La casa de Stephen King en la plaza Porticada
Halloween ·
El pasadizo 'La casa del terror', pensado para todos los públicos, alberga a diferentes personajes siniestros como vampiros o la niña de 'El exorcista'Secciones
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El pasadizo 'La casa del terror', pensado para todos los públicos, alberga a diferentes personajes siniestros como vampiros o la niña de 'El exorcista'La plaza Porticada se ha convertido, desde ayer y hasta el jueves, en un escenario terrorífico que acoge la casa de Stephen King, el mítico escritor de novelas de terror. Pasear por los aledaños de la Porticada estos días es todo un reto para aquellos ... que sean de susto fácil. Y es que, como cada Halloween desde 2018, el Ayuntamiento de Santander y la peña La Pera han organizado el pasadizo 'La casa del terror'. Este año la temática es más dispersa que en ediciones anteriores, cuando los pasajes estuvieron protagonizados por piratas, virus, arqueología, el oeste o el mundo medieval. Esta vez hay cabida para varios géneros y un sinfín de personajes, desde vampiros hasta la niña de 'El exorcista'.
Lejos de imaginar que es una actividad para mayores, lo cierto es que está pensada para todos los públicos. Eso sí, cada uno tendrá que sacar su lado más valiente para adentrarse en esta tenebrosa -aunque divertida- experiencia. Hay pases gratuitos de 18.00 a 22.30 horas y se podría decir eso de 'una vez que entras no podrás volver atrás', pero no sería cierto. A lo largo del recorrido hay siete salidas de emergencia, por si acaso alguien se arrepiente a última hora.
Da igual por cual de todos los inmensos arcos se acceda a la plaza Porticada, nada más poner un pie en ella no le dejará indiferente la 'mansión' que alberga a todas las criaturas siniestras. Un decorado en el que los miembros de La Pera han estado trabajando desde el pasado 1 de octubre. En total unas 40 personas han puesto su granito de arena en este evento, incluyendo a los 25 actores que protagonizan los pases.
Este martes, a eso de las seis de la tarde, la cola de gente que esperaba para acceder a la casa del terror llegaba hasta los Jardines de Pereda. No hubo problemas con el tráfico gracias al corte de carretera desde el Ayuntamiento hasta la plaza Alfonso XIII con motivo del pasacalles, que ayudó a organizar la fila. Pequeños y mayores esperaban impacientes su turno para pasar una tarde terrorífica. Entre los asistentes, muchos disfrazados. Sobre todo los niños, dispuestos a ser ellos quienes también peguen algún que otro susto.
El reloj marcó las 18.30 horas y eso solo significaba una cosa: la casa de Stephen King abría sus puertas. Un ama de llaves esperaba a los primeros valientes junto a la entrada. «Tres normas: llamar tres veces a la puerta, no correr y no tocar». Eso sí, gritar era casi obligatorio. Un mayordomo apareció en escena, advirtiendo a todos los presentes lo que se les venía encima. «¿Quién osa a llamar a la puerta?», dijo con tono misterioso. Nadie se echó para atrás. Una vez dentro, la oscuridad envolvía todo el ambiente y ahí comenzó la verdadera intriga. Nadie sabía por donde iban a salir. Cortinas llenas de sangre y telarañas por todas partes. Era lo único que se podía intuir.
La siguiente estancia recrea una biblioteca secreta donde la música tenebrosa potencia la incertidumbre. Después, una especie de laberinto hasta llegar a la sala de estar de la casa. Allí espera una siniestra familia que, en cuanto alguien se descuide, le pegan un buen susto. Más pasillos oscuros en los que aparecen diferentes personajes y se llega a la cocina. Brazos y piernas sangrientos esparcidos por diferentes sitios. «Es la recreación de una matanza», explicaba Ismael de la Vega, de La Pera. Próxima parda: el baño. Una enfermera cuida de un siniestro personaje -sin dar más detalles, que sino pierde la gracia-. El resto del recorrido continua por diferentes estancias de la mansión. Entre ellas, un salón estilo oriental y el dormitorio principal. También una sala llena de vampiros y, la parte final, en el exterior, un cementerio. Los detalles se los dejo a su propia imaginación o a su propia experiencia. ¿Se atreven a entrar a la casa de Stephen King?
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