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–¿Confía en que Buruaga se haga con el mando en el Gobierno regional? ¿Cómo cree que beneficiaría eso a Santander?
–Claro. Y eso ... nos beneficiará porque tendremos con el Gobierno una relación lógica entre la capital, que acoge diariamente a muchos cántabros que vienen a trabajar, a comprar... y la autonomía. No nos merecemos ni más Clarisas (por el estado del convento de la calle Alta, cuya rehabilitación depende de la Administración autonómica) ni esos 'no te doy más porque ya te he dado el Mupac'. No voy a pretender que Buruaga me diga a todo que sí, pero sí querré que me diga en qué nos apoyará y con un cronograma. Estoy convencida de que los santanderinos notarán el cambio.
–¿Qué será lo primero que le pedirá a su compañera de partido si se convierte en jefa del Ejecutivo?
–Todo. Todas las demandas que hemos estado planteándole a Revilla estos años: las fiestas patronales (porque tenemos dos patronos, los Santos Mártires y la Virgen del Mar y hoy la gente se lo ha pedido a ella en la fiesta), la obra del abastecimiento de agua a Santander que lleva diez años en el Plan de Saneamiento y Abastecimiento de Cantabria... Sabemos que este proyecto es costoso, pero el anterior consejero (Gochicoa) siempre nos decía que estábamos en línea de salida y llevamos años de espera... Ni voy a ver normal que la presidenta me diga que me lo solucionará todo ni lo contrario, que no nos dé nada, como ha ocurrido todos estos años.
–¿Mantendrá su escaño en el Parlamento o renunciará para dar paso a otro diputado que pueda aportar más a la gestión regional?
–No soy de las que coge cargos para luego dejarlos, por mucho que me cueste. Si he aceptado ser diputada es para que Santander tenga un altavoz en el Parlamento. Ahora, que si mañana alguien me explica otra cosa...
–¿Qué opina del anuncio de elecciones generales de Pedro Sánchez justo ahora?
–Que España cambie cuanto antes de rumbo me parece bien. Los votantes este domingo le han dicho muy claro dónde está el PP y dónde el PSOE. Cuando antes llegue Feijóo al Gobierno, mejor. Sánchez está tan desesperado que ya gobierna para mal. En muchas ciudades va a tener cerradas las puertas: este presidente ya no puede ir por la calle en las ciudades.
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Ana del Castillo
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