Lleva casi un año y medio en el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Santander y ya ha convertido la participación ciudadana en su forma de hacer política. No es conformista y, a cuenta de ello, ha paralizado más de un proyecto urbanístico «porque la ... ciudad tiene que ser más ambiciosa». Aunque tras esos parones cueste volver a arrancar. Javier Ceruti (Madrid, 1967) protagoniza ahora una lucha contra «los incumplimientos» de las concesionarias de los servicios públicos y se pregunta por qué nadie ha actuado antes contra ellas a pesar de que sólo hacen falta «cinco minutos» para detectar sus faltas. Asume el doble reto de gestionar Urbanismo y Cultura como caras complementarias para que la ciudad avance.
En este tiempo, también ha perdido a la número dos de Ciudadanos, María Luisa Sanjuán. Niega encontronazos con la edil que dimitió el pasado verano, pero al tiempo admite que existió la idea extendida de que Cultura estaba públicamente mediatizada por la Alcaldía. En este sentido, marca con firmeza las líneas rojas de la gestión: «La Concejalía de Cultura la llevamos nosotros (Ciudadanos) y no vamos a permitir que se dicte desde fuera lo que es nuestra labor».
-El contrato de basuras y el de Parques y Jardines se están investigando, también tiene en el punto de mira a Aqualia, ¿qué ocurre con las concesionarias?
-El punto siete de nuestro pacto de gobierno con el PP recoge que el Ayuntamiento debe controlar el cumplimiento de los contratos por parte de las concesionarias de los servicios públicos. Todos sabemos los problemas que estaba habiendo en la ejecución de los grandes contratos y si incluimos ese punto es porque consideramos inadmisible que pase. Si no se cumple, fuera. Ya vendrá otro. Aunque durante los últimos cinco años ha habido incumplimientos, no se empezaron los procedimientos para finalizar los contratos hasta que llegamos nosotros. Desde el principio nos pusimos a revisar los pliegos de contratación y presentamos nuestras reclamaciones, que tienen que seguir un proceso hasta obtener un resultado.
-¿Por qué no se actuó antes?
-No me cabe en la cabeza que no se haya hecho antes, tenemos la obligación moral, política y legal de actuar. Si no lo hacemos, estamos prevaricando. Dejar que una empresa siga cobrando de las arcas públicas sin hacer su trabajo es un delito. No hay más que hablar, es lo que se le ocurre a cualquiera que se siente cinco minutos a reflexionar sobre esta situación. No me puedo meter en la cabeza de los demás, sólo sé que nosotros no lo hubiéramos hecho así de ninguna manera. Seguramente nos falte información y vamos a pedirla.
-La consulta pública del Plan General está a punto de terminar, ¿qué conclusiones extrae?
-Hay grandes sorpresas, permitidme la ironía. La gente quiere parques, corredores verdes, espacios abiertos, que el planteamiento urbanístico de la ciudad no se haga a partir de criterios económicos, si no de calidad de vida. Luego están las dos grandes oportunidades, el puerto y las vías del tren. Sólo he visto una persona -los procesos son anónimos- que no estuviera en contra del proyecto actual de la losa de doce metros sobre las vías. La participación en los barrios ha sido tremenda, hemos tenido que duplicar mesas y la gente pide un crecimiento ordenado que respete sus modos de vida.
-Este proceso de participación también influirá en el proyecto de integración ferroviaria que paró al mostrarse contrario a la gran losa planteada por Adif.
-Tenía mis ideas previas, pero he intentado ser neutral. No he participado en ninguna mesa y la primera en la que lo haré será la política, donde estaremos todos los concejales. Tengo clara mi percepción y creo que tenemos que recuperar la ambición. Santander era muy ambiciosa, históricamente puntera en el urbanismo en España. Hay circunstancias históricas que la han machacado y la han convertido en un ciudad pasiva, dispuesta a aceptar que le arreen. Eso hay que cambiarlo, hay que ser exigentes y olvidarnos de recoger migajas. Ciudades de características parecidas han recibido cantidades que multiplican por cinco la de Santander para destinarla a la integración ferroviaria, así que no me pueden decir que no hay dinero para nosotros. Esto no es enfrentarse a Adif, es intentar que un órgano de la administración del estado, que está para servir a los ciudadanos, los sirva de la mejor manera.
-Con el fin de la consulta pública, tenía previsto reunirse con Adif, ¿maneja alguna fecha?
-Pedimos a Adif que paralizase la tramitación hasta que tuviéramos conclusiones. Cuando las tengamos, las trasladaremos y negociaremos.
-Otro asunto urbanístico pendiente es el de La Enseñanza, que se paralizó hace un año.
-Necesitamos el permiso de la propiedad para desarrollar un concurso de ideas con el que decidir cómo ordenar ese espacio, mientras no lo haya, no podemos hacer nada. Si no hay un movimiento de ficha por parte de la propiedad, con la redacción del nuevo Plan General se decidirá qué se hace en esa zona. Si nos autorizan a hacer ese proceso de consulta, ya les dijimos que no tenemos ninguna intención de modificar las condiciones legales. La ley establece que tienen derecho al aprovechamiento medio del entorno y eso no se va a discutir. Lo que queremos es, eso mismo, ordenarlo bien y pensando en los vecinos del entorno.
