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El buque BEM Monge, pertenece a la Armada Francesa, ha recalado este viernes en Santander donde permanecerá atracado hasta el lunes en el Muelle Almirante.
El navío de 225 metros de eslora y 21.000 toneladas, se observan sus grandes antenas a bordo, está construido para el seguimiento del lanzamiento y trayectoria de misiles balísticos y cohetes espaciales de la agencia espacial francesa, siendo uno de los pocos de esta categoría a nivel mundial.
Su estancia en Santander responde a «una visita de descanso para que su tripulación y oficiales, 200 a bordo, tengan unos días de visitas turísticas», según explicó Carlos Rubio, de la consignataria Cantabriasil.
El buque de guerra está en servicio desde 1992. Sólo las armadas de Estados Unidos, China, Rusia e India cuentan o han contado con buques similares.
El lunes a las once la Embajada francesa ha organizado una visita a bordo para las autoridades de Cantabria.
Su principal misión es posicionarse en alta mar para observar con sus sensores las pruebas de vuelo de los misiles disparados desde el Centro de pruebas de misiles DGA de Biscarrosse (antiguo Centro de pruebas de las Landas), en particular los misiles balísticos MSBS M45 y M51; misiles nucleares aerotransportados ASMP (y ahora ASMPA ) y algunos otros disparos de misiles de largo alcance.
También se utiliza para la vigilancia espacial (satélites, desechos, ISS , etc.) en beneficio del CNES y otras organizaciones militares. Participa ocasionalmente en misiones en beneficio de la Agencia Espacial Europea (durante los lanzamientos de cohetes Ariane ).
En la práctica observa pruebas de lanzamiento de misiles desde submarino o plataforma en tierra. Antes de cada disparo, el Monge se posiciona en una zona próxima al lugar donde caerán las cabezas después de veinte a treinta minutos de vuelo.
Desde el Golfo de Vizcaya se utilizan dos ejes de lanzamiento: uno hacia el oeste, frente a las costas de Estados Unidos; el otro hacia el suroeste hacia Guyana y Brasil, situado a más de 6.000 km de distancia (en este caso, el misil es disparado por un submarino posicionado al sur de Point Bretagne).
Su coste inicial fueron 800 millones de euros aproximadamente y la posterior modernización de los instrumentos de medición, en 2009, ascendió a 150 millones de euros.
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