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La dueña de una casona, construida tras la Segunda Guerra Mundial, nunca imaginó que su vivienda se convertiría siete décadas después en un complejo residencial de lujo. La familia Arce, de origen cántabro, fue durante más de cincuenta años la propietaria de la ... finca de 6.500 metros cuadrados entre el cruce de la avenida de Los Castros y la calle Manuel Prieto Lavín, en Santander. Allí vivió la matriarca de la familia durante sus últimos años de vida, hasta que falleció a los 90 años. Tras la defunción, sus hijos decidieron vender el amplio terreno, en el que sólo estaba construida la casa de una planta de 250 metros cuadrados.
El grupo Robera compró todo el terreno con la intención de realizar un conjunto residencial de lujo «sin precedentes» en la capital cántabra. Hace dos años se derribó la antigua casa y se presentó, al mismo tiempo, el nuevo proyecto urbanístico. Y es que ahora el Ayuntamiento ha aprobado la licencia para construir los dos edificios, de hasta cinco plantas escalonadas, que albergarán 35 viviendas. Así lo anunció ayer el concejal de Fomento y Vivienda, César Díaz, quien incidió en la contribución de este tipo de actuaciones para la «recuperación económica y la creación de empleo» en un momento de crisis como el actual.
El complejo urbanístico supondrá una inversión privada de 4,2 millones de euros y estará formado por dos bloques diseñados en forma de pirámide truncada ascendente, lo que permite incluir terrazas en las plantas superiores. José Ramón Cornejo, representante del Grupo Robera, asegura que la obra «va a sorprender a los ciudadanos» y que «no se ha construido nada de tanta calidad» en la capital cántabra.
Los arquitectos estudiaron el terreno para aprovechar las dos pendientes con las que cuenta el terreno. De esta forma, el bloque posterior contará con tres alturas, aprovechando la cota más alta, y el anterior tendrá cinco; ambos estarán orientados hacia Piquío. El complejo incluirá, además, zonas comunes con piscina, pista de pádel y un sótano de dos plantas, con 77 plazas de aparcamiento y 37 trasteros. Todos los domicilios de las plantas bajas tendrán jardines y el complejo contará con amplias zonas verdes comunes, diseñadas por un especialista de jardinería.
Las obras en la zona comenzarán en los próximos días y su finalización está prevista para dentro de dos años. La concesión de esta licencia se une a las anteriores realizas para, según explica Díaz, estimular el sector de la construcción en la ciudad. En los últimos meses se han autorizado permisos en distintas zonas, como el centro de procesamiento de datos de Orange en Candina, la residencia de La Pereda, el hotel Palacio Pombo (Club de Regatas), la residencia de estudiantes de Cazoña y varias promociones de viviendas en Monte, Cueto-Valdenoja, El Sardinero, Reina Victoria o Nueva Montaña.
El concejal de Fomento y Vivienda recordó ayer que continúan «facilitando» la llegada de inversiones privadas a la ciudad para impulsar la actividad económica y subrayó también el fomento municipal a la obra pública con 27 actuaciones en marcha por valor de 58 millones.
El concejal de Unidas por Santander (UxS), Miguel Saro, ha asegurado hoy, miércoles que la última licencia urbanística concedida por el Ayuntamiento para construir viviendas de lujo implica la destrucción de decenas de árboles ubicados en un jardín entre la avenida Los Castros y la calle Manuel Prieto Lavín.
Saro ha afirmado que de esta forma el equipo de gobierno de PP-Cs continua con su política e incumple el mandato del pleno municipal «de modificar la ordenanza de protección del arbolado urbano para mejorar la conservación de las zonas verdes en Santander».
«El Ayuntamiento de Santander demuestra que no tiene ningún tipo de interés en proteger el arbolado local de nuestra ciudad y solo parece interesarse por aquel construido por leds en el cual se pueda ver representada la bandera de España o cualquier otro símbolo de su gusto», ha criticado Saro en un comunicado.
El concejal ha explicado que, según la maqueta mostrada en público, no se aprecia que la construcción vaya a respetar el arbolado existente en el parque entre ambas calles, pese a que la moción presentada por Unidas por Santander y aprobada por todo el pleno municipal requeriría establecer un criterio proteccionista en cualquier proyecto de urbanización que incluya zonas arboladas.
La moción, según ha recordado, conllevaba presentar una memoria escrita en cada proyecto que describiera el arbolado, tanto existente como proyectado, para conocer la afección del proyecto a las zonas verdes de cada zona, e incluir en la planificación de cada obra aspectos como la movilidad, la edificabilidad, infraestructuras y servicios, diversidad de usos, la calidad ambiental o la adecuada gestión de los recursos.
En dicha memoria también debería incluirse un documento técnico de protección del arbolado existente, «que son un valor en sí mismo y no un mero adorno de cualquier actuación urbanizadora», y establecía como requisito especificar los ejemplares a proteger, trasplantar o eliminar, con su correspondiente señalización y, en su caso, condiciones de trasplante o de restitución del arbolado afectado.
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