Para la fotografía de esta entrevista, Antonio Bezanilla busca una típica imagen de Santander (la bahía al fondo) pero desde otra perspectiva, así que cita a este periódico en el funicular del Río de la Pila. Como director general de Urbanismo, el arquitecto santanderino será ... una pieza básica en el diseño del próximo planeamiento urbanístico de la capital, algo que le motiva mucho: le parece «muy importante» repensar cada cierto tiempo hacia dónde va la ciudad.
-Usted será un elemento clave en la redacción del próximo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). ¿Qué grandes ideas maneja para enfocarlo?
-Una de las ideas principales es invertir el procedimiento: no se hará una propuesta y se consultará a la ciudadanía si le parece bien o mal. Lo haremos al revés: decimos que vamos a acometer un Plan General y que esperamos que los santanderinos empiecen a comentarnos lo que quieren o lo que esperan.
«La Remonta sería perfecta como gran parque, el de referencia de Cazoña y Castilla-Hermida»
-¿Esto no creará muchos problemas? Cuando a los ciudadanos se les dice 'pide', ellos van y piden...
-Pedir está bien. Lo único que hay que saber es que el PGOU es un documento técnico complejo que se debe atener a las leyes del suelo autonómicas. Hay cuestiones sobre las que la ciudadanía no podría opinar con influencia directa. También se hablará con asociaciones profesionales, colectivos, grupos concretos (de defensa de la naturaleza, del patrimonio, ciclistas...). Una de las ideas de partida es que el espacio público debe ser para el ciudadano y no para los coches. Pediremos aportaciones de expertos en políticas de género, en movilidad, en medio ambiente...
-¿Se aplicará una mirada de género al próximo plan?
-Sí. Lo de la visión de género ahora ha evolucionado hacia el urbanismo inclusivo, pero la idea es la misma. Hay ciudades que están preocupadas por lo que se llaman 'los puntos de miedo'.
-Supongo que conoce el plan del 2012, que fue muy criticado. ¿A usted, qué no le gusta?
-Se le podía achacar que tenía planteamientos maximalistas, agotaba el territorio con aprovechamientos y eso, ahora mismo, ni es urbanismo actual ni es lo que necesita Santander. Estamos viendo estadísticas que dicen que, en 20 años, se habrán perdido 20.000 habitantes. Las tendencias, además, van por la vía de reforzar, actuando en rehabilitación. Hay que buscar que la ciudad que ya existe vuelva a tener vida. Los espacios públicos deben ser más agradables para el peatón, bicis, patinetes. Estuve en París hace poco y ya casi no hay bicicletas: son todo patinetes. Hay que quitar la presión del tráfico.
-Todos queremos menos coches, pero ¿cómo se hace?
-Con aparcamientos disuasorios en las entradas de la ciudad. Una de las cosas buenas de ser 'smart city' tendría que ser que controlásemos eso.
-Por recapitular. Piensa en un Santander en donde se aproveche y revalorice lo que hay, en darle una vuelta a la movilidad y en recuperar el medio ambiente. ¿Estas serían las tres grandes patas?
-Sí. En medio ambiente hay que trabajar porque el cambio climático se notará con fuerza en 25 años. En la zona del Chiqui ya está: la barrida de la ola que entra ahí es muy distinta a la de cuando yo era pequeño. Otra idea a desarrollar son los corredores verdes. Todo lo que podamos avanzar en este sentido lo adelantaremos. No vamos a buscar el anillo verde de Vitoria porque somos otro tipo de ciudad... Pero se buscarán fórmulas.
-¿Qué plazos estiman para empezar a hacer las consultas?
-Confío en que en enero salga el pliego para contratar al equipo que gestionará la participación (la organización de mesas y grupos que se desarrollen). El resultado de la consulta y las estrategias que salgan de ella tienen que estar en un informe el 15 de junio. Para entonces esperamos haber seleccionado a cinco equipos redactores. Cuando esté el documento, se les daría a los cinco equipos las directrices para que trabajen en un modelo.
-Vayamos al conflicto con el colegio La Enseñanza: ¿Convocar un concurso de ideas no supone más retraso cuando ya se lleva mucho?
-El concurso sólo se puede hacer si la Compañía de María quiere, como propietaria del suelo. Y se ha hecho la propuesta sin querer interferir en el desarrollo urbanístico del resto. Hasta que no se construya el colegio nuevo de Corbán, sobre los terrenos de Vía Cornelia no se puede empezar a gestionar el proyecto de compensación. Así que aprobar la modificación puntual dejando aparte la ordenación y fiándola a un concurso no retrasa. No hay demoras porque hasta que exista el centro nuevo pasarán dos o tres años y el concurso de ideas estaría resuelto de sobra: se puede hacer en cinco meses. No es un capricho. Es la forma de conseguir que se genere un lugar de paso que conecte Vía Cornelia con Vista Alegre, uniendo dos áreas que están muy próximas y que ahora no se tocan. Resulta una oportunidad si no nos ensimismamos en una única parcela y con sus límites. Sin abrirnos al entorno cuando se pueda, no se consigue nada para todos.
-Cuando anunciaron el concurso, hubo quien dijo: «Mira lo que lanzan mientras les pagamos para que las ideas las tengan ellos».
