La característica cubierta de la parada de bus de San Martín será sustituida

Los usuario de las líneas de transporte público 1, 2, 4 y 7 y los de las rutas N1 y N2 están viendo al pasar por San Martín todo el proceso. La reforma, planificada por el Ayuntamiento, costará alrededor de 40.000 euros. La parada está formada por tres cuerpos bien diferenciados. A un lado hay local que fue ocupado por un pequeño kiosco y que lleva varios años cerrado. Va a ser rehabilitado, aunque está por decidir si se en el futuro se sacaría a explotación. Al otro lado, sigue funcionando un aseo para conductores de autobús, que también va a ser reformado. Entre ambos locales queda la zona de refugio para los viajeros de autobús propiamente dicho, para el que se buscan unas condiciones más dignas. La rehabilitación ha sido diseñada por técnicos del servicio de arquitectura local.

Con la actuación que está en marcha se eliminarán las humedades, que ya habían dado problemas en el pasado porque afectaban al cuadro eléctrico de la parada, ya que interfería en el correcto funcionamiento del panel que informa del tiempo de espera para los autobuses. Este tipo de averías ya se habían arreglado. Ahora el plan es hacer un remozamiento general: se pintará, se eliminarán las pintadas y se hará una limpieza a fondo.

Hasta ahora, llamaba la atención el tejado cerámico que últimamente ha generado las humedades que se quieren atajar y el deterioro general de la construcción, lo que ha llevado optar por la sustitución del material.

Esta parada tiene algo de símbolo en Santander porque es totalmente a distinta a las demás y alude a otros tiempos. La instalación fue fin de trayecto de la antigua concesión de los trolebuses y, con el paso del tiempo ha sabido guardar una estética de mediados del siglo XX, con su colorido blanco y azul, los focos de luz circulares en el techo y los bancos de piedra adosados a la construcción por el exterior. Cada uno de los pilares a los extremos se configuró como una pequeña estancia con ventanas a la calle. También fue final y cabecera de línea de autobús, en otra época, de la línea de San Martín. Por aquel entonces uno de los locales funcionaba como taquilla de venta de billetes.