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Las obras de renovación de viales en la zona este de El Sardinero –en dos fases, que afectarán a las calles Duque de Santo Mauro, María Luisa Pelayo, Luis Martínez, Ramón y Cajal, González de Riancho, Teniente Fuentes Pila, Rocío Calatayud y la Travesía ... de Pérez Galdós–, con el objetivo de proceder a su «modernización y mejora» –según informó a principios de la semana pasada la alcaldesa, Gema Igual–, ha levantado ciertas reticencias entre los vecinos, que han manifestado a El Diario Montañés su temor a que «la modernización rompa la estética clásica vigente» y «la tranquilidad» de los viales. Tampoco están de acuerdo con perder 21 plazas de aparcamiento porque, tal y como aseguran, «no sobran».
En esta línea se pronuncia Manuel Revuelta, que reside desde el año 80 en la calle María Luisa Pelayo. «A mí me gusta así, tal y como está, me parece bonita. Es una vía poco transitada y con un aire del paso del tiempo que no quiero que cambie. En cuanto a las canalizaciones y suministros, eso que no se ve, me parece bien que lo modernicen, pero la estética espero que la dejen como está», insiste.
El proyecto de reforma incluye la sustitución de la red de abastecimiento y suministros. En este último punto los vecinos están conformes: «Me gustan mis calles rotas, pero tranquilas. Lo que sea para que funcione mejor me parece bien, pero el aspecto de la calle lo prefiero roto, antes que modernizado. No sabemos cómo va a quedar porque nadie nos ha enseñado el proyecto», destaca por su parte Concha Dodero, una vecina de esta misma calle, que es por donde han comenzado los trabajos hace unos días, que se prolongarán durante los próximos diez meses.
El proyecto, adjudicado a la empresa Rucecan, tiene como objetivo hacer más accesible la zona y salvar las barreras arquitectónicas existentes en la actualidad. Para ello, se ensancharán las aceras de forma que ninguna sea inferior a 1,80 metros y se suprimirán algunos tramos considerados no necesarios.
En el vecindario tampoco están de acuerdo con perder 21 plazas de aparcamiento, que es otro de los puntos que recoge el proyecto de renovación de la zona. En este sentido se pronuncia otro vecino, Antonio Ruiz, cuando precisamente se dirigía a su coche, aparcado a pocos metros de su casa. «El problema que veo es que nos quiten aparcamientos, que no sobran. En cuanto a la renovación, hacía falta. Esta calle está muy abandonada, llena de grietas y con un problema nuevo, el de las hojas de los árboles que lo cubren todo y nadie las retira».
«Es precioso como está. No hace falta renovar nada ni modernizar nada. En cambio, sí hace mucha falta aparcamiento», opina Tulia Valente, residente en la zona desde hace dos años.
«No me parece bien que quiten plazas de aparcamiento. Poder dejar el coche cerca de la puerta de casa es calidad de vida y las aceras existentes son suficientemente anchas para pasear. El peatón tiene espacio, pero el coche, muchas veces, cuando se cruza con el autobús, no lo tiene», asegura por su parte Beatriz Aldama.
Otra mujer, Reme, explica que no es vecina, pero sí que trabaja en la zona: «Le vendrá bien pavimentación nueva. En 30 años no la he visto cambiar. Cuando se ha abierto un socavón por donde salía agua ponían un parche de cemento, pero no se ha arreglado en serio nunca. Además, vive mucha gente mayor, así que hacerla más accesible es necesario. Al precio que están los pisos, bien merece que lo dejen bien», añade.
También se renovará el mobiliario urbano, se ganarán más zonas verdes y se actuará para solucionar el problema de las raíces de los árboles. A este respecto se pronuncia otro residente de Pérez Galdós: «Las raíces son un problema que ya intentaron solucionar hace unos años sustituyendo los árboles que había entonces, pero no ha funcionado y ha vuelto a pasar. Espero que esta vez acierten», subraya. «A nosotros este aire clásico nos parece bien. No queremos que lo modernicen como ha pasado con la Plaza de Italia, que lo ponen todo nuevo pero acaban con el alma de la zona», añade a continuación su mujer.
Justo en ese momento pasaba una chica, apurada, tirando del cochecito del bebé, que se atascaba en las numerosas grietas existentes en el pavimento. «Vendrán muy bien las obras porque la mitad del recorrido lo tengo que hacer con el carrito por la carretera porque la verdad es que hay zonas de aceras intransitables», advierte.
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