticada, por ejemplo.
-¿Los espigones son la única manera de salvar las playas?
-La solución para las playas de Santander es que estén en una situación óptima para el turista, para el viandante, para el vecino... Es decir, que se estabilice la arena de una manera ordenada y homogénea a todo el arenal. En Santander, el equipo de gobierno puede optar entre tres cuestiones: no hacer nada, hacer bien las cosas o hacerlas mal. Y los espigones está claro que han sido un despropósito. Se ha optado por una decisión muy mala, por un espigón muy duro, una escollera intransitable. Las cosas hay que pensarlas antes de hacerlas. Tampoco me parece bien que el debate central de una ciudad durante años sea el espigón de una playa. Eso da cuenta del engaño al que está sometido el santanderino.
-¿Estamos exagerando el problema de la basura o la ciudad está realmente tan sucia?
-La ciudad está más sucia que nunca. La semana pasada estuve por el Paseo Pereda viendo los chicles que hay pegados a las aceras, y no sé si las máquinas van a ser capaces de quitarlos. Es una barbaridad lo que ha pasado con el contrato. A una empresa de Santander se lo rescinden unilateralmente, se firma uno de emergencia para 9 meses con el que ya llevamos 16 y, ahora, echan atrás la licitación del nuevo. El daño a la ciudad es tremendo. Los container están rotos, los cubos soterrados están precintados, las papeleras a rebosar... ¿Cómo esta ciudad se puede estar especializando en desratizar?
-¿Teme que dañe su imagen que su primera decisión sea cambiar los estatutos del IMD para colocar de director a un miembro de su equipo?
-Cuando llegue a alcalde voy a cambiar muchas cosas, lo que menos me importa es el artículo 5 de los estatutos del IMD. Lo cambiaré para que un racinguista tan querido como Gonzalo Colsa lo dirija. Sería un lujo que lo hiciera.
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