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Los vecinos de Cazoña llevan varias semanas insistiendo: 'No a las casas de apuestas'. Las protestas se iniciaron cuando se dio a conocer que una empresa dedicada al juego había pedido autorización para abrir un local a pocos metros de un instituto y ... dos colegios de este barrio. Junto a las quejas, los afectados también aluden a las modificaciones que entraron en vigor el 1 de enero en la Ley del Juego regional, donde se refleja que no está permitido abrir salas de juego a menos de 500 metros de centros escolares. Si la de Cazoña se libra de estas limitaciones es porque realizó la consulta previa con más de seis meses de antelación a la aprobación de la norma, el plazo que marcó el Ejecutivo. Pero esto todavía no es definitivo porque la Consejería de Presidencia, a quien corresponde esta competencia, anunció este viernes que volverá a reformar la norma -esta vez de manera integral- y, mientras tanto, se suspenderán todas las autorizaciones para estos negocios.
Pero, ¿cuántas casas de apuestas, ya abiertas, incumplen la restricción de 500 metros? Prácticamente todas. De los 30 locales que hay en Santander, 26 están a menos de medio kilómetro de algún centro educativo. De las cuatro que se salvan, dos están a unos 600 metros de colegios, poco más que el mínimo legal. «Esto ya no tiene solución, abrieron cuando no existía la restricción de distancia. Lo que podemos hacer ahora es evitar que proliferen aquellas que ya están proyectadas pero aún no se han construido, como la de Cazoña», apunta la directora de Proyecto Hombre, Eloísa Velarde. «La cercanía de las casas de apuestas a los más vulnerables es muy peligroso».
El centro escolar con más salones de juego a su alrededor es el instituto Santa Clara. En un radio de medio kilómetro, tiene siete salones de juego. Está seguido del colegio Jesuitas, con seis, y Menéndez Pelayo y San José, con cinco. Velarde asegura que es fundamental implementar cuanto antes un sistema de acceso telemático en la entrada de estos locales. «Con esta medida restrictiva, todo el que intente entrar tendrá que pasar su DNI por una máquina». Los menores verán automáticamente denegado su paso y tampoco accederán a las salas aquellas personas con problemas de juego diagnosticado.
El problema ha cambiado en los últimos años. Antes sólo existían los salones de juego con máquinas tragaperras y ruletas, donde los usuarios solían ser personas adultas. Las casas de apuestas deportivas, de más reciente proliferación, las que han atraído a un público más joven que, en muchos casos, cae en este tipo de adicciones «por la presión de grupo, porque lo hacen todos sus amigos», expone Velarde. Muchos salones clásicos, además, han incorporado máquinas de apuestas deportivas para atraer a ese nuevo público. La empresa Codere es la más fuerte en Santander, con 14 puntos en total. Algunos son locales propios y en otros casos son máquinas instaladas dentro de salones de juego más grandes o bares. De todos, 12 están cerca de centros educativos. El resto de empresas tienen menos locales: hay cuatro Sportium, dos Retabet, un Luckia y cuatro Kirolbet. De estas once, nueve están cerca de colegios o institutos. El resto de locales de juego presentes en la ciudad -cuatro más-, son de los clásicos, no tienen un apartado de apuestas deportivas. Todos ellos incumplen la distancia de 500 metros.
Los movimientos vecinales son «fundamentales» para frenar la apertura de más casas de apuestas. «La alarma social y las protestas han conseguido más que la normativa», alaba Velarde. «Hay mucha gente preocupada, independientemente de que tengan familiares jóvenes o no». Considera que estas protestas, iniciadas en Cazoña, «han arrastrado y movilizado» a vecinos de todo Santander y han contribuido a que Ayuntamiento y Gobierno se vuelquen y que, incluso, el Ejecutivo se plantee modificaciones más restrictivas en su Ley del Juego.
Aunque la casa de apuestas proyectada en Cazoña puede seguir adelante a pesar de los cambios implementados el 1 de enero en la Ley del Juego, la nueva norma que empezará a redactar el Gobierno regional podría frenar su apertura. La suspensión de autorizaciones hasta que se tramite la nueva ley y la caducidad de la viabilidad anunciada por el Ejecutivo serán determinantes. Hasta ahora, los empresarios que querían abrir una sala de juegos disfrutaban de un tiempo ilimitado para solicitar la licencia municipal de obra y actividad tras presentar su expediente de viabilidad. Por eso, de las 17 que tienen interés por abrir en Cantabria, 11 lo pidieron hace ya tres años y aún no han movido un papel. Cuando se apruebe el nuevo decreto, ese plazo caducará en un mes y esas 11 empresas deberán reiniciar el proceso, ahora sí, con las limitaciones que marque el texto más actual.
¿Cómo se puede gestionar la adicción de los más jóvenes? La ludopatía en los menores es difícil de controlar porque «muchas veces, ni las familias conocen la dimensión del problema». En Proyecto Hombre existe un programa para personas adultas con esta adicción y otro, más reciente, enfocado a los jóvenes. «En muchos casos no están diagnosticados y las sesiones se realizan de forma individual, con las familias presentes». En esta asociación llevan tratando desde 1997 la adicción al juego y el perfil «ha cambiado mucho, ahora es mucho más joven, con una vida normal». Es muy peligroso, destaca, la consideración que tienen respecto a las apuestas, a las que consideran una forma más de ocio. Estos locales ofrecen consumiciones gratuitas «y allí están calentitos mientras ven los partidos». También indica que las apuestas 'online' suponen el mismo peligro, o más, porque se puede acceder en cualquier momento y desde cualquier lugar, basta con tener un móvil, una tableta o un ordenador disponible. Esto no afecta a los menores porque, para registrarse, es necesario introducir el DNI. «De todos modos, hace uso de estas 'apps' gente muy joven, aunque sean mayores de edad».
Restricciones, prevención y concienciación. Velarde lo tiene claro, los primeros que deben controlar la situación son las administraciones públicas con normativas más fuertes que impidan el acceso de los más jóvenes a estos locales. También cree que se debe restringir más la publicidad. La prevención y la concienciación van de la mano. «Es importante que las familias se involucren». Deben hacer entender a los más pequeños el peligro que entrañan las apuestas y advertirlos de que es una adicción que existe y puede tener «graves consecuencias». «La mayoría de padres y madres desconocen que sus hijos apuestas, pero está muy extendido, juegan ya como si fuera una forma de ocio más. Pero esto endeuda a muchas familias de por vida».
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