-Hay dos puntos polémicos en el pacto con el PP que no avanzan: la retirada del carril bus y de las escolleras de la playa.
-No hay novedades. De momento no se han cumplido y esperamos que lo hagan en cualquier momento porque está firmado.
-Ciudadanos también gestiona el área de Deportes y, desde hace más de un mes, el IMD está sin dirección, ¿cuándo habrá un sustituto para Fortunato Porras?
-Está avanzadísimo, el nombramiento está a punto de caramelo. Ahora sólo falta que no haya retrasos administrativos, pero nuestra parte ya está hecha.
«No vamos a dejar que se dicte desde fuera nuestra labor en Cultura»
-Pues verdaderamente es un doble reto enorme. Para sacarlo adelante cuento con dos equipos muy bien formados. El de urbanismo que va a continuar exactamente igual y avanzando en el plan de participación ciudadana, que era uno de los elementos más exigentes en cuanto a presencia y a actividades. Y heredo de María Luisa Sanjuán, un equipo, con Enrique Bolado al frente, muy potente. Ahora tenemos que hacer frente a la jubilación de Enrique Álvarez (jefe del servicio de Cultura), ausencia que vamos a notar mucho porque ha sido un puntal. Estamos echando el resto para ir cumpliendo con los trámites burocráticos.
-Le voy a echar muchísimo de menos. Cuando entramos en el Ayuntamiento, hace año y pico, le insistí que por favor continuara porque ya estaba planteándose dejarlo. Tuvo el detallazo, el compromiso de continuar hasta que le ha llegado la jubilación. Se lo agradezco muchísimo, y, efectivamente, le vamos a echar mucho de menos. Ahí está también el equipo que ha dejado, el equipo que él ha rodado, que con la nueva jefatura de servicio va a funcionar perfectamente.
-Bueno... Es lo que hay, y con ello hay que bregar y convertirlo en una oportunidad; es decir, tres órganos potentes que intentan impulsar la cultura y que tienen que dar un resultado positivo. No hay por qué buscarle problemas. La cultura tiene una faceta que es esencial de mejora de la persona, pero también la faceta económica que es importantísima en esta situación y en este contexto.
-Por motivos personales. Son los que ella adujo. Entiendo que tuvo una carga de trabajo extraordinaria, porque las dos áreas que ella dirigía tienen una presencia mediática diaria tremenda. Y se produjeron acontecimientos como la dimisión del director del IMD. En ese contexto, entiendo perfectamente que los motivos personales puedan tener una justificación. Desde luego, insisto siempre, le agradezco el enorme esfuerzo que hizo y cómo ha dejado perfiladas grandes líneas maestras y que va a continuarse con el equipo que dejó formado.
-Desde luego, no dimitió por tener diferencias personales conmigo, eso se lo aseguro.
-La verdad es que entiendo esa valoración. Desde luego, no vamos a ceder espacio en todo lo que nos corresponde a nosotros, que es la gestión cultural. Esa gestión se va a centrar y abordar desde la Concejalía. Espero que lo entienda todo el mundo de manera inmediata.
-Ha existido esa idea que se ha extendido y por algo será. Entiendo que todo el mundo quiere hacer cosas, pero hay que respetar las áreas de competencia de cada Concejalía. En este caso, Cultura la llevamos nosotros y no vamos a permitir que se dicte desde fuera de la Concejalía lo que es nuestra labor.
-No se trata de eso, sino de hacer bien las cosas. Punto. No digo que se hagan mal, no tengo que diferenciarme, sino hacer bien las cosas, simplemente. No estoy criticando ni en positivo ni en negativo anteriores gestiones de cultura. Lo que menos me preocupa es que me digan qué distinto has sido o qué especial has sido.
-Hay dos velocidades. Una es el corto plazo para sacar adelante burocráticamente todas estas medidas de apoyo del plan de choque porque tenemos cerca el 31 de diciembre. Vistas las tramitaciones previas que se han ido produciendo, ese es el enfoque obsesivo que tiene enormemente preocupado y ocupado fundamentalmente a Enrique Bolado. Sacar todo para que consigamos esa dinamización económica para ayudar al sector cultural y que no se venga abajo con esta situación tremenda en la que estamos. Después tenemos los grandes proyectos, a medio y largo plazo, de gran alcance para la ciudad. Estamos hablando del centro del Reina Sofía, del MAS, de la Biblioteca de Menéndez Pelayo... Hay una relación intensísima entre cómo se urbaniza una ciudad y la cultura. Algo tan técnico como las aprobaciones de modificaciones puntuales urbanísticas vinculadas a los museos, son pasos previos y esenciales. Es imposible avanzar sin ellos y los hemos puesto encima de la mesa con un funcionamiento magnífico del servicio de urbanismo. En este sentido, ya están hechas las aprobaciones definitivas del edificio de Hernán Cortés del Banco, del edificio del Paseo Pereda, las urbanísticas del MAS y las del Banco de España.
-Lo habrá, lo habrá. Lo que tiene que poner el Ayuntamiento se pondrá. Por fin, después de meses de lucha parece que se va a permitir a los ayuntamientos disponer de sus fondos, con lo cual no habría disculpa de falta de potencia económica. En el MAS se está avanzando a toda máquina con la intención de que superemos esta situación de anormalidad como es un museo cerrado.
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