-Mi aportación es pensar que hay que pensar sobre la ciudad. Si solo pienso yo, tengo una idea. Si convoco un concurso y se presentan 40 equipos, se ponen a pensar más de 100 personas. Así es como conseguiremos los mejores resultados.
-Usted participó en su día en la redacción del Plan Especial de Protección de El Sardinero. ¿Algún otro lugar debería tener una figura así?
-Con ese carácter de ley de patrimonio, no (quitando el Paseo Pereda y Castelar, que ya lo tienen). Pero querría trabajar en la intervención en las colonias de viviendas de los años 40, 50 y 60 (caso del barrio Obrero del Rey, el Grupo San Francisco, el Barrio Pesquero). Requieren una figura de atención o de cuidado. Hay que intervenir, lo que incluiría ascensores, mejorar el espacio entre bloques con arbolado, cualificar mejor todas las áreas y dar una solución a los coches porque son lugares demasiado ocupados por vehículos. Los edificios carecen de aislamiento térmico, calefacciones... Hay operaciones sencillas y realizables con una financiación adecuada, en la que el propietario paga 80 euros al mes, aunque sabemos que son puntos de población envejecida y con pocos recursos, lo que dificulta hasta los avales para el crédito.
Conocer el terreno
-La ordenación ferroviaria tantas veces anunciada parece otra vez en el aire. ¿Puede dar una opinión como ciudadano que lleva 20 años esperándola y otra como técnico?
-Como ciudadano, no estoy convencido de que ahí haya existido un gran proyecto. Ha habido infografías y, sin embargo, no sé si también reflexión sobre la consecuencia urbanística para toda la ciudad. El ámbito de Las Estaciones es una parte pequeña dentro de un ámbito más grande que va de General Dávila al frente marítimo y de La Remonta a la plaza de Las Cachavas, así que lo que pase allí resulta fundamental. Hay unos 125.000 metros cuadrados y hasta ahora solo nos han contado una parte. Lo que está sobre la mesa son 85.000. Pero hasta La Marga hay 50.000 más y, fuera de ahí, otros espacios que ADIF podría dejar libres. Por eso necesitamos conocer todo el terreno con el que se puede contar. No vale con que me digas que ahora me das aquí 35.000 metros y 50.000 allí dentro de tres años, y luego 15.000 en otro sitio. Deberíamos saber qué necesita ADIF irrenunciablemente en todo el municipio y luego ponernos a pensar. No se trata de decir 'ahora tiro una verja y entro a un parque'. Yo he salido y entrado por Castilla y Marqués de la Hermida durante 17 años en dirección a Santoña. Y, probablemente, esas dos calles no deberían ser las de entrada y salida de Santander.
-¿Dónde pondría usted la entrada y salida de la ciudad?
-(Pausa) Hay que reflexionar... No te las puedes llevar muy lejos. Pero esos viales tienen una gran presión de contaminación acústica y de partículas y debería hacerse algo por mejorarlos.
«Si solo pienso yo, tengo una idea. Si al concurso van 40 equipos, hay 100 personas pensando»
-¿Desde el Plan General hay opciones para trabajar sobre ellos?
-Hay que hacerlo antes. La zona de vías es de Fomento y ADIF. Pero también tienes un espacio en La Remonta importante al que estaría bien acceder desde el espacio ferroviario, que llega hasta ese punto. Dependiendo de qué partes sea capaz de ceder ADIF, podríamos alcanzar La Remonta con un corredor verde. El tráfico que hay en Castilla-Hermida es tremendo. Los vecinos están en 75 decibelios de ruido permanente: eso significa que no pueden abrir la ventana. ¿Les ha tocado? Hombre, se podría repensar. Y si ponemos una pantalla de árboles, mejor. Si en el espacio ferroviario se pueden plantear otras ideas... Pensémoslo.
-¿Sugiere ubicar en el área de las vías actuales las calles de entrada y salida de la capital?
-Sí. Lo digo a nivel de usuario.
-¿Y qué pasaría con ese sueño de un gran suelo liberado en el centro?
-Si se ordena bien, hay espacio para todo. Aunque la primera cuestión sería saber de cuántos metros hablamos.
-¿Hay una idea concreta para La Remonta? Es otro punto sobre el que se llevan lustros dando vueltas.
-Sería perfecto como gran parque, un pulmón, que siempre es necesario. Los espacios verdes y corredores son valores claros. Nadie duda de que Las Llamas fue un buen logro. Central Park (en Nueva York) mide ocho kilómetros. Hay quien dice que La Remonta es el centro del municipio por todo el peso que han cogido Primero de Mayo, Peñacastillo... La Remonta es el parque más cercano a Castilla-Hermida y Cazoña, que son grandes barrios. Parece que está muy 'para allá', pero es que de Las Estaciones 'para allá' hay mucha población. También están Valdecilla, Camilo Alonso Vega... Y su parque sería La Remonta hasta que se amplíe Las Llamas. Resultaría ideal crear corredores verdes con árboles en las rutas sin esperar al Plan General. Que haya más posibilidades de paseo aparte de Pereda, Reina Victoria y el Chiqui.
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