La calle San Francisco vuelve a latir

Los propietarios de los negocios que se implantaron hace décadas en este vial esperan que el duro invierno que han pasado, envueltos en polvo, ruido y otras incomodidades que acarrean las reformas, ayude a experimentar un resurgir comercial, como ya ocurrió en la vía paralela, Juan de Herrera.

«El cambio es posible. Lo vimos todos en Juan de Herrera, una calle que comercialmente estaba muerta, nada que ver con esta que era principal–. Con su peatonalización se convirtió en una referencia para las grandes marcas y franquicias», señaló Ana Pico, al frente de Regalos Picos, un comercio que lleva 102 años en San Francisco.

«Lo más importante ahora es que se anime a venir aquí una franquicia porque es lo que dará verdadero tirón a la calle», coincidieron la mayoría de los comerciantes en este argumento. «Es lo que empujaría realmente el pulso comercial al nivel de Juan de Herrera. También lo vimos en Lealtad, una calle donde no había comercio y ahora es lo que es gracias a una gran firma que se estableció en ella», continuaron.

La gente pasea por esta calle peatonal, mirando escaparates a un lado y al otro. «Es una de las ventajas de San Francisco, al ser estrecha se ven los escaparates de ambos lados», señalaron. «Lo que todavía falta es el remate final con el nuevo mobiliario, los bancos y las papeleras, que esto es fundamental para que la calle esté más concurrida», apuntaron otros vendedores.

El cambio de imagen ayudará a tomar impulso, pero «lo que realmente atrae público son las nuevas aperturas y que no se encuentro fachadas cerradas y descuidadas», indicaron desde la Peletería Ella, donde coincidieron en señalar que «faltan bancos para sentarse y papeleras, que es algo básico y demandado por todos los peatones que pasan por la zona. Esperamos que no tarden mucho más en colocarlo».

Nuevas aperturas

En la calle San Francisco los locales han ido cerrado en cadena como un efecto dominó. Negocios tan consolidados como la librería Estudio, que tenía un local de dos plantas, bajó la persiana en 2021. «Este cierre lo hemos notado mucho porque esta librería de referencia atraía numeroso público», explicó la dependientas de una perfumería.

En el tramo de la calle próximo al Ayuntamiento se aglutinan 23 tiendas y ocho locales cerrados, con carteles de 'se alquila' y con escaparates llenos de polvo, suciedad y grafitis. Además, está en obras el local que hace esquina, con la calle puente, donde se instalará Bankinter.

Por suerte, también se producen nuevas aperturas, como una nueva librería o la firma de moda cántabra Anabel Lee, que inauguró tienda recientemente. Las jóvenes diseñadoras han apostado por esta calle con la esperanza de que recupere el esplendor que tuvo hace tres décadas. «Tenemos que hacer que la calle sea lo que era hace 30 años, de comerciantes de toda la vida y del pequeño comercio».

Pero, señalan que «hace falta «darle un buen empujón» para solucionar algunas carencias y enumeraron algunas: «Lo ideal es que se instale un bar o cafetería donde poder tomar un tentempié», «poner unas luces para hacer la calle más atractiva de noche» y proponer «algún espectáculo callejero o un poco de arte que pueda atraer a la gente». Por último, «faltan unos bancos con algo que les haga sombra, quizá unos árboles en maceteros grandes».

El verano es la mejor época en cuanto a ventas para el comercio de Santander. «Ver la calle sin obras, ni ruido ni polvo, es un alivio para todos porque «se ha hecho largo y confiamos en que se note en unos buenos resultados».